Me quedé dudando, no deseaba volverle a ver ¿ o sí ? No, definitivamente no. Me cuesta superar la última vez que nos vimos, y conozco de ante mano lo que va a decirme y no quiero escuchar más excusas. Ocurrió y ocurrió. En los sentimientos no se manda , ni en los suyos ni en los míos. Seguí a lo mio y no hice caso y seguí con lo que estaba haciendo, que era nada. Tenía la televisión encendida, pero ni siquiera la veía; me había desconcertado totalmente ¿ qué quería ? ¿ justificarse de lo ocurrido? ¿ se va de viaje ?, pues que le vaya bien.
Media hora más tarde, sonó otro timbre, pero esta vez no era el del teléfono, sino el de la puerta, y William estaba allí. Abrí dudando en si debía hacerlo, y lo hice. Me planté en la puerta con la intención de no dejarle pasar. No venía tan arreglado como acostumbraba, aunque estaba rabiosamente atractivo en ropa de sport. Tuve que tragar saliva para tomar fuerza, pero no me moví de la puerta
- ¿ No me dejas pasar ?
- Exacto. Te he dicho que ya estaba todo hablado, así que no sé porque´te has molestado en venir
- Mírate cómo estás
- ¿ Cómo estoy ? - le dije revisando mi chándal
- En nada te pareces a la gran directora de una multinacional. Despeinada, en chándal..., pero preciosa
- Mira, estoy muy cansada y con mucho trabajo por hacer, así que si ya has dicho todo lo que tenías en mente, márchate por favor
- De nada te ha servido tantos años en buenos colegios, te has vuelto una mal educada. No, no me voy a ir hasta que aclaremos esto
- ¿ Que es esto, si puede saberse?
Me empujó suavemente y entró en casa. Después me tomó de la mano y me condujo hasta la sala y allí hizo que me sentara y él lo hizo frente a mí, y carraspeando un poco, respiró y me miró comenzando a hablar. No retiraba su vista de mi cara y eso me ponía nerviosa, como hacía siempre que estamos juntos, pero ésta vez la sonrisa clásica de él, no afloraba a su rostro, sino que estaba serio, muy serio.
- Verás, he decidido dar un cambio a mi vida, radical y drástico. No es que me queje de como he vivido hasta ahora, pero ya no me sirve. No desde que te he conocido; pero como en esta vida, todo implica sacrificios, he de irme. Mis proyectos son terminar la carrera que dejé cuando me faltaba poco para finalizar. Ahora lo reconozco, fui un cabeza loca, pero otros asuntos me entretenían más.. Eso me costará un reciclaje e hincar los codos muy duramente y para ello he de estar totalmente centrado en lo que estaré haciendo, y contigo tan cerca no será posible, porque siempre querré verte, siquiera por cinco minutos, pero sé que ese tiempo serian horas. Deseo ofrecerte lo mejor, porque lo que tengo ahora ni es bueno para tí, ni tampoco lo mejor. Y referente a lo del otro día, fue maravilloso, pero me hizo ver que lo que estaba haciendo no era lo correcto, y no me refiero a hacerte el amor, sino a otras cosas que he de zanjar. Fue increíble , y también el detonante de la decisión que he tomado y te acabo de explicar. Tu has conocido la primera los planes que voy a llevar a cabo. Debo hablar con mi familia y ponerles en antecedentes de todo lo que te he contado.
Y ahora viene lo más importante ¿ tú me amas? ¿ me esperarás?
Estaba pegada a mi asiento sin poder moverme, sin saber qué decir ante esa confesión inesperada. Me amaba hasta el punto de sacrificar su cómoda vida por un futuro incierto. ¿ Yo le amaba? Si estaba segura de ello y le esperaría así pasasen mil años. Pero notaba algo extraño, como que no me estaba diciendo toda la verdad. Nuestro amor era muy reciente y dudaba de que fuera tan firme como ambos creíamos. Si como dice ha de pasar bastante tiempo para entonces ¿ nos seguiremos amando? Debido a mi férrea educación, a pesar de ser muy pasional, me había acostumbrado a tomar las decisiones no a la primera, sino sopesando las dos caras de una moneda, y algo en la declaración de él, no me encajaba. Si vivía bien, como estaba a la vista ¿ por qué hacer ese sacrificio alejándose de todo? No tenía idea en que trabajaba, o simplemente en qué invertía su tiempo. En realidad él sabía todo de mi, pero ¿ yo ? No le conocía a penas; me había dejado llevar por mis impulsos deseosa de amor dado y recibido, pero unir las vidas eran palabras mayores.
Estaba dispuesta a dejarlo todo por seguirle al fin del mundo, pero necesitaba tiempo para madurar su propuesta. No obstante acepte la situación, que a partir de ahora se presentaba. Probablemente hice una locura, pero estaba segura de amarle, pero el amor a distancia es muy mal consejero, y él era un hombre muy pasional. No estaba segura de que el sacrificio que ambos íbamos a hacer diera por resultado, al final, unirnos para siempre.
