martes, 14 de agosto de 2018

Amores menores, grandes amores - Capítulo 19 -Los grandes amores

Inmediatamente la maquinaria de la promoción se puso en marcha y en menos de un mes Su foto y la del libro, estaba en carteles en los escaparates de las librerías y en revistas.  Había concretado alguna entrevista. Fue ella la que sugirió que fuera  Tom quién sacara las fotos.  Se conocían bien y tenía su plena confianza   Su vida había sido simple y sencilla hasta ese momento, y así deseaba que siguiera.  Para ello eligieron un parque, aquél parque , en que  por primera vez se vieron corrigiendo lo que ya era un éxito.  Por primera vez estaba al otro lado de la cámara y eso era algo nuevo para ella.  Nunca había sido entrevistada por nada; ni siquiera en el instituto para alguna opinión de colegialas.  Estaba muy nerviosa y pensaba que saldría horrible.  Pero más nerviosa aún se puso cuando comenzó la entrevista.  Sabía que querrían conocer su vida hasta ahora y de ahora en adelante.  No debía, no quería cambiar nada, aunque sabía que eso sería imposible a partir de ahora, máxime cuando su cara se hiciera popular, si es que llegaba a serlo.

Y lo fue.  La promoción de firmas de libros, fue todo un éxito, y a la primera librería que acudió para ello, fue la de la propia editorial..  Según le dijeron, era garantía de éxito.  Se tuvo que tomar una taza de tila, cuando aquél día se levantó para cumplir con su trabajo.  Porque si, eso también era parte de su trabajo.  Primero tenía que escribir el libro, pero después lo tenía que vender y sólo podía hacerlo presentándolo y firmando después los ejemplares que el público comprase.  Y ambas cosas se daban hoy, en el mismo día, y casi al mismo tiempo.

Eligió para la presentación, un vestido alegre, pero al mismo tiempo que entonara con la seriedad que el evento necesitaba.  Estaba rabiosamente bonita cuando llegó al local de la editorial dedicado a las presentaciones de sus escritores..  Posiblemente la misma excitación que sentía se reflejaba en su rostro.  La publicidad había hecho su efecto y el salón estaba lleno a rebosar.  En las últimas filas, semi oculto, había una persona que deseaba pasar desapercibida, pero que no quería perderse ni una sola coma de la presentación:  Dylan.  No deseaba que ella le viera; se pondría más nerviosa si eso ocurría y debía estar tranquila y segura.  Era la primera vez que se enfrentaba a un público que la juzgaría y después la seguiría o echaría pestes por la boca al no haber sido convencido de la bondad de lo escrito.  A todo eso debía acostumbrarse.  A los halagos, pero también a las críticas y aprender de ellas.

Hoy iniciaba un camino de rosas y espinas, porque no todo le iba a ser fácil, pero siempre podría contar con él para ayudarla.  Era algo especial lo que sentía por ella; le hacía lamentarse de que la amistad de ahora, no fuera tan  confiada como lo fue tiempo atrás. Cada vez que coincidían, ella se mostraba fría distante, y lo cierto es que ninguno de los dos había tenido culpa de ese distanciamiento, sino que por causas fortuitas se había producido.  Dylan ahora era un hombre casado

- ¿ A qué demonios viene eso de acordarme de que estoy casado ? ¡ Ya lo sé !  Nadie mejor que yo lo sabe.  ¡ Bah ! simple asociación de ideas  ¿Asociación de ideas, o por algo que pasó con esa chica que dentro de nada se estrenará como escritora?

Era feliz en su matrimonio, pero a veces sentía que su mujer no le acompañaba en sus proyectos.  La aburría el que él le contara su próximo libro, la idea que tenía en mente, hasta el punto de que en medio de algo que la explicaba, había veces que se la cerraban lo ojos, señal´inequívoca de que se aburría.  Hasta que llegó un día en que dejó de hacerlo.   entonces recordó cuando Kylie le pidió el favor de echar un vistazo a su proyecto de novela.

- ¡ Kylie ! ¡ Qué distintos éramos entonces!

Interrumpió sus reflexiones al ver que Alfred entraba en escena acompañando a Kylie. Quién la conociera, sabría que estaba nerviosa, aunque no lo parecía.  Pero él si lo sabía por el ligero rubor rosado que tenían sus mejillas; ese rubor que mostró en otra ocasión en una situación más difícil para ella que esta otra.

