Entré a toda prisa en el baño, y rápidamente me duché.No sabía cómo iba a comportarse . ¡ Estaba tan cambiado ! . Pero no tenía miedo de él, sino de mí misma. Sentí un toque en la puerta y escuché su voz que me preguntaba:
- ¿ Estás visible ? Necesito la ropa para lavarla, y mi camisa
-Un momento, enseguida salgo. Haz lo que tengas que hacer, yo pondré la lavadora
Salí todo lo aprisa que pude. Ni siquiera me entretuve en peinarme. Había hecho un atillo con la ropa y fui en dirección a la cocina en donde le oía trastear.
- ¡ Ah ! Ya has terminado. Dame la ropa - me dijo escuetamente
- Yo la pondré- respondí . ¡Quién te ha visto: tú poniendo una lavadora!
- Vivo solo. Me las tengo que arreglar
Me quitó la ropa de los brazos y comenzó a meter las prendas en la lavadora. Al llegar a mi ropa interior, sonrió de medio lado, y al verle, creo que la sangre se subió toda a mi cara ¿ Por qué me daba tanta vergüenza ? Se la quité de un manotazo, lo que le produjo aún más hilaridad.
- Vas a tener mucho calor con el albornoz. Hoy está el día muy pesado. Te traeré algo que te puedas poner.
Salió y al poco vino con una falda de muchos colores, larga y una blusa blanca. Me la tendió y dijo:
- No tengo más que esto. tendrás que arreglártelas sin ropa interior.
- ¿ Piensas que me voy a poner la ropa de otra mujer, que probablemente sea tu amante? Debes estar loco- le dije despreciando lo que me ofrecía.
Se reía de mí. Era su diversión y yo colaboraba a ello porque cada vez me ponía más tensa y ni siquiera podía ocultarlo. Estaba furiosa y celosa al mismo tiempo. Cada vez estaba más convencida que pasaba de mi olímpicamente, al contrario, se estaba divirtiendo lo suyo. Me arrodillé para sacar la ropa de la secadora y entonces me agarró de la mano y me dijo con rabia:
- No vuelvas a hacerlo. No te vuelvas a arrodillar por nada ni por nadie. Nunca
- Iba a sacar la ropa. Seguro que estará seca
- Yo lo haré
- ¿ Qué es lo que te pasa ? ¿ A qué viene esa parrafada? No pienso arrodillarme ante nadie ni por nada. No te entiendo. Me marcharé enseguida, en cuanto me vista
El no dijo nada, pero su gesto era hosco ¿ Qué le había hecho para que me tratara de esa forma? Recogí todo, pero aún no terminó su mordaz sonrisa
- Te dejas ésto - Dijo sosteniendo en su dedo índice mi sujetador.
-Te has convertido en un ser odioso. Nunca hubiera imaginado que te comportaras así
-¿ Qué querías ? Te presentas aquí después del tiempo transcurrido. Después de que cambiaste mi vida poniéndola del revés y ahora te haces la digna
- Yo no me hago de ninguna manera. Ni vine en tu busca. Ni sabía donde estabas, y ¿ sabes qué ? Que para ser mis primeras vacaciones al extranjero, tuve una pésima idea con elegir este lugar. Ojalá no hubiera venido, ni te hubiera encontrado ni ahora ni nunca.
Sentía un nudo en mi garganta y unas ganas tremendas de llorar, pero no quería hacerlo, no delante de él. No le faltaba más que me viera en ese estado para reírse de mi. A sus ojos debía seguir siendo una niña timorata y solitaria, incapaz de funcionar por si sola y eso me ponía furiosa. Me vestí como pude y salí a la calle recogiendo mi bolso. No sabía donde estaba. No podía dar la dirección a algún taxi para que viniera a recogerme. Eso era lo de menos, preguntaría a alguien que pasara por allí.
Salí a la calle y sentía sus pasos tras de mi, al tiempo que me gritaba "espera, espera ". Ya no podía contener el llanto y además sentía miedo, ese miedo que se siente a lo desconocido y no sabía nada, ni el idioma, ni donde estaba ni siquiera había encontrado a alguien a quién preguntar. Cuando me dio alcancé, me retuvo fuertemente de un brazo y me miró. En su mirada había algo difícil de descifrar, era angustia, dolor, tristeza... no lo sabía pero tampoco comprendía su actitud de ahora y de antes.
- ¿Qué demonios quieres ahora? - le dije furiosa
- A tí. Te quiero a tí ¿ Aún no te has dado cuenta ?
