Estaban reunidos en una comida familiar para celebrar el buen éxito de todas las pruebas realizadas. A ella asistió Menzies, Meredith y Henry. Ellos eran toda su familia y debían estar allí celebrándolo juntos. Mientras los hombres hablaban de algún partido de rugby, Meredith y Elizabeth, un poco alejadas de ellos, servían una copa a los hombres y charlaban de sus cosas. Meredith dijo:
- Deseo decirte algo - le dijo a Elizabeth
- ¿ Te ocurre algo ? ¿ Te encuentras bien?
- Soy muy feliz, Elizabeth. Henry y yo vamos a tener un niño, y desea que nos casemos antes de que nazca
Elizabeth abrió los ojos desmesuradamente y se abrazó a la que fue siempre como una hermana para ella. Ambas, emocionadas lloraban de felicidad, algo que llamó la atención de los hombres que interrumpieron su charla y se unieron a ellas. De ese modo celebrarían ambas cosas , esas buenas noticias. Lo que durante algunos días, en esa casa, reinaba la preocupación, hoy celebraban todo lo contrario. Y el pequeño Michael, también interrumpió sus juegos y se unió a ellos sin saber lo que les ocurría en ese día. ¿ Por qué se ríen tanto?, se preguntaba, y seguía con lo suyo.
Una llamada al timbre interrumpió por algunos instantes la tertulia que todos mantenían. Else salió a atenderla y regresó con un centro de rosas maravillosas dirigidas a Elizabeth. Abrió la tarjeta intrigada. Lo primero que leyó fue la firma: William
Se quedó parada unos instantes, y Michael se acercó a ella para saber qué era lo que hacía que su mujer mirase tan atentamente aquella tarjeta que estaba leyendo tan detenidamente, y que decía así:
"Mi querida Beth
He sabido de tu accidente y durante esos días estuve preocupado, porque aunque no lo creas me has importado. Has sido especial para mí, y ahora a lo que aspiro es mantener tu amistad.Me alegro de que todo se haya resuelto bien y sigas siendo feliz, porque te lo mereces. Estoy al tanto por Henry de que pronto serás madre de nuevo. Os felicito a ambos porque habéis conseguido la felicidad que todos buscamos y pocos logramos. Quizás haya sido un atrevimiento por mi parte este envio. Di a tu marido que me perdone. No me inmiscuiré para nada en lo vuestro. Sé que os adoráis y eso es importante para mi. Sé feliz, pequeña Beth. Y Michael, para tí también va mi felicitación . Ámala cuanto puedas; me consta que ella te quiere también. William ·"
Elizabeth miró a su marido que permanecía a su lado, buscando algún asigno de desaprobación, pero sólo encontró una sonrisa y un beso. Esa actitud la tranquilizó y respiró aliviada cuando Michael dijo dirigiéndose a ella
- Hubiera sido el único hombre sobre la tierra que no te quisiera, mi amor. Brindale tu amistad, si es que así lo deseas, nuestra amistad´. Que nada se interponga en ello,porque yo he sido el vencedor y eso no hay quién lo discuta.
Repartió una copa a cada uno de ellos menos a las mujeres que estaban encinta, ellas brindarían con zumo de frutas. Y alzando su copa dijo:
- Por la amistad, por la buena amistad entre todos. Salud.
Y por fin llegó el gran día. No por ser ya conocido, Michael permanecía tranquilo, sino todo lo contrario. No sabía cómo ayudar a su mujer, que en el asiento trasero del coche, se retorcía de dolor. La pequeña Stephanie, tenía prisa por llegar. Y llegó a este mundo una niña preciosa muy parecida a su padre y a su hermano cuando éste nació. Era perfecta, estaba perfecta, y ambos respiraron aliviados. Por fin la incertidumbre de tantos meses debido a las secuelas que pudiera tener, se habían terminado. Un emocionado Michael la depositó sobre el regazo de la madre que lloraba de alegría. Las visitas de sus más allegados, pasaron por el hospital a darles la enhorabuena, y a duras penas, Else se llevó a Michael junior, ya que no quería bajo ningún concepto dejar a su hermana.
A solas el matrimonio se miraban y sonreían: lo habían conseguido, ya eran una familia. Seguían amándose y habían tenido unos hijos preciosos.
- He pasado un miedo horrible, a pesar de lo que decían los médicos. Me sentía inquieto por si tuviera alguna secuela, pero me has dado la más preciosa hija que un hombre podría soñar.
- Yo también he tenido mis dudas, pero ya está. Se han terminado y tenemos a nuestra hijas entre nosotros.
