domingo, 19 de agosto de 2018

Amores menores, grandes amores - Capítulo 30 y último - Moscú

Dylan llegó de bastante mal humor, aquella noche, después de haberse entrevistado con Perkins.  Su último libro sería traducido al ruso y deseaban que hiciera su presentación en Moscú y probablemente también en San Petersburgo.  Eso supondría una ausencia de su hogar de, como mínimo una semana.  Cada vez soportaba menos permanecer lejos de su casa; pero sabía que debía hacerlo, ahora más esporádicamente que antes,  si quería seguir teniendo seguidores.  Le apasionaba escribir y era como un veneno que se había introducido en su piel, y no podía dejar de hacerlo.


Cuando entró en el despachito de Kyle, que estaba escribiendo, se quitó la chaqueta y la tiró enfadado en un rincón.  Ella nunca le había visto tan furioso, porque rara vez sacaba su genia, pero cuando lo hacía "ardía Troya ".  Y esta vez  salían de su boca sapos y culebras.  No contra Perkins, sino contra su jefe de prensa que se había comprometido a la trournée por Rusia.

- No te pongas así.  Siempre lo has hecho ¿ por qué ahora no lo deseas?
- Sencillamente, porque me canso de tanto viaje.  Quiero estar en mi casa con mi mujer y mis hijos. No me importa encerrarme todo un día a escribir, pero sé que os tengo cerca y hasta los juegos de los niños  me inspiran.  Es así de sencillo. Deseo disfrutar de mi familia.  Viajar un día o dos, no me importa tanto, pero ocho o diez, son palabras mayores.
- Anda, cálmate.  Poco a poco te irás haciendo a la idea y se te pasará el enfado

Ella se acercó mimosa hacia él.  Sabía como calmarle, con un beso a tiempo y una sonrisa cariñosa. Y también sabía la respuesta que él  daría.  No se equivocaba, siempre era lo mismo:  ella era su bálsamo.  Le conocía bien y manejaba las armas que había adquirido en momentos como esos en que él necesitaba aplacar sus nervios.

-Ven conmigo. Será un viaje bonito si vamos juntos. Como una segunda luna de miel.  Desde que nacieron los niños, pocos viajes largos hemos hecho.  Me apetecería hacerlo juntos;  sería muy diferente
-Amor, sabes que no puedo.  Yo también tengo mis compromisos y Perkins me está metiendo prisa, porque voy bastante retrasada.  Además son muchos días, muy lejos de casa y los niños  me necesitan

- ¿ Sabes lo que creo?  Que son excusas. Maggie puede venir y quedarse con ellos. Y aunque te retrases unos días no va a hundirse el mundo.  Lo cierto es que no te apetece; no pongas excusas
- No las estoy poniendo.  Eres tu el intransigente que no te haces cargo de nada
-¿ Que no me hago caergo de nada? ¿ No sera´que sientes celos de mi éxito?
-¿ Cómo te atreves a decirme eso ?  Sabes que lo dejé todo por atenderos, y no me importó, ni me importa hacerlo.  Sólo que ahora he contraído un compromiso que he venido demorando desde hce mucho, y ya se me acabaron las excusas para no cumplirlo
- Cuéntame ¿ qué compromiso? ¿ el de el reportero que intentó hace años boicotearnos en un plató de televisión? ¿ Se trata de ese mequetrefe?
- Si, se trata de ese sujeto.  Pero precisamente porque "nos tiene ganas", no dejaré que se salga con la suya.  Además lo nuestro no interesará a nadie.  Entonces puede que sí, pero ahora somos una familia estable como hay muchas.  No, no despertamos interés, pero si  puede servir para la venta de libros. Tu estás con uno recién estrenado y yo próximo a publicar otro.
- ¡ Ah, vaya ! Ya salió.  Es lo comercial lo que te interesa.  Muy bien, pues atente a las consecuencias - y salió de allí dando un portazo

