Niall iba de mala gana y a penas hablaba. Ya lo hacía ella por los dos. Ahora se daba cuenta de lo que Daphne pensaba de ella, y comprobaba por momentos que no le faltaba razón. No le gustaba su compañía y con la imaginación recorrió años atrás, en Isla Mauricio cuando conoció a una turista que a las primeras de cambio se acostó con él. Lo tomó como una anécdota de tantas, pero para ella no era así. Se enamoró de Niall y se creyó con derecho a todo, y a pesar de que él le contó la verdad de su situación sentimental, ella no cedió ni un palmo. Estaba obsesionada y hubo de plantarla cara.
Luego se encontró nuevamente con Daphne en las circunstancias que todos conocemos y de nuevo, la llama de la pasión por ella, se avivó. Tomó la decisión de hablar con Monique y dejar de una vez esa relación que por momentos se volvía tóxica. Después de una discusión monumental, ella salió de su casa y de su vida. Niall partió de nuevo a Irlanda, y de esta manera perdió su rastro.
Cuando Monique, bajo el nombre de Margaret apareció en el hospital, no era la misma ni física ni mentalmente, pero seguía teniendo la obsesion por Niall, a pesar de no demostrarlo abiertamente, salvo en algunos momentos. Sin duda la cirugía estética había obrado milagros en ella, hasta el punto de sólo recordarle el rostro de otra chica, pero nunca imaginó que aquella chica, era ahora esta reputada médica.
Cambio no sólo su físico, también su nombre y ahora era Margaret, pero igual de siniestra que entonces. Tuvo mucho que ver en la separación de Niall y Daphne, y fue entonces cuando volvió a desaparecer. Pero ahora la tenía delante, sofisticada, elegante y bonita. Se había casado con un hombre mayor que ella de situación adinerada; pensó que en eso es lo que ella pensaba desde un principio. ¡ Qué estúpido había sido al haber estado tan ciego y no darse cuenta! Estuvo a punto de perder a su mujer. Pero ahora volvía a tener una situación complicada ¿ Cómo explicar la aparición de ella nuevamente? ¿ Cómo convencerla de que su invitación correspondía a quitársela de encima, y no a otra cosa ?
Y ella seguía hablando de cosas que no le interesaban, y a las que no prestaba atención. Deseaba que aquello terminase cuanto antes, pero también temía el momento en que tuviera que explicar a Daphne el motivo de aquella reunión.
En vista de que con él no obtenía ningún resultado, decidió seguir otra estrategia muy diferente a la que había tomado. Estaba claro que Niall, estaba deseando terminar con aquella comida, de la que no había obtenido el beneficio que ella esperaba, pero tenía en mente algo que si sería un eficaz revulsivo en sus vidas. Su enigmática intención, era conquistar de nuevo a Niall. Hacerle ver que con ella tendría todos los placeres de la vida, mas aún que con su mujer, que la creía pazguata y remilgada.
¡ Cuán lejos estaba de la verdad! Pero en sus fantasías demenciales, creía que sólo ella podría satisfacer sus necesidades varoniles, tal como hiciera años atas, cuando la sombra de Daphne aún no se había hecho presente
Niall pensaba cómo podía haber sido que llegase a su excelencia como médico y tan eficiente, pensando de esa forma tan retorcida como hacía. Probablemente sería una persona normal en el trato con los enfermos. Sólo su obsesión por él, la hacía alguien algo desequilibrada, que debería ser observada más detenidamente. Afortunadamente, después de casarse, se había retirado de la medicina, por lo que por ese lado estaba más tranquilo, porque no pondría en peligro las vidas de otros seres inocentes. No obstante, consultaría si debía denunciar su estado en el Colegio de Médicos. No fuera a ser que cometiera cualquier locura.
