viernes, 13 de julio de 2018

Niall y Daphne - Capítulo 15 - Cuando lo normal, no lo es tanto

Pero no fue así:  no volvió tampoco aquella noche. Cuando los chicos no estaban en casa, se encerraba en su habitación y rompía a llorar con su fotografía entre las manos.  Le echaba terriblemente de menos y sobre todas las cosas, deseaba ardientemente escuchar su voz y oirle entrar en casa llamándola, como hacía siempre.  Abrió uno de los cajones de su cómoda y ante ella, apareció su "diario " que hacía años había arrinconado.  Repasaba hoja por hoja, hasta que llegó a la última fecha en que dejó de escribir. Y con los ojos húmedos de llanto, comenzó nuevamente a  plasmar en esas hojas, todos los sentimientos que la embargaban.

" Tu ausencia me duele.  Vuelve a dolerme en el alma porque te echo de menos. Te fuiste y aún no has regresado, y presiento que te he perdido.  Sólo quiero verte y oir tu voz y saber que estás bien, que al menos eres feliz con el camino que has elegido.  No sabes el dolor profundo que siento dentro de mi, y quizá no llegues a saberlo nunca. Los chicos han cambiado; te echan de menos ellos también, pero no dicen nada; tampoco hablan conmigo.  Creo que me culpan de todo y lo cierto es que ninguno somos culpables.  Estoy segura que esta situación nos ha llevado a que te has cansado de tu vida conmigo; sé que me quieres, pero te has acostumbrado a mi, y eso no es lo que quiero.  Deseo tu furia de los primeros tiempos.  El deseo que respirabas y que yo respiraba ¿ Dónde ha ido a parar aquella pasión ? Te querré siempre, aunque no estés a mi lado y hayas elegido a otra persona que te acompañe en el viaje.  Siempre te querré y seré feliz cuando tu lo seas "


Cerró el cuaderno llorando amargamente.  En esas palabras daba por hecho que Niall la había abandonado definitivamente, que había tomado otro rumbo.  Ella no sería ningún obstáculo si así lo hubiera decidido, aunque no sintiera ganas de vivir.  Y tenía que hacerlo por sus hijos, aunque la creyeran causante de deshacer la familia, algo que estaba a mil años luz de ser verdad.  Y  llorando abrazada al diario se quedó dormida Y soñaba con él y en sueños le veía reír,   Feliz porque a su lado había otra persona, otra mujer, cuyo rostro se veía  borroso, pero que estaba segura no era el de ella.
Se despertó sobresaltada  y sudorosa, pero recordando las últimas escenas de lo soñado.

¿ Qué estaría haciendo ahora ?  Miró su reloj y comprobó que no era hora de que estuviese ni en el hospital ni en la clínica. ¿ Dónde y con quién estaba ? ¿ Dónde dormía ?  No quería pensar en si lo hacía solo o acompañado.  Sabía que la quería y en tan corto espacio de tiempo, un amor tan intenso no se termina de golpe.  Pero precisamente en esos momentos es cuando siempre surge alguien para consolarte.  ¿ Estaría con Monique o con Margaret o como demonios se llame ?  Más de una vez descolgó el teléfono, pero el buzón de voz saltaba una y ora vez. Lo intentaba  de nuevo sin resultado.  Estaba claro que había pasado página y ya no representaba nada para él.

Esa noche  se desveló y no pudo dormir, sólo llorar quedamente para que nadie la escuchara.  Pero a pesar de sus esfuerzos, sus hijos daban por hecho que algo grave había ocurrido entre ellos y podrían dar por rota la unión familiar.  Tampoco ellos hablaban mucho con ella, y permanecían en casa el menor tiempo posible. Y así pasó una semana infernal para ella.  Necesitaba verle, aunque fuese de lejos y al salir de la productora, se dirigió al hospital, y allí, agazapada en el aparcamiento, le vio salir a su hora acompañado de otros compañeros:  ninguna mujer iba entre ellos.  Se detuvieron en el aparcamiento y siguieron con su amena charla.  Niall se reia abiertamente y de vez en cuando retiraba la mirada de la conversación mirando al infinito.
 Y en una de esas veces, reconoció el coche aparcado de su mujer, pero ella no estaba dentro.

