Dormitaba apoyada la cabeza sobre la cama. No había soltado su mano, ella dormía aparentemente tranquila. Pero de pronto su cuerpo comenzó a moverse nerviosa y a girar la cabeza de un lado a otro, que sobresaltó a Niall; estaba soñando, y debía ser algo doloroso por el gesto contraído de su cara. Trataba de despertarla acariciando suavemente sus mejillas y hablándola con calma para no excitarla más. Pero no se tranquilizaba, al contrario comenzó a gemir angustiada
- Niall, no te vayas, no me dejes
- Eh, eh, eh... Es una pesadilla. Estoy aquí no voy a dejarte. Despierta, despierta mírame.
A duras penas consiguió despertarla y ella le miraba sin ver con los ojos muy abiertos y espantados. Niall estaba angustiado; no esperaba que estuviera tan afectada. De haberlo sabido nunca hubiera dejado su casa; le dolía enormemente ser la causa del sufrimiento de su mujer y comprendía lo que significaba para ella. No estaba seguro de merecer tanto amor y tan desesperado El sentía lo mismo, pero no era tan vulnerable como se encontraba Daphne. Al fin consiguió que se calmara. Ella jadeaba como si le costara respirar. Se abrazó a ella besando su cara. La pedía perdón por todo el daño que sin querer le había causado, y fue entonces cuando ella reaccionó, como dándose cuenta de que él estaba allí, que permanecía a su lado y que la quería.
Niall la estrechaba fuerte contra él y la besaba repetidas veces. Ella refugió la cara en su pecho besándole también el torso. Al fin parecía que el mal rato había pasado y Daphne regaló a su marido la más dulce de sus sonrisas, al tiempo que le preguntaba
- ¡ Sigues aquí ! ¿ Para qué has venido
- Creí que te había quedado claro. Deseo volver a ser lo que fuimos. Deseo regresar a nuestro hogar y olvidar todo lo pasado que nos ha herido tan fuertemente. Quiero mi vida contigo y con nuestros hijos. Quiero que volvamos a ser nosotros y no dos extraños. Te quiero, mi amor Deseo sentir tu cuerpo junto al mio cada noche, cada mañana. Deseo acariciar y sentir la suavidad de tu piel. Deseo pertenecernos el uno al otro y que no perdamos la confianza que teníamos antes.
- Y entonces ¿ Por qué no te has acostado en la cama ? ¿ Has permanecido toda lo noche así ?
- No quería despertarte y no me atreví a hacerlo por si no querías
- Yo también quiero que volvamos a ser los de antes, olvidarnos de todo y ser los mismos, sin rencores. Los chicos te echan de menos , te necesitan y yo también
- Lo dejaré todo y no me apartaré de tu lado ni un solo instante.
- No, cariño. No dejarás nada, ni yo tampoco. Será la única forma de que volvamos a la normalidad. Seguirás como hasta ahora en el hospital y en la clínica y yo en la agencia de publicidad. No demos ese triunfo a quién nos ha hecho tanto daño. Tu profesión te apasiona ¿ por qué vas a renunciar a ella? A mi no tanto, la mía, así que no me costará dejarla. Pero ahora les debo consideración, al menos hasta finalizar la campaña empezada. Después me quedaré en casa. Iré a buscarte al salir del trabajo, cenaremos o comeremos fuera. Visitaremos a nuestros amigos, a la familia... Todo lo normal que veníamos haciendo. Has de hablar con Gerard y Moira. Fui a visitarles y me desahogué con ellos. Te iba a llamar, pero hazlo tú primero y anunciarles que todo ha terminado felizmente.
Se besaron como hacía tiempo no habían hecho. La llama quedó avivada nuevamente, porque en realidad nunca se había extinguido y no hizo falta atizar el fuego, para que las llamas comenzaran a arder, y ellos también. Aún era de noche, pero no importaba; estaban juntos de nuevo y seguían siendo el matrimonio ardiente y amoroso que eran antes de comenzar todo. Pero precisamente por eso, la pasión de aquella noche, sería más intensa, más vibrante que antes.
Durmieron juntos uno sobre el otro, como temiendo que se tratara de un sueño y fueran a despertar. Pero no era un sueño ni las pesadillas se repitieron. Poco a poco iba tranquilizándose y sabía que le tenía allí rodeándola con sus brazos y despertándola si el sueño se tornara especialmente bronco. Se sentía segura, protegida y, sobretodo amada. No tenía la menor duda de que la seguía queriendo y se prometió que nunca más nadie le haría caer en la tentación de dudar de él. Nunca más
Estaban cansados y extenuados, pero felices. Niall iría al despacho a hablar con su hermano y su cuñada. Daphne llamaría a la Agencia y les anunciaría que no se encontraba bien. Quedaron citados a una hora determinada y comerían en el mejor restaurante de Dublín, y allí en un ambiente romántico se mirarían a los ojos, juntarían sus manos como si fueran unos adolescentes. Conocían el valor que tenían y lo valoraban después de que estuvieran a punto de perderlo. Y allí la convencería de que acudiera al médico para que la hicieran un chequeo. Le había preocupado mucho el estado de estrés de su mujer; no volvería a tomar a broma nada que a ella le sucediera.
Y cumplieron punto por punto todo el programa que habían organizado. Gerard les había invitado a cenar en casa para celebrarlo, mientras los primos juntos se divertirían en el cine o en casa de algún amigo. Querían estar solos y explicar a Gerard y Moira lo que había ocurrido que les había llevado a esa situación. Tuvieron una larga charla.y todo quedó diáfano. Al final brindaron los cuatro por el resultado satisfactorio y se abrazaron contentos de seguir siendo una familia. Una familia feliz y unida.
