Y subieron las escaleras que les conduciría a su habitación, a ese reducto de intimidad, su confesionario, pero también sus desacuerdos. Todo ocurría en esa habitación; allí afloraban los disgustos, pero también las reconciliaciones. Niall sonreia llevando a su mujer de la cintura y sintiendo en su rostro el roce de los cabellos de ella, al llevar su cabeza reclinada en el hombro de él. La miraba de reojo y la decía:
- Así que me quieres mucho ¿ no ? - Ella levantó la cabeza y le miró extrañada de esas palabras
-Si, y lo sabes ¿ Por qué lo preguntas ?
- Os he escuchado hablar . Ya lo sabía, cielo, ya lo sabía. Lo que deseo es que tu también sepas cuanto te quiero yo, lo importante que has sido siempre para mi, y lo presente que estás en mi vida. Que me sigues enamorando día a día. Yo también quiero que lo sepas.
Al entrar se pararon uno frente al otro mirándose intensamente. Sabían sobradamente lo que seguíría a continuación. Ninguno de los dos quedó defraudado; recordaron sus primeros tiempos cuando la pasión encendía sus venas
- No quiero que ésto termine nunca - decía Niall en un paréntesis
- Yo tampoco. Quiero que volvamos a años atrás cuando con un simple roce en una mano, se encendía nuestra sangre. Como hoy, como ahora.
- Que así sea, pequeña. Nunca faltaré a esta maravillosa cita entre los dos. Quiero volver a los días maravillosos que pasamos en Donegal. Había pensado que pasáramos el fin de semana juntos. Tu y yo, solos, como aquél día ¿Quieres?
- Quiero, y me parece una idea fantástica.
Volveron a reir y acariciarse como si nunca lo hubiesen hecho, y es que para ellos todas las veces eran nuevas, renovadas, con el mismo entusiasmo como si fuera la primera y última vez. Eran amantes perfectos sin tabúes, sólo lo que sus cuerpos reclamaban, sin más. Habían dejado atrás las ataduras que en un principio ella sintiera y desechado rotundamente de una vez por petición y deseo de ambos.
Iban cantando por la carretera a pleno pulmón. Seguían una canción por los dos conocida. Estaban pletóricos de felicidad y deseando llegar a su rincón favorito de Irlanda. Allí se amaron plenamente y allí lo harían hoy, y todas las veces a que diera lugar. Pocas parejas tienen esa complicidad después de haber transcurrido tanto tiempo desde que se convirtieron en marido y mujer. Para ellos siempre era el primer día, y siempre se descubrían el uno al otro, alimentando sus fantasías en completa complicidad. Sería un fin de semana maravilloso después de los angustiosos días pasados.
Y lo fueron. Acudían a una hora muy temprana a la playa, cuando apuntaban las primeras luces del día. Estarían ellos solos
. A pesar de la frialdad del agua, se bañaban y jugaban en el agua desnudos, sin ataduras, y cuando el frío les hacía tiritar, salían a la arena y se revolcaban por ella riendo. Terminaban haciendo el amor solo con el cielo por testigo.
El suyo era un amor limpio, puro, sincero, sin ataduras pero dependiente totalmente el uno del otro. Ellos lo querían así y en nada lo cambiarían. Habían aprendido la lección a fuerza de golpes adversos, pero no dejarían escapar ninguna ocasión de ser felices. Pero dos días eran muy pocos para la pareja que sólo quería estar a solas y amarse.
El domingo por la tarde emprendieron el viaje de regreso a casa. Pero lejos de volver tristes por la felicidad pasada, iban con los ojos brillantes y la sonrisa no se borraba de sus caras. Niall tranquilo, al haber recobrado la salud su esposa y echado fuera las depresiones definitivamente. Y acudiría al trabajo con más ansias de ayudar a quién lo necesitase.
Y así transcurrieron los meses sin que nada lo alterase. Una mañana Daphne debía acudir a la consulta de su médico para realizar la revisión anual acostumbrada. Algo la decía que ésta iba a ser diferente. No había dicho nada a Niall ni a nadie de la familia, hasta tener el resultado del chequeo. Su marido sabía que acudiría a la consulta de su ginecólogo como hacía normalmente, lo que ni siquiera llegó a sospechar la noticia que le aguardaba al llegar a casa aquella tarde. Ella estaba nerviosa e impaciente; ignoraba cómo se tomaría Niall lo que tenía que decirle. Había sido algo inesperado, aunque no tanto dada la calidad de relación que mantenían. Ella se sentía contenta, feliz, aunque algo preocupada por él. No podía aguantar más de impaciencia.