Pero Kylie fue tras él reclamándole su actitud.  Estaba preocupada, nunca se había comportado de esta forma ¿ a qué se debería? ¿ A la edad? ¿ Serían esas cosas tan manidas de que a medida que cumples años todo cambia? No lo creía,   ellos no habían notado el cumplir años.  Se comportaban sexualmente lo mismo que antes

- ¿ Qué demonios te pasa? - le gritó cuando estuvo cerca de él- Me estás echando en cara que me he vuelto egoísta ¿ es eso? Lo dejé todo por ti, por vosotros y no me importó ni me importa.  Pero también tengo derecho a tener ego. Echo de menos la popularidad ¿ qué hay de malo en eso? Tenemos dos hijos por los que daría mi vida.  Aún son pequños.  No podemos hacer un petate e irnos a recorrer mundo cada vez que te apetezca.  El egoísta eres tú y no yo
- ¿ Quieres hacer el favor de dejarme en paz? Iré a ese viaje, pero luego no quiero reclamaciones
- ¿ Me amenzas ? ¿ Con qué ? ¿ Acaso piensas liarte con alguna rusa?
- Pues mira, en la variedad está el gusto. Son mujeres muy bellas y seductoras, y además de pensamiento libre.  No deseo hacer eso, pero si se tercia...
-¿ Qué ? ¿ Qué es lo que dices? Repítemelo porque me amenazas con algo que me hiere profundamente.  Muy bien haz lo que quieras. Pero si lo haces, no volverás a entrar por esa puerta
- ¿ Cómo lo sabrías si lo hiciera?
- Lo sabría.  Las mujeres notamos cuando hay algo extraño.  haz lo que quieras, pero ya también se amenazar.  Te has puesto hecho una furia por una tontería.  Eso es lo que pienso, que te comportas como un niño cuando le niegan un juguete.

No discutieron más. No volvieron a hablarse.  Habían formado una montaña de un grano de arena y todo lo que se dijeron no podrían borrarlo.  Eran palabras hirientes del uno para el otro, aunque ambos sabían que eran sólo palabras, que nada de eso ocurriría.  Pero el simple hecho de herir, era muy significativo.  Era el primer disgusto serio que tuvieron y no lo olvidarán fácilmente

Entonces Kylie comenzó a pensar en que quizá no estaban muy descaminados al decir que pasando de los cuarenta las cosas cambiaban.  Ella aún no había llegado, pero Dylan los había pasado, y  ¿comenzaba el cambio? ¿ Cuántos años llevaban casados? Echó  cuentas con la edad de sus hijos y enseguida e imaginó  que estaban entrando en otra época.  Quizá la más difícil, en la que habían descubierto todo, de su convivencia, de sus virtudes, pero también de sus defectos y el pensar en que él buscara más alicientes fuera de casa, le puso la piel de gallina.  Es sabido que a algunos hombres hacen eso: buscan fuera de casa  comprobar si aún son atractivos.

- Dylan no es de esos- se dijo,pero la duda se instaló dentro de ella.

Llamó rápidamente a Krista para que anulase su cita con el reportero. Si, eso haría lo cancelaría e iría con Dylan a Rusia.  Si de ella dependía  no daría oportunidades.

- Krista, necesito que anules la cita con Robins
- Es imposible, Kylie.  Llevamos dándole largas durante mucho tiempo.  Sabes que es un tipo de cuidado y no  nos conviene ponernos a mal con él.  Mejor amigo que enemigo.  Aunque escriba para un panfleto, tiene muchos seguidores, entre ellos algún escritor fracasado.  No conviene que se ponga en contra ahora que vas a publicar después de tanto tiempo.  Lo siento Kylie pero es un mal negocio.  Precisamente porque hace mucho que no se habla de tí, necesitas esa entrevista

No se pudo cancelar, y Dylan no dirigió la palabra a su mjer en todo el día, y le dió la espalda en la cama,algo que preocupó mucho a su mujer.  Nunca se había comportado de esa manera.  Por muchos intentos que hacía aproximándose a él, no obtenía respuesta.  A la mañana siguiente, hizo su equipaje y salió rumbo a Moscú; la dió un beso en la frente otro a sus hijos y salió por la puerta de casa sin más palabras.

