Y por fin llegó el fin de semana. No habíamos hecho nada en clase durante esos siete días, más que repasar un poco por encima algo de literatura clásica y poca cosa más. Llevaba sólo una semana y ya estaba harta y arrepentida de haber seguido los impulsos de mi tia. Me cuidé mucho de comentarla nada, para no desanimarla, pero como siempre fuera así, no me veia llegando a fin de curso. En fin, aparqué mis malos augurios y me dispuse a disfrutar de la tarde del sábado.
Había quedado con mis amigas en el centro comercial y después ya veríamos a dónde íbamos. Con un poco de suerte se nos agregaría Richard, hermano de una de mis amigas;: Ann. Sabía que le gustaba y lo cierto era que a mi tampoco me desagradaba, pero no terminaba de decidirse. El estudiaba Ciencias políticas iba ya en su tercer año. Era un chico muy inteligente, de los que llamamos cerebrito, y hasta un poco agraciado, pero demasiado tímido, y siempre dejaba escapar las mejoes oportunidades de ligar con alguna chica. No era mi tipo ideal de hombre. Claro que me pasaba igual que con los estudios ¿ cuál era mi tipo ideal? ¡ Qué sé yo !
Tomábamos tranquilamente un batido y hacíamos planes para pasar lo mejor posible ese fin de semana. Richard no había venido, así que éramos cuatro chicas medio locas que no sabíamos a dónde ir. Ann agudizó la mirada achicando sus ojos de miope, al divisar a lo lejos a alguien que para ella resultaba conocido
- Mira... Esta el profe. Dios mío, es un tío guapísimo. ¡ Qué suerte tienen las de tercero !
Todas giramos la cabeza en esa dirección y efectivamente el profesor Anderson acompañado de ora chica se disponían a entrar en una tienda de regalos. Me fijé más en él; hasta ahora no me había molestado en hacerlo, y me di cuenta de que, efectivamente, Ann le había calificado en su justa medida. Era bastante alto, de complexión fuerte y cuerpo atlético por practicar sin duda algún deporte. De cabello algo rubio y un poco de barba, como de dos días sin afeitar, que le hacía un rostro más atractivo. Se reía mucho con su acompañante y hasta tenían bastante familiaridad, señal de que tenían confianza y se conocían bien. Todas nos quedamos en silencio, durante unos instantes, señal de que todas opinábamos lo mismo. Entonces supe cual era el modelo de mi hombre ideal: como el profesor, pero yo le añadiría algo más: Ojos azules, y hoyitos en la comisura del labio superior que al sonreír se le marcasen. ¡Ah ! y por supuesto otro en la barbilla que según dicen es señal de que esa persona es muy valiosa y tendrá suerte en la vida.
Siempre hay que tener suerte para todo, eso no estorba. Pero mi análisis duró poco, ya que la pareja se introdujo en el establecimiento y les perdimos de vista, y nosotras volvimos a nuestros planes de diversión en una tarde de sábado. Pero mi cabeza no paraba de dar vueltas.
- ¿ Cuántos años tendrá ? - me preguntaba. En comparación conmigo era muy mayor. Posiblemente tuviera cerca de los veintisiete. O treinta. Iba bien vestido y la ropa le sentaba de maravilla. Muchas cosas en las que me fijé, para haber sido sólo un instante lo que le vi.
Ann me dió un codazo para que prestara atención a lo que hablaba el resto del grupo. Me había quedado embobada, y estaban tomando decisiones si ir al cine o dar una vuelta e irnos después a casa. Podríamos alquilar una película y hacer una noche de pijamas en cualquier casa de cualquiera de nosotras. Lo cierto es que no era un plan muy divertido. A mi no me apetecía nada. No sé qué me ocurría, pero el caso era que había esperado el sábado con mucha ansia, y ahora que había llegado, deseaba llegar a casa y meterme en la cama. Pero al fin decidimos acudir al cine y ver una película de miedo ¿ de miedo ? ¡ vaya decisión absurda ! ¿ por qué de miedo ? Estaba visto que nada me venía bien, pero lo acepté, puesto que había mayoría..
