Entré deprisa en casa, derecha a mi habitación, pero Meredith corrió a mi encuentro para preguntarme cómo había ido todo. Ignoraba la situación que acababa de vivir con William. No quería hablar, y menos contarle lo ocurrido; lo guardaría sólo para mí porque al recordarlo sentía vergüenza y no deseaba que se me notara. Simplemente, la expliqué por encima lo sucedido en la Junta, y ella lo dió por bueno. Al insistir que le contara más, la dije
- No, ahora no.- Pase una mañana muy mala, muy nerviosa; fue muy desagradable, pero ya está hecho. Mañana comenzaré con las entrevistas, por cierto he citado a Henry ¿ te ha comentado algo?
- No. No sabía nada. ¡ Cuánto me alegro ! Es un buen economista. Supongo que a estas horas ya lo sabe
-Si, a las nueve me entrevistaré con él. Pero ahora perdóname, quiero tomarme un calmante y tratar de dormir. Me duele horriblemente la cabeza
Tuve que tomarme pastillas para poder dormir. Necesitaba descansar y olvidarme de este atroz día, malo hasta su final. Mi amiga me llevó un vaso de leche con las pastillas, y a pesar de ello, tardé mucho en quedarme dormida. A lo lejos, como si estuviera soñando, escuche el teléfono, pero pensé en medio de mi penumbra somnolienta, que sería Henry para explicarle a Meredith su cita conmigo. Me enteré a la mañana siguiente que quién había llamado era William preguntando por mi.
- Le dije que habías venido muy cansada y estabas durmiendo ¿ Hice bien ? ¿ Debí despertarte ?
- No Meredith, hiciste perfectamente. No sé que es lo que querría. No importa, no sería nada importante. Ahora se me hace tarde
-Pero si es muy temprano aún
- No importa. Prefiero llegar con tiempo ; he de seleccionar los entrevistados que van a venir a la oficina.
Tomé un sorbo de café y salí corriendo. Lo tenía todo organizado, pero no deseaba que nadie me preguntara por el día de ayer . Me costó un buen rato encontrar un taxi, ya que era hora punta de entrada a los trabajos, y decidí seguir el consejo de Menzies: me compraría un coche.
Afortunadamente con las entrevistas, no tuve tiempo de pensar en nada. La que más me interesaba por ser más importante para mi, por motivos obvios, fue la de Henry. Con ella estuve casi toda la mañana, pero no la hice con especial preferencia, sino todo lo contrario le exigía más, puesto que tenía más interés en él. Atendí otra más y después hice un alto para almorzar. Por extraño que parezca, estuve bastante tranquila durante todo el día. Sería porque el disgusto con William quedó aparcado en mi cabeza , me hacía estar tranquila y establecer prioridades. Y lo cierto es que me daba todo lo mismo. No había tenido un buen comienzo en el trabajo ¿ sería siempre así? Porque de seguir a este ritmo, creo que lo dejaría todo. Si tuviera el humor que tengo hoy, lo hubiera mandado a hacer gárgaras. Tenia derecho a enfadarme . Iba siendo hora que hiciera lo que me viniese en gana. Mandé que me trajeran algo de la cafetería y decidí no bajar a comer. No tenía ganas de ver ni charlar con nadie, así que me refugié en mi despacho y cerré la puerta.
La cabeza me seguía doliendo, así que me tumbé en el sofá que tenía en mi despacho, tratando de dormir hasta la hora de volver a las entrevistas, que se prolongaron hasta la hora de regresar a casa. Aún me quedaban las del día siguiente, y era algo monótono; siempre las mismas preguntas, con parecidas respuestas a las que debía prestar atención, pero que a ratos me evadía pensando en mi aventura fracasada.
William no volvió a llamar y yo lo agradecí, no quería ni tenía ganas de hablar con él. ¿ Para qué ? ¿ De qué íbamos a hablar? Sería mejor dejar zanjado ese asunto y tratar de recobrar la calma. Me centraría en el trabajo y la gran tarea que tenía por delante. Sería mejor dejar a un lado los problemas personales y tratar de organizar mi vida privada lo antes posible. ¡ Quién podía saber lo que el destino me tenía reservado, pero por lo vivido hasta hora, no tenía muy buenas intenciones conmigo!
