Terminaba Agosto y los días comenzaban a acortarse y a ser menos calurosos, pero aquel día 30, amaneció pesado, húmedo, pegajoso, pero no impidió el que yo siguiera con mi rutina diaria que me había impuesto durante todo el verano: salir a correr por el campo. Wells, el lugar donde vivía, es un sitio pequeño, de lo más pequeño que te puedas imaginar, pero precioso con unos edificios imponentes y rodeado de agua que surge por las calles cuando menos lo esperas, porque Wells está fundado sobre un río.
Ese día mi carrera no fue larga en duración como otros días. Estaba nerviosa; en una semana iniciaba los estudios en la Universidad, en Bristol, y sentía mitad curiosidad, y mitad nervios, pero seguía sin tener claro a lo que quería dedicarme cuando terminara mis estudios. Seguramente sería escritora, de las mediocres, de las que escriben panfletos para cualquier revistilla de poca monta. No tenía más aspiraciones que el poderme ganar la vida con tranquilidad, sin aspirar a más. Por supuesto ni imaginaba ir más allá. También podría ser una escritora negra ¿ quién sabe ?
- Por favor- me dijo - ¿ Voy bien por aquí al centro de la ciudad ?
Me paré frente a una antigua fachada un poco encogida ante la majestuosidad del edificio. Ahí enterraría cuatro años de mi vida en estudiar algo que ni siquiera sé si llegaré algún día a obtener el provecho requerido. No me di cuenta de que todos salían disparados hacia la imponente puerta de entrada, ni oí sonar la campanilla ó el timbre con que avisaban de que era hora de comenzar las clases. Estaba inmersa en mis pensamientos, algo que me ocurre con frecuencia: suelo evadirme de mi misma,. Una
voz grave escuché a mi espalda a la que no hice ni el menor caso, hasta que se convirtió en algo más exasperado
- Se está haciendo tarde. Ha de entrar de una vez. Las clases comienzan en cinco minutos. ¡ Venga, vamos !
Y fue entonces cuando me giré para comprobar que esa arenga estaba dirigida a mi. Y efectivamente para mi era. En un principio no me acordaba de él, pero sin embargo ´Él, si me reconoció. Los dos nos reímos y juntos entramos en el recinto. El profesor se dirigió a su aula y yo a la mía..
El primer día de clase fue largo y aburrido. Era una profesora veterana que se empeñó en informarnos de los temarios que daríamos en el primer trimestre. Estaba deseando que sonara el timbre que indicaba que se había terminado la clase. Por delante teníamos toda una semana que seguramente sería más de lo mismo. Francamente, salí descorazonada de la Universidad en aquel primer día. Tendría que tener calma, y aguardar que pasase al menos una semana y que todos estuviéramos más familiarizados con lo que íbamos a tratar.
Ese día mi carrera no fue larga en duración como otros días. Estaba nerviosa; en una semana iniciaba los estudios en la Universidad, en Bristol, y sentía mitad curiosidad, y mitad nervios, pero seguía sin tener claro a lo que quería dedicarme cuando terminara mis estudios. Seguramente sería escritora, de las mediocres, de las que escriben panfletos para cualquier revistilla de poca monta. No tenía más aspiraciones que el poderme ganar la vida con tranquilidad, sin aspirar a más. Por supuesto ni imaginaba ir más allá. También podría ser una escritora negra ¿ quién sabe ?
Abandoné mi carrera por el campo y salí a la carretera. No tenía ganas de correr más, e inicié una caminata a paso ligero. Sentí a mi espalda un claxon de coche que me avisaba. Volví la cabeza. ¿ Por qué me avisaba? Caminaba por el arcén, sin invadir la calzada. Cuando estuvo a mi altura, frenó en seco y me preguntó algo que no entendí, ya que llevaba los cascos puestos y la música un poco alta
- Por favor- me dijo - ¿ Voy bien por aquí al centro de la ciudad ?
- Sin duda - le respondí - Esto es muy pequeño. Siga recto saldrá a una de las calles del centro
- ¿Quiere que la lleve a algún sitio ?
- Oh no, muchas gracias. Estoy cerca de mi casa, y además estoy sudada, y créame no expido un olor muy agradable
- No creo que sea para tanto ¿ Viene de hacer deporte ?
- ¿ Cómo lo ha notado ? - dije riendo
- Bien, veo que tiene sentido del humor. Eso me gusta. Perdone voy a presentarme : soy Dylan Anderson y soy profesor en Bristol
- Yo Kyle y soy aspirante a estudiar en esa universidad
- ¿ Aspirante ? ¿ Es que aún no está matriculada?
- Si lo estoy. Digo aspirante porque no tengo nada claro lo que quiero hacer. Y ahora si me disculpa, he de irme. Estoy incómoda por mi atuendo. Hace calor, he estado corriendo y sudando
- Está bien. Creo que nos veremos. Con suerte puede que le toque en mi clase.
- No creo. Voy a primero de letras
- Bien, yo estaré en tercero, así que es posible que volvamos a vernos. Adiós Kyle, he tenido mucho gusto
Y arrancando el coche se alejó de mí. Le vi marchar impasible. Podía haberme acercado hasta casa, que aún me esperaba una caminata, pero olía a sudor y lo cierto era que no me apetecía que fuera esa, la primera impresión que se llevara de mí. Máximo si en verdad nos íbamos a ver en la Universidad. Aunque no sería fácil que coincidiéramos: él daría clase a los que ya estaban casi terminando la carrera.-. Decidí correr un poco más hasta llegar a casa.