Después llegaría el turno de Meredith y Henry. Primero fue su enlace y meses después el nacimiento de su primer hijo., al que seguiría un segundo que sería también niña. Pareciera que las amigas se habían puesto de acuerdo para seguir las mismas pautas.
Y la amistad y el cariño con Michael y Elizabeth siguió su andadura y la vida, y los años también. Los chicos iban creciendo a un ritmo más rápido del que ellos quisieran y era imparable. Cuando quisieron recordar ya estaban estudiando los mayores en la universidad y los más pequeños a punto de hacerlo. Y sus padres les contemplaban satisfechos de lo conseguido.
Michael tenía el cabello más gris y a Elizabeth comenzaban a asomarse las primeras canas. Pero para ellos el tiempo no había pasado; tenían la misma complicidad y sentían un amor más profundo que cuando se unieron. Se planteaban un nuevo estilo de vida, pero siempre juntos. Esperaron a que los chicos terminaran sus estudios y entonces ,reunidos los cuatro amigos, tanto Elizabeth como Michael, les anunciarían que deseaban retirarse a algún lugar tranquilo para disfrutar de la vejez que se aproximaba. Aún tenían edad de disfrutar de la vida
En una de sus comidas familiares, Elizabeth planteó ante ellos, sus proyectos de futuro: cedería la dirección de la empresa totalmente a Henry y cuando los cuatro chicos terminasen sus estudios, cederles a ellos el negocio. Henry se sorprendió ya que aún era joven para dejarlo todo, pero la explicación que Elizabeth les dió convenció a los presentes. El más sorprendido fue Michael, que aunque él quería dejarlo también, nunca pensó que ella lo hiciese
-´Deseo pasar con mi marido todo el tiempo del que dispongamos. He consagrado parte de mi vida a esta empresa ,. que yo no quería. Creo que es hora de que el relevo se vaya preparando. La dejo en tus manos, Henry, porque a pesar de todo, la tengo cariño y sólo tú puedes dirigirla con firmeza. Ahora ha llegado el momento de hacer las locuras que de joven no hice, y es con mi marido. Perdernos por algún lugar y vivir la vida como queramos. Dentro de nada mis hijos harán lo propio con sus vidas; creo que a nosotros nos ha llegado el momento.
Henry había entrado en esa casa, en ese día, como ayudante de ella, y había salido como gerente. Nunca lo hubiera imaginado. Pero le parecía magnífico la idea de Elizabeth y Michael, que abandonaría el despacho en breves fechas. Elizabeth protesto, creyendo que lo hacía por ella , por haber dejado la dirección de su empresa, de una empresa que en un principio se cobró su juventud y parte de su vida
-No mi amor. He seguido con el bufete por tí ,pero me parece estupenda la decisión que has tomado y te seguiré en ella. Recorreremos el mundo si lo deseas. Viviremos donde quieras y como quieras. Te dije que eras mi prioridad y así será por el resto de la vida.
Y cumplieron sus deseos y compraron una casa en los Costwolds que parecía extraída de un cuento de hadas. No era muy grande, pero si lo suficiente para albergar a los chicos o a sus amigos cuando fueran a visitarles. Estaba a medio camino hacia Londres . Lo suficientemente lejos de la vorágine de la gran ciudad, pero también cerca para desplazarse a la City si lo desearan. Else también viviría allí con ellos.
Cuando Henry entregó las riendas de la empresa a los cuatro chicos también compró una casa muy cerca de la de sus amigos.
Y el tiempo siguió su rumbo y los hijos de ambos matrimonios se enamoraron y decidieron compartir sus vidas. Entre los cuatro atendieron las empresas y aumentaron sus acciones, por tanto nadie estuvo en desacuerdo con la decisión, que por otra parte Elizabeth dejó bien atada..
Thomas Menzies también vivió con ellos. La muerte le sorprendió mientras dormía. Tuvo una vejez en paz al lado de la niña que había instruido como hija, sabiendo que el legado tenía continuidad. en sus hijos y en los de sus grandes amigos. Pasaron una temporada mala recordándole pero sabiendo que nunca le había faltado el cariño de aquella niña solitaria destinada a grandes logros, a pesar de que ella no lo quisiera.
Y los chicos, pronto les harían abuelos, transcurriendo su vida apaciblemente, disfrutando de estar juntos. William también encontró a una mujer de la que se enamoró y también se casó, pero ellos vivirían en Londres.
Y de esta manera la azarosa, solitaria y aburrida vida de la juventud de Elizabeth Clarisse Randall, se vió compensada en la madurez y vejez con una vida al lado del hombre que amó desde el primer momento, del que fue su amor para siempre: Michael.