Durante todo el día estuvo llorando, esperando la llamada de él y pensando que quizá se hubiera calmado durante el vuelo.  Iría acompañado de Perkins y de su agente, lo que la tranquilizó algo más, pensando que ellos no le permitirían ,  si acaso cumpliera la amenaza,  de echar esa canita al aire.

No la llamó ni esa noche ni al día siguiente.  Y ese día Robins se personó en su casa con un fotógrafo, dispuesto a realizar la tan ansiada entrevista,  Y sin saber muy bien por que´recordó aquella primera con Krista, que fue con la misma intención que ahora.  Sólo que entonces era más joven y ahora ya tenía la suficiente experiencia en este tipo de cosas.  Y en ambas ocasiones estaba pendiente del mismo hombre, de la misma persona., y sola, como ahora

Y los reporteros a averiguar cosas de ellos, algo que no consiguieron entonces, ni tampoco ahora conseguirían.  .Su trabajo fue inútil; era un tipo extraño, empeñado a toda costa  desenterrar los viejos demonios que en otra época no pudo.  Pero Kylie no era tan joven como entonces, pero  tenía más experiencia después de haber tratado con algunos periodistas y con la tutela de Krista que había sido del gremio y conocía todas sus artimañas.  También recordó que  sería publicidad, y se mostró simpática y obsequiosa tanto con el periodista  como con el fotógrafo.  Y el resultado fue todo lo contrario de lio ellos  buscaban:  una entrevista en que todo eran halagos y simpatía hacia aquella escritora que pronto lanzaría al mercado otra interesante historia.

Kylie trataba por todos los medios de dilatar la estancia de los pappa en su casa, a pesar de que deseaba deshacerse de ellos, pero cuanto más lo dilatase, ellos hablarían mejor de su novela.  Había alcanzado un grado sumo de experiencia a lo largo de los años, en que la vida no fue fácil para ella.  Pero eso sólo lo sabía su familia y por nada del mundo daría publicidad a lo que era privado.  Acababa de marcharse el periodista, cuando una llamada de teléfono repiqueteó en su despacho

- Dígame., contestó con desgana.  Se sentía cansada y nerviosa después del  fingimiento de amabilidad que acababa de mantener con el reportero

-Estoy en el hotel Savoy, cerca del Kremlin.  Todo va bien, pero la visita se dilatará. ¿ Estáis todos bien ?
- Si todos estamos bien ¿ Y tú ?
- Cansado de comilonas y bebida. Os echo de menos. Tengo que cortar
- Espera no...


No la dió tiempo a seguir hablando.  Escuchó unas voces por encima de la de su marido y sospechó que alguien había entrado.  Pero no necesitó más;  en ese momento tomó una decisión. ¿ Cómo podía haber sido tan tonta ?  Marcó el número de su tía Maggie, que respondió de inmediato

-¿ Qué pasa, ocurre algo?
- Tía, necesito que te quedes unos días con los niños.  He de viajar a Moscú
-¿ A Moscú ? ¿ Tan lejos ?
- Si, tan lejos.  Dylan me necesita
- Me estás asustando ¿ Le ha ocurrido algo?
- No, pero nos echa de menos.  Me echa de menos y he de estar con él.
- Bien no te preocupes.  Atiende a tu marido.

Krista se encargó de agilizar todo de inmediato.  Sonreia mientras lo hacía.  Sabía que Kylie y Dylan se necesitaban  y en más de una ocasión había dicho, que lo dejaría todo si su familia la necesitase.  Y ahora era esa ocasión.  Esperó a que Maggie llegará  A primera hora de la mañana del día siguiente tomaría el vuelo que en casi cuatro horas la dejaría en Moscú.  Allí ya se buscaría la forma de que alguien la llevase hasta el hotel.  No quiso avisarle;  sería una sorpresa.