Los chicos se quedarían con los tíos durante el fin de semana para que ellos pudieran estar solos y terminar de aclarar lo que fuera que tuvieran que aclarar entre ellos, que no era otra cosa que amarse desaforadamente
- Niall, no te vayas, no me dejes
- Eh, eh, eh... Es una pesadilla. Estoy aquí no voy a dejarte. Despierta, despierta mírame.
A duras penas consiguió despertarla y ella le miraba sin ver con los ojos muy abiertos y espantados. Niall estaba angustiado; no esperaba que estuviera tan afectada. De haberlo sabido nunca hubiera dejado su casa; le dolía enormemente ser la causa del sufrimiento de su mujer y comprendía lo que significaba para ella. No estaba seguro de merecer tanto amor y tan desesperado El sentía lo mismo, pero no era tan vulnerable como se encontraba Daphne. Al fin consiguió que se calmara. Ella jadeaba como si le costara respirar. Se abrazó a ella besando su cara. La pedía perdón por todo el daño que sin querer le había causado, y fue entonces cuando ella reaccionó, como dándose cuenta de que él estaba allí, que permanecía a su lado y que la quería.
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- ¡ Sigues aquí ! ¿ Para qué has venido
- Creí que te había quedado claro. Deseo volver a ser lo que fuimos. Deseo regresar a nuestro hogar y olvidar todo lo pasado que nos ha herido tan fuertemente. Quiero mi vida contigo y con nuestros hijos. Quiero que volvamos a ser nosotros y no dos extraños. Te quiero, mi amor Deseo sentir tu cuerpo junto al mio cada noche, cada mañana. Deseo acariciar y sentir la suavidad de tu piel. Deseo pertenecernos el uno al otro y que no perdamos la confianza que teníamos antes.
- Y entonces ¿ Por qué no te has acostado en la cama ? ¿ Has permanecido toda lo noche así ?
- No quería despertarte y no me atreví a hacerlo por si no querías
- Yo también quiero que volvamos a ser los de antes, olvidarnos de todo y ser los mismos, sin rencores. Los chicos te echan de menos , te necesitan y yo también
- Lo dejaré todo y no me apartaré de tu lado ni un solo instante.
- No, cariño. No dejarás nada, ni yo tampoco. Será la única forma de que volvamos a la normalidad. Seguirás como hasta ahora en el hospital y en la clínica y yo en la agencia de publicidad. No demos ese triunfo a quién nos ha hecho tanto daño. Tu profesión te apasiona ¿ por qué vas a renunciar a ella? A mi no tanto, la mía, así que no me costará dejarla. Pero ahora les debo consideración, al menos hasta finalizar la campaña empezada. Después me quedaré en casa. Iré a buscarte al salir del trabajo, cenaremos o comeremos fuera. Visitaremos a nuestros amigos, a la familia... Todo lo normal que veníamos haciendo. Has de hablar con Gerard y Moira. Fui a visitarles y me desahogué con ellos. Te iba a llamar, pero hazlo tú primero y anunciarles que todo ha terminado felizmente.
Se besaron como hacía tiempo no habían hecho. La llama quedó avivada nuevamente, porque en realidad nunca se había extinguido y no hizo falta atizar el fuego, para que las llamas comenzaran a arder, y ellos también. Aún era de noche, pero no importaba; estaban juntos de nuevo y seguían siendo el matrimonio ardiente y amoroso que eran antes de comenzar todo. Pero precisamente por eso, la pasión de aquella noche, sería más intensa, más vibrante que antes.
Durmieron juntos uno sobre el otro, como temiendo que se tratara de un sueño y fueran a despertar. Pero no era un sueño ni las pesadillas se repitieron. Poco a poco iba tranquilizándose y sabía que le tenía allí rodeándola con sus brazos y despertándola si el sueño se tornara especialmente bronco. Se sentía segura, protegida y, sobretodo amada. No tenía la menor duda de que la seguía queriendo y se prometió que nunca más nadie le haría caer en la tentación de dudar de él. Nunca más
Estaban cansados y extenuados, pero felices. Niall iría al despacho a hablar con su hermano y su cuñada. Daphne llamaría a la Agencia y les anunciaría que no se encontraba bien. Quedaron citados a una hora determinada y comerían en el mejor restaurante de Dublín, y allí en un ambiente romántico se mirarían a los ojos, juntarían sus manos como si fueran unos adolescentes. Conocían el valor que tenían y lo valoraban después de que estuvieran a punto de perderlo. Y allí la convencería de que acudiera al médico para que la hicieran un chequeo. Le había preocupado mucho el estado de estrés de su mujer; no volvería a tomar a broma nada que a ella le sucediera.
Y cumplieron punto por punto todo el programa que habían organizado. Gerard les había invitado a cenar en casa para celebrarlo, mientras los primos juntos se divertirían en el cine o en casa de algún amigo. Querían estar solos y explicar a Gerard y Moira lo que había ocurrido que les había llevado a esa situación. Tuvieron una larga charla.y todo quedó diáfano. Al final brindaron los cuatro por el resultado satisfactorio y se abrazaron contentos de seguir siendo una familia. Una familia feliz y unida.
Los chicos se quedarían con los tíos durante el fin de semana para que ellos pudieran estar solos y terminar de aclarar lo que fuera que tuvieran que aclarar entre ellos, que no era otra cosa que amarse desaforadamente
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