Durante el fin de semana me compré el coche y lo estrené saliendo fuera de Londres. Tomé la carretera sin dirección fija. Me pararía en el primer pueblo que encontrase, daría una vuelta y quizá almorzase allí, después retornaría a casa, y de esta forma pasaría el sábado. Para el domingo no tenía planes; lo más probable es que me quedase en casa vegetando. Meredith lo pasaría con Henry y Else visitaría a su hermana. Yo sola en casa, no me importaba, es más, necesitaba algo de soledad y centrar mis ideas. Me levanté más tarde de lo acostumbrado, despues de ducharme fui a la cocina y miré en el frigorífico a ver qué tenía para comer. No me apetecía en absoluto hacerme comida. Y Else, creo que imaginándose que no tendría ganas de cocinar, me dejó comida para un regimiento: dos o tres platos variados, sonreí y se lo agradecí mentalmente, pero mucho me temía que poco iba a comer de ellos.
El teléfono sonaba insistentemente. Había dejado el contestador puesto, así que no hice caso de él. Escuché una voz airada reconocible perfectamente
- Sé que estás ahí, haz el favor de coger el teléfono. Te he llamado varias veces y nunca te has puesto.. Te he dado un plazo para pensar, pero necesito hablar contigo. Así que ponte ahora mismo
Yo dudé, pero algo me hizo levantar la mano y conectar la llamada. El corazón latía deprisa tan solo al escuchar su voz. ¿Qué demonios quería ahora?
- ¿Que quieres? Estoy muy ocupada, no me puedo entretener
- Quiero que nos reunamos, hemos de hablar y el teléfono no es lo adecuado. Paso a recogerte y vamos donde quieras para estar tranquilos y averiguar lo que te pasa y lo que me pasa a mi. Es importante.
- No William, no tenemos nada que hablar. Lo dejaste claro el otro día, y créeme no repetiré la experiencia. Fue un error monumental por mi parte, así que ya está dicho todo.
- No me vayas a cortar. En serio, necesito explicarte algo y ha de ser en persona y tiene que ser ahora, porque no tendré tiempo
-¿ Qué pasa, te retienen los compromisos?
- No seas mordaz. no me retiene nada, excepto que he de hacer un viaje y tardaré tiempo en regresar. Pero antes hemos de hablar, es urgente, al menos para mí
- No, ahora no.- Pase una mañana muy mala, muy nerviosa; fue muy desagradable, pero ya está hecho. Mañana comenzaré con las entrevistas, por cierto he citado a Henry ¿ te ha comentado algo?
- No. No sabía nada. ¡ Cuánto me alegro ! Es un buen economista. Supongo que a estas horas ya lo sabe
-Si, a las nueve me entrevistaré con él. Pero ahora perdóname, quiero tomarme un calmante y tratar de dormir. Me duele horriblemente la cabeza
Tuve que tomarme pastillas para poder dormir. Necesitaba descansar y olvidarme de este atroz día, malo hasta su final. Mi amiga me llevó un vaso de leche con las pastillas, y a pesar de ello, tardé mucho en quedarme dormida. A lo lejos, como si estuviera soñando, escuche el teléfono, pero pensé en medio de mi penumbra somnolienta, que sería Henry para explicarle a Meredith su cita conmigo. Me enteré a la mañana siguiente que quién había llamado era William preguntando por mi.
- Le dije que habías venido muy cansada y estabas durmiendo ¿ Hice bien ? ¿ Debí despertarte ?
- No Meredith, hiciste perfectamente. No sé que es lo que querría. No importa, no sería nada importante. Ahora se me hace tarde
-Pero si es muy temprano aún
- No importa. Prefiero llegar con tiempo ; he de seleccionar los entrevistados que van a venir a la oficina.
Tomé un sorbo de café y salí corriendo. Lo tenía todo organizado, pero no deseaba que nadie me preguntara por el día de ayer . Me costó un buen rato encontrar un taxi, ya que era hora punta de entrada a los trabajos, y decidí seguir el consejo de Menzies: me compraría un coche.
