miércoles, 15 de agosto de 2018

Amores menores, grandes amores - Capítulo 21 -La verdad revelada

Dylan notó que algo ocurría.  Su rostro se tornaba más pálido por momentos.  Temía se encontrase mal, e hizo que se sentara en un sillón. ¿ Qué pasaba? ¿ Por qué ese cambio del aeropuerto hasta aquí? Se le ocurrió que sería por estar en esa habitación y entonces la dijo:

- Si lo que te preocupa es ésto - dijo señalando la cama -, no debes hacerlo.  Te he reservado una habitación para tí.  No quiero comprometerte a nada.    Deseo estar juntos, en la forma que sea.  Eso es lo que deseo, nada más.
- Tengo que decirte algo, que te hará cambiar de opinión. Es algo desagradable, grave,  que ocurrió hace tiempo, pero que hasta ahora no ha surgido la ocasión de comentarlo contigo

- ¿ Tienes novio, es eso ?
- No, en absoluto no se trata de eso.
- Bien, pues adelante.  Dime lo que sea, te escucho.
- Primero sírveme una copa...  algo fuerte
- Me estás asustando ¿ tu bebiendo algo fuerte? - decía mientras se dirigía al mueble bar y servía una copa de coñac..

La ocasión estaba aquí, ahora, cruda y desnuda ante ella.  Ya no tenía argumentos para dilatarlo.  Sorbió de la copa, tragó saliva y comenzó a hablar.

- Te he querido siempre y lo habria dejado todo por seguirte hasta el fin del mundo.  Tu fuiste el primero en muchas cosas, pero eso ya lo sabes. No respondí a tu carta porque la recibí un mes después de tu marcha.  Pero te busqué; fuí hasta tu casa y pregunté al conserje, pero sólo me indicó que estabas de viaje. También pregunté en la Universidad alegando que te habías llevado un trabajo mio y deseaba recuperarlo; no quería comprometerte y no lo hice,.  La respuesta fue negativa porque lo tenían prohibido. No sabía donde buscarte.  Tenía algo importante que nadie sabía más que yo, y era que estaba embarazada. Embarazada de aquella noche que pasé contigo. Ni siquiera mi tía lo sabía.  Estaba desorientada y con miedo cuando tuviera que dar la noticia.  El médico me lo confirmó, aunque estaba de muy poco tiempo.

Pero el tiempo pasaría y no sabía lo qué hacer cuando comenzase a notarse.  Sólo Ann, en un momento de angustia lo supo; días después tuve que decírselo a mi tía.  Necesitaba ayuda ante esa situación desconocida para mi.  No me importaba hacerlo sola: tendría al bebe, dejaría los estudios y buscaría trabajo,.  Para ello contaba con la ayuda de Maggie, que se opuso a dejase de estudiar.  Pero mis caderas tomaban otra forma y mis compañeras comenzaron a murmurar.  Nada de eso me importaba.
.
Una mañana llegaba tarde.  No me di cuenta de que el cubre pasillo estaba arrugado, tropecé y caí por las escaleras y fui a dar con el vientre en el suelo.  A pesar de que urgentemente me llevaron al hospital, el bebe no sobrevivió.

Dylan escuchaba con el rostro lívido, ante lo que estaba conociendo.  Ansiaba tener un hijo, y lo había tenido y perdido a un tiempo. Y se enteraba ahora, al cabo de los años, y estaba allí, sentada, encogida en su asiento secándose las lágrimas que caían de sus ojos.  No sabía si lo que sentía era rabia, frustración, ira... Demasiadas cosas para sentirse en paz.  Y la protagonista estaba allí relatando lo ocurrido, y él sin saberlo.  Con voz ronca y contenida la dijo:

-¿ Por qué no me lo dijiste antes? ¿ Por qué has esperado tanto tiempo ? ¿ No pensaste que debía saberlo ?
- Naturalmente que lo pensé.  Pero ¿  dónde estabas? No sabía ni tu teléfono ni donde vivías ¿ cómo podría avisarte ? ¿ a donde ?  Te fuiste de un día para otro.  Pudiste llamarme por teléfono, o hablar conmigo en persona explicándome el por qué lo hacías. ¿ Dónde querías que te avisara?