- ¿ De cuanto tiempo estamos hablando ? - le pregunté
- Mínimo de cuatro años. Pero después he de buscar trabajo y organizarme. Te lo repito: no me presentaré ante tí con las manos vacías
Tardé unos minutos en responder a su petición. me levanté de donde estaba sentada y comencé a pasear por la habitación recordando todo lo hablado, y al final me paré frente a él y le dije que si. Me abrazó, me besó y yo le besé y nos amamos intensamente. Esa fue la despedida y la última vez que nos vimos. El resto ya lo sabes todo.
El hombre que estaba sentado frente a ella, había escuchado sereno, el relato que ella le dió de lo que había sido su vida. No omitió nada, y en el fondo se lo agradeció, aunque ciertas cosas le doliesen, pero sería su mujer si ella le aceptaba´. Se levantó y la abrazó con ternura
- Nada ha cambiado ¿ sigues queriendo ser mi mujer?
Elizabeth se levantó y se echó de nuevo una copa, lo necesitaba . El recordar tantas cosas, de tantos años, le habían dejado el ánimo bastante decaído. Ella misma se extrañó de lo fresco que aún permanecía en su memoria al cabo del tiempo, pero aunque creyesen que sería algo pasajero, estaba visto que no fue así, y que al menos por parte de ella, había perdurado. Y pensaba mientras bebía
- ¿ Qué habrá sido de él ?- Y sin querer recordó aquella conversación que mantuvo con su hermano
"Henry se había negado a hablar de William por mucho que le insistió y lo cierto es que pocas noticias se recibieron . Alguna llamada de vez en cuando, alguna carta y poca cosa más. Ni siquiera sabían su paradero fijo, ya que algunas veces se trasladaba de un sitio para otro. Elizabeth recibió en todo el tiempo dos o tres cartas y en ellas la decía cuánto la amaba y cuánto la echaba de menos, pero de regresar ni lo mencionaba. Pasaron los cuatro años y más, y todo seguía lo mismo Todas las amistades la aconsejaban que se olvidase de él y que rehiciera su vida, incluso Henry discutió con ella por ese motivo, y durante esa discusión fue cuando se enteró que lo oculto de su vida era demasiado fuerte para confesárselo a ella, y el asunto a resolver antes de marcharse era disolver la "relación comercial" que mantenía con Nora Foreman
- Es un gigoló, Beth. Olvídate de él. Tienes derecho a ser feliz.Todos estos años y por lo que abandonó la carrera fue porque le era más cómoda la doble vida que llevaba. ¿ Quién te dice que sigue lo mismo allá donde quiera que esté ?
Estuvo a punto de echar de su casa a Henry; se negaba a creer esas palabras de su propio hermano, pero eran ciertas y a ella le costó estar unos días enferma, y ya no quiso saber más de William. Pero esa confesión influyó en su estado anímico y el carácter se le agrió y dejó de ser la chica amable que había sido. Se centró en el negocio, que hacía prosperar grandemente, pero al llegar a su casa, estaba sola. Meredith vivía con Henry y era feliz, y sin embargo ella, seguía sola, muy rica, si, pero completamente sola, hasta que un día apareció Michael.
- ¿ No me dejas pasar ?
- Exacto. Te he dicho que ya estaba todo hablado, así que no sé porque´te has molestado en venir
- Mírate cómo estás
- ¿ Cómo estoy ? - le dije revisando mi chándal
- En nada te pareces a la gran directora de una multinacional. Despeinada, en chándal..., pero preciosa
- Mira, estoy muy cansada y con mucho trabajo por hacer, así que si ya has dicho todo lo que tenías en mente, márchate por favor
- De nada te ha servido tantos años en buenos colegios, te has vuelto una mal educada. No, no me voy a ir hasta que aclaremos esto
- ¿ Que es esto, si puede saberse?
Me empujó suavemente y entró en casa. Después me tomó de la mano y me condujo hasta la sala y allí hizo que me sentara y él lo hizo frente a mí, y carraspeando un poco, respiró y me miró comenzando a hablar. No retiraba su vista de mi cara y eso me ponía nerviosa, como hacía siempre que estamos juntos, pero ésta vez la sonrisa clásica de él, no afloraba a su rostro, sino que estaba serio, muy serio.
- Verás, he decidido dar un cambio a mi vida, radical y drástico. No es que me queje de como he vivido hasta ahora, pero ya no me sirve. No desde que te he conocido; pero como en esta vida, todo implica sacrificios, he de irme. Mis proyectos son terminar la carrera que dejé cuando me faltaba poco para finalizar. Ahora lo reconozco, fui un cabeza loca, pero otros asuntos me entretenían más.. Eso me costará un reciclaje e hincar los codos muy duramente y para ello he de estar totalmente centrado en lo que estaré haciendo, y contigo tan cerca no será posible, porque siempre querré verte, siquiera por cinco minutos, pero sé que ese tiempo serian horas. Deseo ofrecerte lo mejor, porque lo que tengo ahora ni es bueno para tí, ni tampoco lo mejor. Y referente a lo del otro día, fue maravilloso, pero me hizo ver que lo que estaba haciendo no era lo correcto, y no me refiero a hacerte el amor, sino a otras cosas que he de zanjar. Fue increíble , y también el detonante de la decisión que he tomado y te acabo de explicar. Tu has conocido la primera los planes que voy a llevar a cabo. Debo hablar con mi familia y ponerles en antecedentes de todo lo que te he contado.
