jueves, 5 de marzo de 2020

Los mudos testigos - Capítulo 27 y último - Su noche de bodas

      Tomada de la cintura por su marido, y en el otro brazo una muleta, Erin hizo su entrada en el restaurante caminando, despacio, pero por su propio pié.  Todos los invitados se levantaron y aplaudieron emocionados cuando se hicieron presentes.  Erin estaba emocionada, pero no lloraba, sino que reía y Peter se sentía contento, muy contento, de que al fin hubiesen conseguido lo que tanto les separó y ahora les uniera. . A todos los que no pudieron estar presentes en su rocambolesca boda en el Ayuntamiento, les enseñaba los anillos orgullosa mirando a Peter, que tenía los ojos muy brillantes.

    Todos los "actores " estaban allí: Dylan con su mujer Merryl, el director del hospital con su hija. La enfermera que la ayudaba en casa, los policías que las escoltaron en la calle, la directora de la Asociación, los fisios que la daban la rehabilitación...  Todos los que de alguna manera trataban de hacerla más fácil su día a día.

Peter había organizado un extraordinario menú, en el que no faltó ni un buen vino, ni el pastel de boda, ni el champán, ni su discurso declarando su amor incondicional a Erin y  agradeciendo la colaboración de todos. Y en ese momento, cuando Peter hablaba, la emoción la venció  y las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas.  Estaba locamente enamorada de su ya marido, y él la correspondía de la misma manera. Formarían su hogar, aunque de momento todo siguiera lo mismo por la recuperación de Erin.

    Y el ánimo volvió a sus vidas y Erin, siempre tan pesimista, pensó que, aunque tardase, se recuperaría.  Haría todos los esfuerzos y sacrificios necesarios para lograrlo,  Se lo debía a Peter.  Y formarían su familia, y tendrían hijos, y se querrían mucho, más cada día, y así hasta el final de sus días.

Partieron su pastel de boda y se besaron alegres ante todos sus amigos que aplaudían emocionados.  Ninguno de ellos había asistido nunca a una enlace como el que estaban presenciando, y a la vez fueran parte de los protagonistas.  Peter lo había organizado todo con fe y esperanza en que de una vez ella tuviera ilusión por la vida.  Con dificultades o sin ellas, debían vivirla y estando juntos sería más fácil.

 Y pensó en ello, cuando, un día desesperado, se fue del lado de Erin no con idea de no regresar, pero el consejo de un colega psiquiatra el hizo ver que ella necesitaba algo fuerte que la hiciera reaccionar.  Entonces se le ocurrió organizar todo el entramado   El único que lo sabía era Dylan; entre los dos urdieron la trama e hicieron correr las voces de que Peter se casaba, pero no dijeron, en verdad, con quién.  Soltarían la noticia en el lugar adecuado, para que llegara a la persona adecuada:  la consulta.  Después entre los dos hablaron con todos y todos decidieron participar, con la única condición de que no trascendiera absolutamente nada.  Unos por simpatía, o porque les hizo gracia en la forma que ese hombre enamorado hasta las trancas, consiguiera casarse con la mujer que amaba, aceptaron de inmediato.  otros porque el doctor había salvado a algún pariente, etcétera, pudieron poner en marcha todo. Sólo tenían un temor:  Erin.

    Peter tenía el presentimiento de que al enterarse de la noticia, reaccionaría como lo hizo.  La conocía bien y sabía que le amaba, pero que por su estado, jamás consentiría en esa unión.

    Después del brindis, la tomó en sus brazos y de esa forma abrieron el baile.  Muchas de las mujeres asistentes a la boda, no podían evitar emocionarse:

- Un amor como el que siente Peter por ella, es capaz de romper todas las barreras que salgan a su paso.  Merecen ser felices.

    Y todos salieron a la pista para acompañarles en ese su primer baile de casados.  Estaban cansados, no por el esfuerzo realizado, sino por los nervios pasados, la emoción sentida y porque necesitaban estar solos. Se fueron silenciosamente, aunque todos notaron su ausencia; pero ese día les pertenecía.  Tenían muchas cosas de las que hablar y también estrenar su nueva vida juntos para siempre.

    Erin estaba preocupada y a medida que se acercaba la  noche no dejaba de pensar en el momento clave.  Él adivinaba lo que estaba pensando:

- Cariño, no te preocupes de nada.  Todo saldrá bien, ya lo verás.  Tenemos toda la noche por delante . Ya pensaremos la forma.

    Sin mencionar nada a lo que ambos se referían, pero se comprendieron: Erin nerviosa, Peter no. Se conformaba con tenerla a su lado.  Y todo fue más fácil de lo que imaginaban; los dos se amaban y bastó sólo un beso, una caricia y una palabra de amor para que la pasión prendiera en ellos, y con sumo cuidado y amor, consiguieron su objetivo.

El despertar fue dulce y emocionante. Peter la besó deseándole los buenos días , y ella le abrazó dándole las gracias por todo:

- Gracias amor mio, por todo el amor que me das.  Por toda la paciencia que tienes conmigo, y por estar siempre a mi lado.  Contigo mi vida será más fácil, y te hago la promesa de que lo conseguiré. Lo conseguiremos juntos porque sin tu apoyo, sin tenerte a mi lado, hubiera llegado un momento en que me diera por vencida.  Estuve a punto de hacerlo cuando en la consulta escuché que te casabas. Creí morirme. ¡ Pero todo era un montaje!, porque tengo un maridito que tiene mucha imaginación.

    Rieron felices, libres de prejuicios y de temores.  Habían tenido su noche de bodas como cualquier otra pareja podría tenerla.  Y tendría su viaje de luna de miel.  El estaría siempre a su lado, ayudándola.  Dándola ánimos cuando desfalleciera, cuando creyera que no avanzaría, pero sí lo haría porque él la ayudaría.

   Siguió con sus estudios y localizando a especialistas para mejorar su vida, y al fin tras muchos esfuerzos  dolorosos, Erin pudo dejar, no sólo la silla de ruedas, sino también las muletas.  Su vida en común era muy satisfactoria, y la felicidad reinaba en aquel hogar.  Los temores de Erin respecto a su vida íntima, se desvanecieron por completo y era normal,  y plenamente satisfactoria.  Sólo les faltaba una cosa y llegaría al cabo de dos años de matrimonio, colmando la felicidad de ese hogar.

    Erin tuvo que dejar su trabajo en la clínica y en la asociación, para dedicarse por completo al cuidado del bebe que acababan de tener; una preciosa niña que les colmó de felicidad, dejando atrás todo el sufrimiento y la pesadilla que habían vivido .


                                                   F    I    N

Autora:  1996rosafermu
Edición enero de 2020
Ilustraciones: Internet
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS


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