Monique... Margaret, guardaba un plan B que pondría en práctica antes de regresar al lado de su marido. Niall no le interesaba en absoluto, sólo buscaba revancha, porque la ponía furiosa que la mosquita muerta de su mujer le tuviera tan encandilado como siempre. Regresaría con su marido, que a pesar de no amarle la llevaba a los mejores sitios, a los mejores viajes, y vivía como una reina. No iba a cambiar nada de eso por un amor fallido de juventud, y que nunca había sentido real interés por ella, sino calentar su cama cuando estaba solo. Y entonces fue ella la que decidió dar por terminada aquella reunión, que no había salido como esperaba.
- Está claro que no ha sido una buena idea reunirnos para evocar viejos tiempos ya pasados. Y ciertamente, se fueron y no volverán; esperaba algo más de ti, pero veo que estás ausente y no te interesa nada de lo que hablo. Creo que es mejor despedirnos y seguir con nuestro camino sin echar la vista atrás
- Es lo mejor que has podido pensar. Nuestro tiempo ya pasó en el que nunca te di esperanza de nada, porque ni yo mismo la tenía.
Después de abonar la cuenta, se despidieron . Monique le dio dos besos en las mejillas, y él estrechó su mano. Estaba deseando perderla de vista, y a poder ser para siempre. Cuando llegase a casa tendría que explicar a su mujer detalladamente todo lo ocurrido y a qué se debía el cambio de su antigua amante.. Debía hacerlo, a pesar de presentir que iba a causarla dolor y tristeza, pero no quería secretos entre ellos; con esa clase de mujer, no.
Y como siempre hacía, Daphne le esperó despierta. Se había retrasado más de lo que debiera, pero tampoco le dio importancia, pues las reuniones, ya se sabe, conoces cuando empiezan, pero nunca cuando acaban. Los chicos ya se habían acostado y la casa respiraba paz y tranquilidad. La señora que atendía la casa, también se había retirado a su zona privada; sólo Daphne le aguardaba..
Cuando se despidió de Monique, Niall estuvo largo rato sentado en el coche, sin arrancar el motor. Quería respirar el aire fresco de la recién comenzada noche y ordenar las ideas de lo que habría de decir a su mujer, y en qué forma, para que no tuvieran un serio disgusto, que mucho temía iban a sufrir.
Al entrar en casa, miró alrededor buscándola, y enseguida comprendió que estaría acostada, y hacia el dormitorio se dirigió prestamente
Luego se encontró nuevamente con Daphne en las circunstancias que todos conocemos y de nuevo, la llama de la pasión por ella, se avivó. Tomó la decisión de hablar con Monique y dejar de una vez esa relación que por momentos se volvía tóxica. Después de una discusión monumental, ella salió de su casa y de su vida. Niall partió de nuevo a Irlanda, y de esta manera perdió su rastro.
Cuando Monique, bajo el nombre de Margaret apareció en el hospital, no era la misma ni física ni mentalmente, pero seguía teniendo la obsesion por Niall, a pesar de no demostrarlo abiertamente, salvo en algunos momentos. Sin duda la cirugía estética había obrado milagros en ella, hasta el punto de sólo recordarle el rostro de otra chica, pero nunca imaginó que aquella chica, era ahora esta reputada médica.
Cambio no sólo su físico, también su nombre y ahora era Margaret, pero igual de siniestra que entonces. Tuvo mucho que ver en la separación de Niall y Daphne, y fue entonces cuando volvió a desaparecer. Pero ahora la tenía delante, sofisticada, elegante y bonita. Se había casado con un hombre mayor que ella de situación adinerada; pensó que en eso es lo que ella pensaba desde un principio. ¡ Qué estúpido había sido al haber estado tan ciego y no darse cuenta! Estuvo a punto de perder a su mujer. Pero ahora volvía a tener una situación complicada ¿ Cómo explicar la aparición de ella nuevamente? ¿ Cómo convencerla de que su invitación correspondía a quitársela de encima, y no a otra cosa ?