- Será uno igual al de ella - pensó, siguiendo a lo suyo.

Daphne aguardó a que cada uno de ellos se metiera en su coche y se ausentaran de allí.   Ella seguiría su camino, pero al menos, aunque de lejos, le había visto durante unos instantes.   Llamó a su casa a ver si habían llegado los chicos y anunció que llegaría tarde:  Iría a casa de Gerard y Moira.  Necesitaba una voz amiga que escuchase  su tristeza.  No sabía  lo que iba a decirles, puesto que habían ocultado a todos lo sucedido unos días atrás.  No quería echar la culpa a nadie, sólo a esa odiosa mujer que se había entrometido entre ellos.

Y se quedaron  sin habla al conocer lo ocurrido, que ya no vivían juntos y desde hacía más de una semana no habían vuelto a verse.  Era difícil encontrar palabras para justificar todo aquel embrollo:  los dos tenían razón, pero no podían dársela a ninguno.

Daphne posiblemente se tomara las cosas a la tremenda, pero Niall no debió invitarla a comer sabiendo lo ocurrido la vez anterior.  Que seguían amándose no tenían duda, por eso es que Gerard prometió a su cuñada hablar con su hermano y hacerle ver los sentimientos que ella sentía. Más de dos horas permaneció en casa de sus cuñados, pero se hacía tarde y debía estar con sus hijos, que al menos ellos no se sintieran abandonados.  Y al despedirse, recibió los abrazos de Gerard y Moira que tanto necesitaba.  Moira la dijo al despedirse:

- Siempre estaremos aquí. Ten confianza.  Todo esto tiene que pasar
--Gracias.  Siempre es un alivio contar con vosotros.  Me siento bastante sola y no sé cómo abordar esta situación.

Estaban cenando cuando llegó.  Ninguno interrumpió lo que estaba haciendo, ni la dirigieron la palabra. ¿ La culpaban de lo sucedido ?  Ella se sentó en la mesa con ellos, pero no cenó; pretextó que lo había hecho en casa de los tios.  Ni una sola respuesta salio de los labios. de sus hijos, dando por buenas la explicación de la madre.   Al terminar, cada uno de ellos se dirigieron a su habitación, y Daphne se quedó sola.  El teléfono sonó en el silencio de la casa.  Atendió la llamada con desgana

- Dígame - pero un silencio fue toda la respuesta que obtuvo-   ¿ Quién llama ? -, preguntó por segunda vez y entonces es oyó la voz de Niall
- ¿ Ocurre algo ? - la dijo con voz impersonal
- No, nada en absoluto ¿ por qué ?
- Me pareció ver esta tarde en el aparcamiento del hospital, tu coche.  Pensé que podias estar enferma
- Pues ya ves que no.  Todo está bien. ¿ Tú estás bien ?
- Si, si . Perfectamente.  Bueno pues me alegro. Adiós

¿ Adiós ? ¿ Así sin más ?  Se tapó la cara con las manos y comenzó a llorar conpulsivamente.  Se había olvidado de ella y de sus hijos.  Su familia había pasado a mejor vida..

Cuando Niall colgó el teléfono, sentía una opresión en el pecho y un nudo en la garganta.  Su hermano le había llamado por teléfono reclamando la verdad de lo sucedido.

-- Tenemos que vernos urgentemente.  tendremos que hablar de lo que os está pasando. Y ha de ser pronto - le había dicho con voz alterada y preocupada.

 Nadie lo entendía, ni él mismo, cómo habían llegado a esta situación.  Hacía muchos días que no escuchaba su voz y al sentirla ahora,algo se removió por dentro.  Sintió unas ganas tremendas de estrecharla entre sus brazos, de decirla lo que la quería y lo que la necesitaba.  Que era una situación absurda y que estaban tirando por la borda todo lo de mágico que habían vivido.  Era un precio muy alto a pagar por una discusión absurda.  Miró el reloj y comprobó que era una hora avanzada, pero no le importó, se puso su chaqueta y salió resuelto sin saber qué dirección debía tomar.

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