F I N
Autora: 1996rosafermu
Editado: Septiembre de 2019
Ilustraciones: Internet
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS
- Deseo decirte algo - le dijo a Elizabeth
- ¿ Te ocurre algo ? ¿ Te encuentras bien?
- Soy muy feliz, Elizabeth. Henry y yo vamos a tener un niño, y desea que nos casemos antes de que nazca
Elizabeth abrió los ojos desmesuradamente y se abrazó a la que fue siempre como una hermana para ella. Ambas, emocionadas lloraban de felicidad, algo que llamó la atención de los hombres que interrumpieron su charla y se unieron a ellas. De ese modo celebrarían ambas cosas , esas buenas noticias. Lo que durante algunos días, en esa casa, reinaba la preocupación, hoy celebraban todo lo contrario. Y el pequeño Michael, también interrumpió sus juegos y se unió a ellos sin saber lo que les ocurría en ese día. ¿ Por qué se ríen tanto?, se preguntaba, y seguía con lo suyo.
Una llamada al timbre interrumpió por algunos instantes la tertulia que todos mantenían. Else salió a atenderla y regresó con un centro de rosas maravillosas dirigidas a Elizabeth. Abrió la tarjeta intrigada. Lo primero que leyó fue la firma: William
Se quedó parada unos instantes, y Michael se acercó a ella para saber qué era lo que hacía que su mujer mirase tan atentamente aquella tarjeta que estaba leyendo tan detenidamente, y que decía así:
"Mi querida Beth
He sabido de tu accidente y durante esos días estuve preocupado, porque aunque no lo creas me has importado. Has sido especial para mí, y ahora a lo que aspiro es mantener tu amistad.Me alegro de que todo se haya resuelto bien y sigas siendo feliz, porque te lo mereces. Estoy al tanto por Henry de que pronto serás madre de nuevo. Os felicito a ambos porque habéis conseguido la felicidad que todos buscamos y pocos logramos. Quizás haya sido un atrevimiento por mi parte este envio. Di a tu marido que me perdone. No me inmiscuiré para nada en lo vuestro. Sé que os adoráis y eso es importante para mi. Sé feliz, pequeña Beth. Y Michael, para tí también va mi felicitación . Ámala cuanto puedas; me consta que ella te quiere también. William ·"
Elizabeth miró a su marido que permanecía a su lado, buscando algún asigno de desaprobación, pero sólo encontró una sonrisa y un beso. Esa actitud la tranquilizó y respiró aliviada cuando Michael dijo dirigiéndose a ella
- Hubiera sido el único hombre sobre la tierra que no te quisiera, mi amor. Brindale tu amistad, si es que así lo deseas, nuestra amistad´. Que nada se interponga en ello,porque yo he sido el vencedor y eso no hay quién lo discuta.
Repartió una copa a cada uno de ellos menos a las mujeres que estaban encinta, ellas brindarían con zumo de frutas. Y alzando su copa dijo:
- Por la amistad, por la buena amistad entre todos. Salud.
Y por fin llegó el gran día. No por ser ya conocido, Michael permanecía tranquilo, sino todo lo contrario. No sabía cómo ayudar a su mujer, que en el asiento trasero del coche, se retorcía de dolor. La pequeña Stephanie, tenía prisa por llegar. Y llegó a este mundo una niña preciosa muy parecida a su padre y a su hermano cuando éste nació. Era perfecta, estaba perfecta, y ambos respiraron aliviados. Por fin la incertidumbre de tantos meses debido a las secuelas que pudiera tener, se habían terminado. Un emocionado Michael la depositó sobre el regazo de la madre que lloraba de alegría. Las visitas de sus más allegados, pasaron por el hospital a darles la enhorabuena, y a duras penas, Else se llevó a Michael junior, ya que no quería bajo ningún concepto dejar a su hermana.
A solas el matrimonio se miraban y sonreían: lo habían conseguido, ya eran una familia. Seguían amándose y habían tenido unos hijos preciosos.
- He pasado un miedo horrible, a pesar de lo que decían los médicos. Me sentía inquieto por si tuviera alguna secuela, pero me has dado la más preciosa hija que un hombre podría soñar.
- Yo también he tenido mis dudas, pero ya está. Se han terminado y tenemos a nuestra hijas entre nosotros.
Después llegaría el turno de Meredith y Henry. Primero fue su enlace y meses después el nacimiento de su primer hijo., al que seguiría un segundo que sería también niña. Pareciera que las amigas se habían puesto de acuerdo para seguir las mismas pautas.