Y ella seguía hablando de cosas que no le interesaban, y a las que no prestaba atención. Deseaba que aquello terminase cuanto antes, pero también temía el momento en que tuviera que explicar a Daphne el motivo de aquella reunión.
En vista de que con él no obtenía ningún resultado, decidió seguir otra estrategia muy diferente a la que había tomado. Estaba claro que Niall, estaba deseando terminar con aquella comida, de la que no había obtenido el beneficio que ella esperaba, pero tenía en mente algo que si sería un eficaz revulsivo en sus vidas. Su enigmática intención, era conquistar de nuevo a Niall. Hacerle ver que con ella tendría todos los placeres de la vida, mas aún que con su mujer, que la creía pazguata y remilgada.
¡ Cuán lejos estaba de la verdad! Pero en sus fantasías demenciales, creía que sólo ella podría satisfacer sus necesidades varoniles, tal como hiciera años atas, cuando la sombra de Daphne aún no se había hecho presente
Niall pensaba cómo podía haber sido que llegase a su excelencia como médico y tan eficiente, pensando de esa forma tan retorcida como hacía. Probablemente sería una persona normal en el trato con los enfermos. Sólo su obsesión por él, la hacía alguien algo desequilibrada, que debería ser observada más detenidamente. Afortunadamente, después de casarse, se había retirado de la medicina, por lo que por ese lado estaba más tranquilo, porque no pondría en peligro las vidas de otros seres inocentes. No obstante, consultaría si debía denunciar su estado en el Colegio de Médicos. No fuera a ser que cometiera cualquier locura.
Monique... Margaret, guardaba un plan B que pondría en práctica antes de regresar al lado de su marido. Niall no le interesaba en absoluto, sólo buscaba revancha, porque la ponía furiosa que la mosquita muerta de su mujer le tuviera tan encandilado como siempre. Regresaría con su marido, que a pesar de no amarle la llevaba a los mejores sitios, a los mejores viajes, y vivía como una reina. No iba a cambiar nada de eso por un amor fallido de juventud, y que nunca había sentido real interés por ella, sino calentar su cama cuando estaba solo. Y entonces fue ella la que decidió dar por terminada aquella reunión, que no había salido como esperaba.
- Está claro que no ha sido una buena idea reunirnos para evocar viejos tiempos ya pasados. Y ciertamente, se fueron y no volverán; esperaba algo más de ti, pero veo que estás ausente y no te interesa nada de lo que hablo. Creo que es mejor despedirnos y seguir con nuestro camino sin echar la vista atrás
- Es lo mejor que has podido pensar. Nuestro tiempo ya pasó en el que nunca te di esperanza de nada, porque ni yo mismo la tenía.
Después de abonar la cuenta, se despidieron . Monique le dio dos besos en las mejillas, y él estrechó su mano. Estaba deseando perderla de vista, y a poder ser para siempre. Cuando llegase a casa tendría que explicar a su mujer detalladamente todo lo ocurrido y a qué se debía el cambio de su antigua amante.. Debía hacerlo, a pesar de presentir que iba a causarla dolor y tristeza, pero no quería secretos entre ellos; con esa clase de mujer, no.
Y como siempre hacía, Daphne le esperó despierta. Se había retrasado más de lo que debiera, pero tampoco le dio importancia, pues las reuniones, ya se sabe, conoces cuando empiezan, pero nunca cuando acaban. Los chicos ya se habían acostado y la casa respiraba paz y tranquilidad. La señora que atendía la casa, también se había retirado a su zona privada; sólo Daphne le aguardaba..
Cuando se despidió de Monique, Niall estuvo largo rato sentado en el coche, sin arrancar el motor. Quería respirar el aire fresco de la recién comenzada noche y ordenar las ideas de lo que habría de decir a su mujer, y en qué forma, para que no tuvieran un serio disgusto, que mucho temía iban a sufrir.
Al entrar en casa, miró alrededor buscándola, y enseguida comprendió que estaría acostada, y hacia el dormitorio se dirigió prestamente
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