Y terminó Agosto y en los primeros días de Septiembre se inauguró el curso . Acudía hasta Bristol a diario. Mi tia me había regalado por mi cumpleaños un coche pequeño, de segunda mano, precisamente para que me pudiera desplazar a la Universidad, que no estaba distante de Wells; en poco más de media hora estaría en la ciudad. Sólo tenía que madrugar un poco para llegar a tiempo. Lo prefería a tenerme que quedar a vivir en el campus.
La tía Maggie, se hizo cargo de mí cuando mis padres murieron y yo contaba con dos años de edad. Su destino estaba claro que era el de ser una mujer soltera. Primero tuvo que cuidar de mi padre por ser la hermana mayor y al fallecer mis abuelos, primero mi abuela y dos años después mi abuelo. Su destino fue tomar las riendas de la familia, de la poca familia que éramos, y ya no quedábamos más que ella y yo.
No recordaba a mis padres, pero ella siempre procuró hablarme de ellos cuando era pequeña y nunca faltó en mi mesilla de noche, una foto de ambos. Murieron en un accidente cuando un borracho se les cruzó en la carretera. Mi madre murió en el acto, y mi padre una semana después. Pienso que debió ser terrible para ella, porque tuvo que renunciar a los sueños que ella tuviera para hacerse cargo de un bebe que a penas balbuceaba.
Ha sido y siempre será una madre para mi. La quiero muchísimo y ella es la impulsora de mis proyectos, ya que dicho sea de paso, son de ella más que míos. Creo que de joven quería ser escritora, pero la vida no le dio esa oportunidad y ahora desea que yo lo sea. Yo no creo tener cualidades para ello, y si lo llego a ser, será únicamente por complacerla, aunque mis amigas me dicen que no haga esa carrera si no me gusta, porque será una pérdida de tiempo.
La entrada a la Universidad es lo mismo que un hormiguero de gente joven excitada y nerviosa, porque a muchos de nosotros , es hoy , el principio de toda nuestra vida, de nuestro futuro e ilusiones, que no para todos es algo concreto; por ejemplo para mi.
Y terminó Agosto y en los primeros días de Septiembre se inauguró el curso . Acudía hasta Bristol a diario. Mi tia me había regalado por mi cumpleaños un coche pequeño, de segunda mano, precisamente para que me pudiera desplazar a la Universidad, que no estaba distante de Wells; en poco más de media hora estaría en la ciudad. Sólo tenía que madrugar un poco para llegar a tiempo. Lo prefería a tenerme que quedar a vivir en el campus.
La tía Maggie, se hizo cargo de mí cuando mis padres murieron y yo contaba con dos años de edad. Su destino estaba claro que era el de ser una mujer soltera. Primero tuvo que cuidar de mi padre por ser la hermana mayor y al fallecer mis abuelos, primero mi abuela y dos años después mi abuelo. Su destino fue tomar las riendas de la familia, de la poca familia que éramos, y ya no quedábamos más que ella y yo.
No recordaba a mis padres, pero ella siempre procuró hablarme de ellos cuando era pequeña y nunca faltó en mi mesilla de noche, una foto de ambos. Murieron en un accidente cuando un borracho se les cruzó en la carretera. Mi madre murió en el acto, y mi padre una semana después. Pienso que debió ser terrible para ella, porque tuvo que renunciar a los sueños que ella tuviera para hacerse cargo de un bebe que a penas balbuceaba.
Ha sido y siempre será una madre para mi. La quiero muchísimo y ella es la impulsora de mis proyectos, ya que dicho sea de paso, son de ella más que míos. Creo que de joven quería ser escritora, pero la vida no le dio esa oportunidad y ahora desea que yo lo sea. Yo no creo tener cualidades para ello, y si lo llego a ser, será únicamente por complacerla, aunque mis amigas me dicen que no haga esa carrera si no me gusta, porque será una pérdida de tiempo.
La entrada a la Universidad es lo mismo que un hormiguero de gente joven excitada y nerviosa, porque a muchos de nosotros , es hoy , el principio de toda nuestra vida, de nuestro futuro e ilusiones, que no para todos es algo concreto; por ejemplo para mi.
Me paré frente a una antigua fachada un poco encogida ante la majestuosidad del edificio. Ahí enterraría cuatro años de mi vida en estudiar algo que ni siquiera sé si llegaré algún día a obtener el provecho requerido. No me di cuenta de que todos salían disparados hacia la imponente puerta de entrada, ni oí sonar la campanilla ó el timbre con que avisaban de que era hora de comenzar las clases. Estaba inmersa en mis pensamientos, algo que me ocurre con frecuencia: suelo evadirme de mi misma,. Una
voz grave escuché a mi espalda a la que no hice ni el menor caso, hasta que se convirtió en algo más exasperado
- Se está haciendo tarde. Ha de entrar de una vez. Las clases comienzan en cinco minutos. ¡ Venga, vamos !
Y fue entonces cuando me giré para comprobar que esa arenga estaba dirigida a mi. Y efectivamente para mi era. En un principio no me acordaba de él, pero sin embargo ´Él, si me reconoció. Los dos nos reímos y juntos entramos en el recinto. El profesor se dirigió a su aula y yo a la mía..
El primer día de clase fue largo y aburrido. Era una profesora veterana que se empeñó en informarnos de los temarios que daríamos en el primer trimestre. Estaba deseando que sonara el timbre que indicaba que se había terminado la clase. Por delante teníamos toda una semana que seguramente sería más de lo mismo. Francamente, salí descorazonada de la Universidad en aquel primer día. Tendría que tener calma, y aguardar que pasase al menos una semana y que todos estuviéramos más familiarizados con lo que íbamos a tratar.
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Autora: rosaf9494quer
Edición; Agosto 2018
Ilustraciones< Internet
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