Pero la sorpresa se la llevó ella, porque Dylan no apareció por el hotel en todo el día.  Haciendo valer su condición de esposa y a través del pasaporte, le hicieron el favor de que permaneciese en su habitación.  No quería salir del hotel.  esperaba que en cualquier momento él llegase y quería estar allí para recibirle.  Pero Dylan no llegó hasta la noche.  Desde la puerta de la habitación escuchó cómo se despedía de Perkins y de su agente.   Por el tono de voz, supo que estaba normal, es decir no había bebido.  No era aficionado a la bebida, pero estando en un lugar en que todo lo celebraban  brindando, nada la hubiera extrañado  .La habitación permanecía a oscuras y ella estaba tumbada en un sillón dormida. Desde que llegara al hotel, no había salido de la habitación, ni siquiera para comer, y fue el aburrimiento y la soledad, lo que la hizo  sumergirse en un profundo sueño, más de cansancio y aburrimiento que de otra cosa.

Al dar la luz, se quedó extrañado al contemplar aquél bulto que arropado dormía  hecho un ovillo en uno de los butacones.  Se aproximó a él, sin siquiera imaginarse de quién se trataba.  Lo zarandeó con energía, y entonces descubrió  quién era.  Ella había venido, estaba allí.  la abrazó fuertemente al tiempo que la llenaba de besos toda la cara.  Su alegría era palpable, y ella reía feliz y tranquila al comprobar que él no había cumplido su amenaza.  Aquella en que la dió a entender que se buscaría alguna chica para matar el tiempo.

No había sido así. Se encontraba entre sus brazos y recibía sus caricias.  esas que había echado de menos durante esos pocos días, pero que parecían siglos.  Nada había cambiado.  La seguía amando y seguía siendo lo más importante para él.  Ni siquiera hablaba, ni preguntaba por los niños, sólo la miraba, sonreía, la besaba y abrazaba, todo a un tiempo  De repente se dió cuenta de algo y se paró en seco en sus caricias

- Espera-,  la dijo apartándola de él - ¿ Estás aquí porque creías que te iba a ser infiel? No confiarás en mi nunca. No hay nadie en mi vida ni nunca lo habrá. ¿ Me crees tan loco como para hacerlo por una  discusión sin importancia? Mujer de poca fe, aún no sabes que me atraes de forma anti natural. Que siempre estarás en mi pensamiento, y en todo mi ser. Que te quiero y que te necesito. Que por muy preciosas que sean las rusas, nunca encontraré a nadie como tú. Y estás aquí, aunque me porté como un bruto, pero tú nunca me fallas.

Kylie se refugió en sus brazos y no dijo nada.  Le dejaba hacer porque ambos necesitaban  esa expresión de amor tan auténtico.  Y no importaba si tuviera que aguardarle en la habitación del hotel los días que permanecieran en Moscú.  Y no importaba los días que fueran.  Estarían juntos, y juntos permanecerían hasta el fin de sus días.


El libro de Dylan fue traducido al ruso y Kylie, aunque con retraso, publicó  el suyo.  En ambos se reflejaba la estabilidad de esta pareja cuyos comienzos habían sido un tanto extraños y azarosos, pero que el transcurrir del tiempo, con sus altos y bajos, les había hecho más fuertes y más seguros de que , aunque al principio fuese un amor de una menor con un hombre  mayor que ella, daría  paso a un gran amor, digno de una novela, una novela que sólo ellos sabían que era auténtica y verdadera, que era la historia de un gran amor, de su amor más grande.


                                                                   F    I    N

Autora:  1996rosafermu
Ilustraciones:  Universal Pictures / Nino Muñoz / Internet
Edición:  Junio de 2018
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS


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