Y la amistad y el cariño con Michael y Elizabeth siguió su andadura y la vida, y los años también. Los chicos iban creciendo a un ritmo más rápido del que ellos quisieran y era imparable. Cuando quisieron recordar ya estaban estudiando los mayores en la universidad y los más pequeños a punto de hacerlo. Y sus padres les contemplaban satisfechos de lo conseguido.
Michael tenía el cabello más gris y a Elizabeth comenzaban a asomarse las primeras canas. Pero para ellos el tiempo no había pasado; tenían la misma complicidad y sentían un amor más profundo que cuando se unieron. Se planteaban un nuevo estilo de vida, pero siempre juntos. Esperaron a que los chicos terminaran sus estudios y entonces ,reunidos los cuatro amigos, tanto Elizabeth como Michael, les anunciarían que deseaban retirarse a algún lugar tranquilo para disfrutar de la vejez que se aproximaba. Aún tenían edad de disfrutar de la vida
En una de sus comidas familiares, Elizabeth planteó ante ellos, sus proyectos de futuro: cedería la dirección de la empresa totalmente a Henry y cuando los cuatro chicos terminasen sus estudios, cederles a ellos el negocio. Henry se sorprendió ya que aún era joven para dejarlo todo, pero la explicación que Elizabeth les dió convenció a los presentes. El más sorprendido fue Michael, que aunque él quería dejarlo también, nunca pensó que ella lo hiciese
-´Deseo pasar con mi marido todo el tiempo del que dispongamos. He consagrado parte de mi vida a esta empresa ,. que yo no quería. Creo que es hora de que el relevo se vaya preparando. La dejo en tus manos, Henry, porque a pesar de todo, la tengo cariño y sólo tú puedes dirigirla con firmeza. Ahora ha llegado el momento de hacer las locuras que de joven no hice, y es con mi marido. Perdernos por algún lugar y vivir la vida como queramos. Dentro de nada mis hijos harán lo propio con sus vidas; creo que a nosotros nos ha llegado el momento.
Henry había entrado en esa casa, en ese día, como ayudante de ella, y había salido como gerente. Nunca lo hubiera imaginado. Pero le parecía magnífico la idea de Elizabeth y Michael, que abandonaría el despacho en breves fechas. Elizabeth protesto, creyendo que lo hacía por ella , por haber dejado la dirección de su empresa, de una empresa que en un principio se cobró su juventud y parte de su vida
-No mi amor. He seguido con el bufete por tí ,pero me parece estupenda la decisión que has tomado y te seguiré en ella. Recorreremos el mundo si lo deseas. Viviremos donde quieras y como quieras. Te dije que eras mi prioridad y así será por el resto de la vida.
Y cumplieron sus deseos y compraron una casa en los Costwolds que parecía extraída de un cuento de hadas. No era muy grande, pero si lo suficiente para albergar a los chicos o a sus amigos cuando fueran a visitarles. Estaba a medio camino hacia Londres . Lo suficientemente lejos de la vorágine de la gran ciudad, pero también cerca para desplazarse a la City si lo desearan. Else también viviría allí con ellos.
Cuando Henry entregó las riendas de la empresa a los cuatro chicos también compró una casa muy cerca de la de sus amigos.
Y el tiempo siguió su rumbo y los hijos de ambos matrimonios se enamoraron y decidieron compartir sus vidas. Entre los cuatro atendieron las empresas y aumentaron sus acciones, por tanto nadie estuvo en desacuerdo con la decisión, que por otra parte Elizabeth dejó bien atada..
Thomas Menzies también vivió con ellos. La muerte le sorprendió mientras dormía. Tuvo una vejez en paz al lado de la niña que había instruido como hija, sabiendo que el legado tenía continuidad. en sus hijos y en los de sus grandes amigos. Pasaron una temporada mala recordándole pero sabiendo que nunca le había faltado el cariño de aquella niña solitaria destinada a grandes logros, a pesar de que ella no lo quisiera.
Y los chicos, pronto les harían abuelos, transcurriendo su vida apaciblemente, disfrutando de estar juntos. William también encontró a una mujer de la que se enamoró y también se casó, pero ellos vivirían en Londres.
Y de esta manera la azarosa, solitaria y aburrida vida de la juventud de Elizabeth Clarisse Randall, se vió compensada en la madurez y vejez con una vida al lado del hombre que amó desde el primer momento, del que fue su amor para siempre: Michael.
F I N
Autora: 1996rosafermu
Editado: Septiembre de 2019
Ilustraciones: Internet
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS
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