Y ahora viene lo más importante ¿ tú me amas? ¿ me esperarás?
Estaba pegada a mi asiento sin poder moverme, sin saber qué decir ante esa confesión inesperada. Me amaba hasta el punto de sacrificar su cómoda vida por un futuro incierto. ¿ Yo le amaba? Si estaba segura de ello y le esperaría así pasasen mil años. Pero notaba algo extraño, como que no me estaba diciendo toda la verdad. Nuestro amor era muy reciente y dudaba de que fuera tan firme como ambos creíamos. Si como dice ha de pasar bastante tiempo para entonces ¿ nos seguiremos amando? Debido a mi férrea educación, a pesar de ser muy pasional, me había acostumbrado a tomar las decisiones no a la primera, sino sopesando las dos caras de una moneda, y algo en la declaración de él, no me encajaba. Si vivía bien, como estaba a la vista ¿ por qué hacer ese sacrificio alejándose de todo? No tenía idea en que trabajaba, o simplemente en qué invertía su tiempo. En realidad él sabía todo de mi, pero ¿ yo ? No le conocía a penas; me había dejado llevar por mis impulsos deseosa de amor dado y recibido, pero unir las vidas eran palabras mayores.
Estaba dispuesta a dejarlo todo por seguirle al fin del mundo, pero necesitaba tiempo para madurar su propuesta. No obstante acepte la situación, que a partir de ahora se presentaba. Probablemente hice una locura, pero estaba segura de amarle, pero el amor a distancia es muy mal consejero, y él era un hombre muy pasional. No estaba segura de que el sacrificio que ambos íbamos a hacer diera por resultado, al final, unirnos para siempre.
- ¿ De cuanto tiempo estamos hablando ? - le pregunté
- Mínimo de cuatro años. Pero después he de buscar trabajo y organizarme. Te lo repito: no me presentaré ante tí con las manos vacías
Tardé unos minutos en responder a su petición. me levanté de donde estaba sentada y comencé a pasear por la habitación recordando todo lo hablado, y al final me paré frente a él y le dije que si. Me abrazó, me besó y yo le besé y nos amamos intensamente. Esa fue la despedida y la última vez que nos vimos. El resto ya lo sabes todo.
El hombre que estaba sentado frente a ella, había escuchado sereno, el relato que ella le dió de lo que había sido su vida. No omitió nada, y en el fondo se lo agradeció, aunque ciertas cosas le doliesen, pero sería su mujer si ella le aceptaba´. Se levantó y la abrazó con ternura
- Nada ha cambiado ¿ sigues queriendo ser mi mujer?
Elizabeth se levantó y se echó de nuevo una copa, lo necesitaba . El recordar tantas cosas, de tantos años, le habían dejado el ánimo bastante decaído. Ella misma se extrañó de lo fresco que aún permanecía en su memoria al cabo del tiempo, pero aunque creyesen que sería algo pasajero, estaba visto que no fue así, y que al menos por parte de ella, había perdurado. Y pensaba mientras bebía
- ¿ Qué habrá sido de él ?- Y sin querer recordó aquella conversación que mantuvo con su hermano
"Henry se había negado a hablar de William por mucho que le insistió y lo cierto es que pocas noticias se recibieron . Alguna llamada de vez en cuando, alguna carta y poca cosa más. Ni siquiera sabían su paradero fijo, ya que algunas veces se trasladaba de un sitio para otro. Elizabeth recibió en todo el tiempo dos o tres cartas y en ellas la decía cuánto la amaba y cuánto la echaba de menos, pero de regresar ni lo mencionaba. Pasaron los cuatro años y más, y todo seguía lo mismo Todas las amistades la aconsejaban que se olvidase de él y que rehiciera su vida, incluso Henry discutió con ella por ese motivo, y durante esa discusión fue cuando se enteró que lo oculto de su vida era demasiado fuerte para confesárselo a ella, y el asunto a resolver antes de marcharse era disolver la "relación comercial" que mantenía con Nora Foreman
- Es un gigoló, Beth. Olvídate de él. Tienes derecho a ser feliz.Todos estos años y por lo que abandonó la carrera fue porque le era más cómoda la doble vida que llevaba. ¿ Quién te dice que sigue lo mismo allá donde quiera que esté ?
Estuvo a punto de echar de su casa a Henry; se negaba a creer esas palabras de su propio hermano, pero eran ciertas y a ella le costó estar unos días enferma, y ya no quiso saber más de William. Pero esa confesión influyó en su estado anímico y el carácter se le agrió y dejó de ser la chica amable que había sido. Se centró en el negocio, que hacía prosperar grandemente, pero al llegar a su casa, estaba sola. Meredith vivía con Henry y era feliz, y sin embargo ella, seguía sola, muy rica, si, pero completamente sola, hasta que un día apareció Michael.
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