Afortunadamente con las entrevistas, no tuve tiempo de pensar en nada. La que más me interesaba por ser más importante para mi, por motivos obvios, fue la de Henry. Con ella estuve casi toda la mañana, pero no la hice con especial preferencia, sino todo lo contrario le exigía más, puesto que tenía más interés en él. Atendí otra más y después hice un alto para almorzar. Por extraño que parezca, estuve bastante tranquila durante todo el día. Sería porque el disgusto con William quedó aparcado en mi cabeza , me hacía estar tranquila y establecer prioridades. Y lo cierto es que me daba todo lo mismo. No había tenido un buen comienzo en el trabajo ¿ sería siempre así? Porque de seguir a este ritmo, creo que lo dejaría todo. Si tuviera el humor que tengo hoy, lo hubiera mandado a hacer gárgaras. Tenia derecho a enfadarme . Iba siendo hora que hiciera lo que me viniese en gana. Mandé que me trajeran algo de la cafetería y decidí no bajar a comer. No tenía ganas de ver ni charlar con nadie, así que me refugié en mi despacho y cerré la puerta.
La cabeza me seguía doliendo, así que me tumbé en el sofá que tenía en mi despacho, tratando de dormir hasta la hora de volver a las entrevistas, que se prolongaron hasta la hora de regresar a casa. Aún me quedaban las del día siguiente, y era algo monótono; siempre las mismas preguntas, con parecidas respuestas a las que debía prestar atención, pero que a ratos me evadía pensando en mi aventura fracasada.
William no volvió a llamar y yo lo agradecí, no quería ni tenía ganas de hablar con él. ¿ Para qué ? ¿ De qué íbamos a hablar? Sería mejor dejar zanjado ese asunto y tratar de recobrar la calma. Me centraría en el trabajo y la gran tarea que tenía por delante. Sería mejor dejar a un lado los problemas personales y tratar de organizar mi vida privada lo antes posible. ¡ Quién podía saber lo que el destino me tenía reservado, pero por lo vivido hasta hora, no tenía muy buenas intenciones conmigo!
Durante el fin de semana me compré el coche y lo estrené saliendo fuera de Londres. Tomé la carretera sin dirección fija. Me pararía en el primer pueblo que encontrase, daría una vuelta y quizá almorzase allí, después retornaría a casa, y de esta forma pasaría el sábado. Para el domingo no tenía planes; lo más probable es que me quedase en casa vegetando. Meredith lo pasaría con Henry y Else visitaría a su hermana. Yo sola en casa, no me importaba, es más, necesitaba algo de soledad y centrar mis ideas. Me levanté más tarde de lo acostumbrado, despues de ducharme fui a la cocina y miré en el frigorífico a ver qué tenía para comer. No me apetecía en absoluto hacerme comida. Y Else, creo que imaginándose que no tendría ganas de cocinar, me dejó comida para un regimiento: dos o tres platos variados, sonreí y se lo agradecí mentalmente, pero mucho me temía que poco iba a comer de ellos.
El teléfono sonaba insistentemente. Había dejado el contestador puesto, así que no hice caso de él. Escuché una voz airada reconocible perfectamente
- Sé que estás ahí, haz el favor de coger el teléfono. Te he llamado varias veces y nunca te has puesto.. Te he dado un plazo para pensar, pero necesito hablar contigo. Así que ponte ahora mismo
Yo dudé, pero algo me hizo levantar la mano y conectar la llamada. El corazón latía deprisa tan solo al escuchar su voz. ¿Qué demonios quería ahora?
- ¿Que quieres? Estoy muy ocupada, no me puedo entretener
- Quiero que nos reunamos, hemos de hablar y el teléfono no es lo adecuado. Paso a recogerte y vamos donde quieras para estar tranquilos y averiguar lo que te pasa y lo que me pasa a mi. Es importante.
- No William, no tenemos nada que hablar. Lo dejaste claro el otro día, y créeme no repetiré la experiencia. Fue un error monumental por mi parte, así que ya está dicho todo.
- No me vayas a cortar. En serio, necesito explicarte algo y ha de ser en persona y tiene que ser ahora, porque no tendré tiempo
-¿ Qué pasa, te retienen los compromisos?
- No seas mordaz. no me retiene nada, excepto que he de hacer un viaje y tardaré tiempo en regresar. Pero antes hemos de hablar, es urgente, al menos para mí
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