- ¡ Basta ya, por amor de Dios ! No hago más que recordar aquellos tiempos, y ya pasaron.  Ahora nuestras vidas  caminan separadas. ¿ Qué hubiera sido de ellas si hubiéramos seguido juntos ? ¿ Si yo me hubiera despedido de ella en persona y no a través de una carta ? ¿ Qué hubiera ocurrido si ella la hubiera leído aquel día ?  Ni siquiera sabe que me destrozó por completo al ver que los días pasaban y nada sabía de ella.  Luego surgió Melina, y todo cambió, hasta el punto de confundir el deseo con el amor.  Nuestro matrimonio no funciona como debía.  Ella detesta mi trabajo; sólo piensa en las amigas, en reunirse con ellas, ir a los clubes y vivir independientemente de mi.  Deseo un hijo, pero aunque ella no lo diga, sé que toma anti conceptivos para no tenerlos.  Siento que estoy en una balsa llena de agujeros que hace aguas poco a poco, pero que es imparable.  Estamos casi recién casados, pero no puedo imaginar cómo estaremos cuando pasen algunos años.  No quiero ni pensarlo.  Quiero a Melina, pero me parece que eso no es suficiente, porque me atrae físicamente, pero creo que no la amo, que es muy diferente.  Un matrimonio es complicidad y nosotros no la tenemos más que en la cama, que es muy agradable, pero eso se puede lograr con cualquier otra persona.  Yo necesito ser amado, desinteresadamente, sin barreras sociales que nos separen. No sentirme solo en el campo para hacer lo que es mi trabajo y tenerme que conformar tan sólo con una llamada al día de mi mujer.  Creo que a ella le asaltan las mismas dudas que a mi, sólo que aún no se ha dado cuenta de ello.  Cualquier día, encontrará a otro hombre que la atraiga verdaderamente y entonces se dará cuenta de que nuestro matrimonio fue  un fiasco. Que mutuamente nos deslumbramos, pero que no estábamos enamorados.

Interrumpió sus pensamientos cuando Kylie comenzó a hablar.  De repente se había hecho con la situación, se sentía tranquila, dueña de si misma.  Repasaba con la mirada la sala y los rostros de aquellas personas desconocidas para ella, pero que no la quitaban la vista de encima y escuchaban atentamente lo que les decía.  Poco a poco comenzó a explicarles el contenido de lo más esencial de la novela.  A hacerles comprender lo que en ella ocurría, a conocer los personajes, en definitiva a vender ese producto que ahora tenía delante y que tanta historia tenía detrás, pero solamente para ella.  El silencio era absoluto; ni una tos, ni carraspeo, ni movimiento alguno.  Todas aquellas personas estaban pendientes de ella en todo momento.  Hubo un pequeño silencio cuando termino.

Un silencio como indicando que se les había hecho corta la explicación de lo que podrían leer y, repasar en sus cabezas los comentarios de la autora. A Kylie, aquel silencio le hacía bombear la sangre con fuerza en sus sienes, hasta que un explosivo aplauso fue la respuesta tan esperada que necesitaba para no caer redonda al suelo.  La ovación fue larga e intensa.  Dylan no aplaudía, estaba emocionado mirando a todos los asistentes y sonrió al ver la sonrisa de aceptación en cada uno de ellos.  Entonces respiró tranquilo y comenzó a aplaudir.  Lo había conseguido.  Se había metido al público en el bolsillo.  Buscó su rostro que se mostraba con una amplia sonrisa, y entonces sintió algo muy profundo y sincero, que no había querido analizar, pero que ahora se le mostraba limpio y diáfano. seguía enamorado de ella.  Nunca había dejado de pensar en que todo hubiera sido diferente.  Su matrimonio fue un deslumbramiento y una pausa, pero en realidad nunca se le había borrado de su mente.  La situación era difícil.  Si al menos ella sintiera lo mismo por él, lo arriesgaría todo.  Y decidió que hablaría con ella. Con la excusa de hablar de todo esto, la citaría a comer o a cenar, lo que quisiera, pero tenía que averiguar sus verdaderos sentimientos.

Se iniciaba una larga fila de público que había adquirido el libro para que la autora se lo firmara.  Estaba tranquila, orgullosa de como había resultado su primera experiencia y contenta, muy contenta.  Todo ello se reflejadçia en las ventas, pero la impresión que se podía sacar del día de hoy, era que había logrado un éxito rotundo.  No había necesitado la ayuda de Alfred, a quién abrazó al término de todo y antes de sentarse para la firma.

  Poco a poco la tarde iba cayendo  Una mano tendió el libro hacia Kylie que terminaba otra firma  en otro ejemplar.  Sin levantar la mirada, preguntó a nombre de quién deseaba la firma, y una voz rotunda  sobradamente conocida la dijo:

.- Eso lo dejo a tu elección
- ¿ Has venido ? le preguntó
- Aquí estoy.  No me lo podía perder
- Oh..., pues gracias ¿ Qué te ha parecido ?
-Has aprendido esta noche el oficio de escritora. Te desenvuelves en él, perfectamente.  Pero nunca bajes la guardia, porque también habrán días negros Cuando eso ocurra, cambia de página, no pienses en ello, y al día siguiente comienza de nuevo.  Es el mejor consejo que puedo darte.  Te felicito, has estado brillante.  Sé que no es un día adecuado, pero deseo que  comamos o cenemos juntos para charlar de todo ésto ¿ te parece ?
- Me parece bien, pero no sé cuando podré.  Mañana viajo a Londres: otra nueva presentación.  Los nervios nuevamente
- Lo harás bien. Bueno, pues entonces lo dejamos para cuando vuelvas. Toma anótame tu teléfono - La tendió el móvil y ella con mano temblorosa apuntó su número

No hay comentarios:

Publicar un comentario

ENTRADAS POPULARES