Eligió el momento en que Niall se duchaba, para meterse con él. Reclinó la cabeza en su espalda y suavemente le dijo:
- Niall, vamos a ser padres de nuevo- Se frenó al enjabonarse y escuchar aquellas palabras. ¿ Había oido bien ?
Se volvió lentamente hacia su mujer y volvió a preguntarle:
-¿ Cómo has dicho ?
- Que vamos a ser padres de nuevo. Yo sospechaba algo, porque hace tiempo que no me había bajado la regla, pero no quise decirte nada hasta no tener confirmación. Y hoy la he tenido.
Sentía algo de temor por la respuesta de él. Los chicos eran mayores y no sabía cómo encajarían volver a empezar con pañales y noches sin dormir. Casi lo habían olvidado. Pero su reacción no se hizo esperar. la abrazó con ternura, la besó y la dio las gracias por ello. Después lentamente se puso de rodillas y arrimó su boca hasta el vientre de ella, dando su primer beso al hijo que estaba creciendo dentro de ella.
- ¿Acaso tenías miedo al decírmelo? ¿Esperabas que me pusiera hecho una furia ? Es la mayor alegría que podías darme. ¡ De nuevo padres ! ¡ Cómo iba a rechazar un hijo engendrado con tanto amor ! Te quiero, pequeña. Tu has sido la fuerte en esta relación, quién ha llevado las riendas. Tú has sido mi refugio y mi fortaleza. Nunca olvidaré ni un solo minuto que hayamos pasado juntos. Sois las mujeres que, sin saberlo, tomáis las decisiones que cambian a los hombre, que cambian vidas. Vosotras únicamente obráis el milagro, aunque creamos que somos los hombres quienes tomamos las decisiones, y posiblemente sea así, pero vosotras nos marcáis el camino. Sin vosotras estaríamos perdidos, por eso es que siempre os necesitamos a nuestro lado, en cualquier circunstancia, porque no seríamos nada al no teneros. Ven aquí
La abrazó con ternura y así permanecieron durante varios instantes. Amándose emocionados ante la nueva vida que habían creado. Y esa misma noche se lo anunciarían a sus hijos. Y Niall llamó a sus hermanos para darles la gran noticia, y a sus padres y a sus íntimos amigos , compañeros y médico de Daphne. Quería gritar a los cuatro vientos la buena noticia. deseaba que transcurrieran los meses con celeridad para abrazarle. Mientras tanto lo haría a la mujer que consiguió estabilizar su vida y llenarla de felicidad. Nació otro niño sano y precioso, que hizo emocionar a su padre y a sus hermanos. Un bebe al que cuidarían entre todos, y todos le malcriarían, y sería el juguete de la familia. De una familia totalmente unida y queriéndose sin fisuras, sin concesiones, e incondicionalmente.
F I N
Autoría: 1996rosafermu
Edición: Mayo de 2018
Iluatraciones: Internet y Cincuenta sombras película
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS
- Así que me quieres mucho ¿ no ? - Ella levantó la cabeza y le miró extrañada de esas palabras
-Si, y lo sabes ¿ Por qué lo preguntas ?
- Os he escuchado hablar . Ya lo sabía, cielo, ya lo sabía. Lo que deseo es que tu también sepas cuanto te quiero yo, lo importante que has sido siempre para mi, y lo presente que estás en mi vida. Que me sigues enamorando día a día. Yo también quiero que lo sepas.
Al entrar se pararon uno frente al otro mirándose intensamente. Sabían sobradamente lo que seguíría a continuación. Ninguno de los dos quedó defraudado; recordaron sus primeros tiempos cuando la pasión encendía sus venas
- No quiero que ésto termine nunca - decía Niall en un paréntesis
- Yo tampoco. Quiero que volvamos a años atrás cuando con un simple roce en una mano, se encendía nuestra sangre. Como hoy, como ahora.
- Que así sea, pequeña. Nunca faltaré a esta maravillosa cita entre los dos. Quiero volver a los días maravillosos que pasamos en Donegal. Había pensado que pasáramos el fin de semana juntos. Tu y yo, solos, como aquél día ¿Quieres?
- Quiero, y me parece una idea fantástica.
Volveron a reir y acariciarse como si nunca lo hubiesen hecho, y es que para ellos todas las veces eran nuevas, renovadas, con el mismo entusiasmo como si fuera la primera y última vez. Eran amantes perfectos sin tabúes, sólo lo que sus cuerpos reclamaban, sin más. Habían dejado atrás las ataduras que en un principio ella sintiera y desechado rotundamente de una vez por petición y deseo de ambos.