Y gritamos en las escenas de terror. Y nos agarramos unas a otras, y hasta nos tapamos los ojos para no ver la sangre de alguna víctima. Pero algo se encendió en mi cabeza al ver esa película, que ni siquiera recuerdo su título. Pero se me estaba ocurriendo algo y deseaba llegar a casa para ponerlo en práctica
Había quedado con mis amigas en el centro comercial y después ya veríamos a dónde íbamos. Con un poco de suerte se nos agregaría Richard, hermano de una de mis amigas;: Ann. Sabía que le gustaba y lo cierto era que a mi tampoco me desagradaba, pero no terminaba de decidirse. El estudiaba Ciencias políticas iba ya en su tercer año. Era un chico muy inteligente, de los que llamamos cerebrito, y hasta un poco agraciado, pero demasiado tímido, y siempre dejaba escapar las mejoes oportunidades de ligar con alguna chica. No era mi tipo ideal de hombre. Claro que me pasaba igual que con los estudios ¿ cuál era mi tipo ideal? ¡ Qué sé yo !
Tomábamos tranquilamente un batido y hacíamos planes para pasar lo mejor posible ese fin de semana. Richard no había venido, así que éramos cuatro chicas medio locas que no sabíamos a dónde ir. Ann agudizó la mirada achicando sus ojos de miope, al divisar a lo lejos a alguien que para ella resultaba conocido
- Mira... Esta el profe. Dios mío, es un tío guapísimo. ¡ Qué suerte tienen las de tercero !
Todas giramos la cabeza en esa dirección y efectivamente el profesor Anderson acompañado de ora chica se disponían a entrar en una tienda de regalos. Me fijé más en él; hasta ahora no me había molestado en hacerlo, y me di cuenta de que, efectivamente, Ann le había calificado en su justa medida. Era bastante alto, de complexión fuerte y cuerpo atlético por practicar sin duda algún deporte. De cabello algo rubio y un poco de barba, como de dos días sin afeitar, que le hacía un rostro más atractivo. Se reía mucho con su acompañante y hasta tenían bastante familiaridad, señal de que tenían confianza y se conocían bien. Todas nos quedamos en silencio, durante unos instantes, señal de que todas opinábamos lo mismo. Entonces supe cual era el modelo de mi hombre ideal: como el profesor, pero yo le añadiría algo más: Ojos azules, y hoyitos en la comisura del labio superior que al sonreír se le marcasen. ¡Ah ! y por supuesto otro en la barbilla que según dicen es señal de que esa persona es muy valiosa y tendrá suerte en la vida.
Siempre hay que tener suerte para todo, eso no estorba. Pero mi análisis duró poco, ya que la pareja se introdujo en el establecimiento y les perdimos de vista, y nosotras volvimos a nuestros planes de diversión en una tarde de sábado. Pero mi cabeza no paraba de dar vueltas.
- ¿ Cuántos años tendrá ? - me preguntaba. En comparación conmigo era muy mayor. Posiblemente tuviera cerca de los veintisiete. O treinta. Iba bien vestido y la ropa le sentaba de maravilla. Muchas cosas en las que me fijé, para haber sido sólo un instante lo que le vi.
Ann me dió un codazo para que prestara atención a lo que hablaba el resto del grupo. Me había quedado embobada, y estaban tomando decisiones si ir al cine o dar una vuelta e irnos después a casa. Podríamos alquilar una película y hacer una noche de pijamas en cualquier casa de cualquiera de nosotras. Lo cierto es que no era un plan muy divertido. A mi no me apetecía nada. No sé qué me ocurría, pero el caso era que había esperado el sábado con mucha ansia, y ahora que había llegado, deseaba llegar a casa y meterme en la cama. Pero al fin decidimos acudir al cine y ver una película de miedo ¿ de miedo ? ¡ vaya decisión absurda ! ¿ por qué de miedo ? Estaba visto que nada me venía bien, pero lo acepté, puesto que había mayoría..
Y gritamos en las escenas de terror. Y nos agarramos unas a otras, y hasta nos tapamos los ojos para no ver la sangre de alguna víctima. Pero algo se encendió en mi cabeza al ver esa película, que ni siquiera recuerdo su título. Pero se me estaba ocurriendo algo y deseaba llegar a casa para ponerlo en práctica
RESERVADPS DERECHOS DE AUTOR < COPYRIGHT
Autora: rosaf9494quer
Edición: Agosto 2018
Ilustraciones< Internet
Me gustan todas estas historias las amo de verdad con ansias reviso a cada rato para ver si ya han subido el siguiente capitulo
ResponderEliminar