Luego, en una revista supe de tus triunfos al mismo tiempo que de tu casamiento. ¿ Cómo iba a decirte el día de tu boda que el hijo que engendramos ya no existía ? Dime  ¿cómo ?
Cuando me dijiste que iríamos a cenar algún día, pensé: ese será el momento.  Pero has tardado un año o más en volver a contactar conmigo, y decidí que sería ahora o nunca.  Lo siento porque sé que tenías otros planes
- Por el amor de Dios.  Has dejado transcurrir demasiado tiempo ¿ no crees? Tenía derecho a saberlo y me lo negaste
- ¿ Y qué hubieras hecho ? Si se supiera que habías mantenido relaciones con una alumna, te hubieran encarcelado ¿ qué se hubiera solucionado? De todas formas te lo hubiera dicho en su momento si hubiera sabido dónde estabas.  Creo que en estos casos, somos siempre nosotras las culpables de todo: de tenerlo y de fastidiarlo de alguna manera.  Pero no fuí yo sola la que estuvo en tu cama.  También tu eres el responsable al no haberme localizado antes.  Pero es seguro que aquella noche, fue una más para tí.  ¡ Tonta de mí que creí todo lo que me dijiste !
-No quiero escuchar más.  Ya he tenido suficiente
- No te preocupes. Por mi no volverás a saber nada

Recogió su bolsón de mano y salió de la habitación.  Sabía muy bien lo que hacer.  Volvería al aeropuerto y regresaría a Londres.  Definitivamente este era el final.

Dylan tardó en reaccionar, tenía que asimilar muchas cosas.  Pero todo lo contado por ella tenía su lógica, tenía razón., debió ponerse en contacto con ella cuando vió que tardaba en responderle.  Tanta culpa tenía uno como otro.  Pensaba rápido, pero todo en relación a lo que había escuchado.  Deseaba ardientemente tener un hijo; se lo pedía a quién figuraba como su esposa, y sin embargo lo había tenido con aquella mujer que ahora se había marchado, pero tampoco pudo lograrlo.
¿ Qué hacía allí?  Debía ir en su busca. Bajo corriendo a Recepción y se enteró que había pedido un taxi para el aeropuerto.  Hacia allí salió nervioso; tenía que encontrarla antes de que fuera demasiado tarde, pero su vuelo acababa de despegar. Tendría que esperar horas para tomar el próximo avión y regresar a Londres.  Suspendería la presentación lo dejaría todo, todo menos a ella.  Deberían haber estado juntos llorando la pérdida del bebe, y sin embargo tuvo que vivirlo ella sola.

Cuando comprendió que ya estaría en casa, la llamó insistentemente, pero sólo la voz de Maggie atendía sus llamadas y le anunciaba que no quería hablar con él.  Pues iría a verla, eso sería lo que hiciera.  No volvería a dejarla sola nunca más.Y se presentó en Wells, pero sólo Maggie le recibió. No quería saber nada más de él; le quería fuera de su vida.  El estaba casado y esa era una barrera infranqueable para ella. Tenia que sacar de su vida cualquier recuerdo con él.  Ya no podía resistir más.  no hubo forma , por mucho que insistió, en hacerla cambiar de idea.

Dylan decidió que ese tipo de vida que estaba llevando no era para él.  Hablaría con Melina y tomaría una decisión: la separación definitiva.  Estaba claro que a ninguno de los dos entusiasmaba ese matrimonio, de modo que si tomaban caminos diferentes, llegarían a ser felices  como quisieran y con quién quisieran.   Hablaron  claramente y lejos de lo que Dylan esperaba, su mujer le dio la razón, y reafirmó su idea de que se había roto antes de lo que pensaba.  Pero aún tenía otro escollo que salvar: Perkins.  Su suegro bebía los vientos por su hija y probablemente no estuviera al corriente de lo acontecido en su vida.  Pensaba que le iba a pillar por sorpresa, pero el sorprendido fue Dylan

Perkins había observado las miradas, la forma de comportarse cuando estaba junto a Kylie, y reconocía la dejadez de su hija respecto a su marido.  Estaban prácticamente recién casados, y si eso ocurría ahora ¡  qué no sería con el paso del tiempo. !  Pero debieran ser ellos quienes se dieran cuenta de la situación; no se metería en medio del matrimonio, pero reconocía que un porcentaje muy alto de culpa, la tenía su hija.  Había sido una niña mimada y su ojito derecho, pero nunca imaginó que al  concederla todo cuanto se le antojara , la hiciera una persona sin sensibilidad para el amor.  Había visto el ejemplo en sus padres que se adoraban a pesar de llevar mucho tiempo juntos, y que él, concretamente, había tenido infinidad de ocasiones de sacar partido de su privilegiada situación con alguna de las jóvenes escritoras que recibía, pero nunca se le pasó por la cabeza liarse con alguna de ellas, haciendo de menos a su mujer.  Y mucho se temía que Melina lo estuviera haciendo con su marido.  Apreciaba mucho a Dylan.  Hacía años que se conocían, y cuando comenzaron a flirtear, tuvo la esperanza de que llegaran a casarse.  Lo consiguió, pero sólo fue un espejismo de matrimonio, y ahora la realidad se mostraba clara: no se amaban y difícilmente, eso podría llevarse bien en pareja.

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