Iban cantando por la carretera a pleno pulmón. Seguían una canción por los dos conocida. Estaban pletóricos de felicidad y deseando llegar a su rincón favorito de Irlanda. Allí se amaron plenamente y allí lo harían hoy, y todas las veces a que diera lugar. Pocas parejas tienen esa complicidad después de haber transcurrido tanto tiempo desde que se convirtieron en marido y mujer. Para ellos siempre era el primer día, y siempre se descubrían el uno al otro, alimentando sus fantasías en completa complicidad. Sería un fin de semana maravilloso después de los angustiosos días pasados.
Y lo fueron. Acudían a una hora muy temprana a la playa, cuando apuntaban las primeras luces del día. Estarían ellos solos
. A pesar de la frialdad del agua, se bañaban y jugaban en el agua desnudos, sin ataduras, y cuando el frío les hacía tiritar, salían a la arena y se revolcaban por ella riendo. Terminaban haciendo el amor solo con el cielo por testigo.
El suyo era un amor limpio, puro, sincero, sin ataduras pero dependiente totalmente el uno del otro. Ellos lo querían así y en nada lo cambiarían. Habían aprendido la lección a fuerza de golpes adversos, pero no dejarían escapar ninguna ocasión de ser felices. Pero dos días eran muy pocos para la pareja que sólo quería estar a solas y amarse.
El domingo por la tarde emprendieron el viaje de regreso a casa. Pero lejos de volver tristes por la felicidad pasada, iban con los ojos brillantes y la sonrisa no se borraba de sus caras. Niall tranquilo, al haber recobrado la salud su esposa y echado fuera las depresiones definitivamente. Y acudiría al trabajo con más ansias de ayudar a quién lo necesitase.
Y así transcurrieron los meses sin que nada lo alterase. Una mañana Daphne debía acudir a la consulta de su médico para realizar la revisión anual acostumbrada. Algo la decía que ésta iba a ser diferente. No había dicho nada a Niall ni a nadie de la familia, hasta tener el resultado del chequeo. Su marido sabía que acudiría a la consulta de su ginecólogo como hacía normalmente, lo que ni siquiera llegó a sospechar la noticia que le aguardaba al llegar a casa aquella tarde. Ella estaba nerviosa e impaciente; ignoraba cómo se tomaría Niall lo que tenía que decirle. Había sido algo inesperado, aunque no tanto dada la calidad de relación que mantenían. Ella se sentía contenta, feliz, aunque algo preocupada por él. No podía aguantar más de impaciencia.
Eligió el momento en que Niall se duchaba, para meterse con él. Reclinó la cabeza en su espalda y suavemente le dijo:
- Niall, vamos a ser padres de nuevo- Se frenó al enjabonarse y escuchar aquellas palabras. ¿ Había oido bien ?
Se volvió lentamente hacia su mujer y volvió a preguntarle:
-¿ Cómo has dicho ?
- Que vamos a ser padres de nuevo. Yo sospechaba algo, porque hace tiempo que no me había bajado la regla, pero no quise decirte nada hasta no tener confirmación. Y hoy la he tenido.
Sentía algo de temor por la respuesta de él. Los chicos eran mayores y no sabía cómo encajarían volver a empezar con pañales y noches sin dormir. Casi lo habían olvidado. Pero su reacción no se hizo esperar. la abrazó con ternura, la besó y la dio las gracias por ello. Después lentamente se puso de rodillas y arrimó su boca hasta el vientre de ella, dando su primer beso al hijo que estaba creciendo dentro de ella.
La abrazó con ternura y así permanecieron durante varios instantes. Amándose emocionados ante la nueva vida que habían creado. Y esa misma noche se lo anunciarían a sus hijos. Y Niall llamó a sus hermanos para darles la gran noticia, y a sus padres y a sus íntimos amigos , compañeros y médico de Daphne. Quería gritar a los cuatro vientos la buena noticia. deseaba que transcurrieran los meses con celeridad para abrazarle. Mientras tanto lo haría a la mujer que consiguió estabilizar su vida y llenarla de felicidad. Nació otro niño sano y precioso, que hizo emocionar a su padre y a sus hermanos. Un bebe al que cuidarían entre todos, y todos le malcriarían, y sería el juguete de la familia. De una familia totalmente unida y queriéndose sin fisuras, sin concesiones, e incondicionalmente.
F I N
Autoría: 1996rosafermu
Edición: Mayo de 2018
Iluatraciones: Internet y Cincuenta sombras película
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS
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