- Difícil manera de expresar tus sentimientos. Suéltame por favor. Quiero irme al hotel. No debí salir de su recinto, me hubiera evitado tantas sorpresas y todas ellas bastante desagradables. Lo único positivo es que tu familia se alegrará de haberte encontrado. Referente a mi, deseo olvidarme de todo esto. Has amargado mis vacaciones.
- Bien, pues déjame endulzarlas
Y tomándome por la cintura me acercó hasta su cuerpo y me besó tan intensamente que durante mucho tiempo tuve la sensación de sus labios en los míos. Después agarrándome del brazo me llevó de nuevo hasta su casa y subiendo las escaleras a toda prisa, cerró la puerta de una patada y me empujó contra ella. Sentí miedo porque su actitud era de furia y de rabia ¿ contra mí ? ¿ Qué le había hecho yo ?. Me apretaba contra él besándome repetidas veces recorriendo mi cara. No podíamos hablar ninguno de los dos. ¿ Qué significaba esto ? Sólo una cosa, pero ¿ estaba yo dispuesta a seguirle ? ¡ Naturalmente que lo estaba! Desde el mismo instante en que nos encontramos. Y sin dejar de besarnos fuimos hasta el dormitorio y de nuevo aquella noche se repitió, sólo que esta vez fue más ardiente y desgarradora.
Había pasado el tiempo y muchas cosas en su vida y en la mía. Ya no éramos dos jóvenes inexpertos, al menos por mi parte. Y decidí aparcar todos mis miedos y le seguí en el frenesí. Me olvidé de Gerard y del mundo entero. Me quería, me deseaba y yo a él. No importaba lo que hubiera ocurrido desde nuestra separación. Él no me había olvidado y yo tampoco.; eso era lo que contaba.. Las preguntas se agolpaban en mi cabeza. Tenía que saber lo que le había impulsado en llegar hasta aquí, pero no quería romper la magia de la que ahora disfrutábamos. Acariciaba mi cabeza y besaba mi frente; había vuelto el chico dulce que había conocido. Tenía que saber por qué vivía aquí, si tenía trabajo, por qué abandono los estudios. En fin lo quería saber todo durante el tiempo transcurrido. Estábamos abrazados, en silencio. Probablemente tuviéramos miedo de comenzar a hablar y a tomar decisiones. Pero fue él quién empezó a dar explicaciones:
- Después de la bronca que presenciaste, me fui de casa. Desorientado sin saber qué hacer. Había descubierto que mi hermano y yo, estábamos enamorados de la misma chica. Debía tomar una decisión por algo que Gerard me dijo: " eres un niñato caprichoso que no sabe lo que quiere. Daphne es un juego para ti y no voy a consentir que le hagas daño ". No quería dañar a Gerard y sabía que estaba dolido por haber sido yo el primero en tu vida. El seguramente tenía otra idea y te quería vírgen, y eso ya no era posible. Quería a mi hermano, y mientras daba vueltas para aclarar mis ideas, supe que tenía que alejarme de todo y darle la oportunidad a él. Era más sensible y te amaba en silencio, y eso me conmovió. Estuve sin aparecer por casa varios días. Me quedaba en casa de un amigo, pero ellos nunca supieron dónde había estado. Arreglé los papeles y viajé a Estados Unidos. Me convalidaron asignaturas de primer año y estuve tres años más. Estaba a punto de ser médico, que era lo que había elegido. Pero aún así, todavía estaba demasiado cerca de tí. Y decidí recorrer mundo. Trabajé en lo que salía aquí y allí. Estuve en Australia y terminé en Isla Mauricio. Quizá fuese el destino que así lo quiso.
- ¿ Estás visible ? Necesito la ropa para lavarla, y mi camisa
-Un momento, enseguida salgo. Haz lo que tengas que hacer, yo pondré la lavadora
Salí todo lo aprisa que pude. Ni siquiera me entretuve en peinarme. Había hecho un atillo con la ropa y fui en dirección a la cocina en donde le oía trastear.
- ¡ Ah ! Ya has terminado. Dame la ropa - me dijo escuetamente
- Yo la pondré- respondí . ¡Quién te ha visto: tú poniendo una lavadora!
- Vivo solo. Me las tengo que arreglar
Me quitó la ropa de los brazos y comenzó a meter las prendas en la lavadora. Al llegar a mi ropa interior, sonrió de medio lado, y al verle, creo que la sangre se subió toda a mi cara ¿ Por qué me daba tanta vergüenza ? Se la quité de un manotazo, lo que le produjo aún más hilaridad.
- Vas a tener mucho calor con el albornoz. Hoy está el día muy pesado. Te traeré algo que te puedas poner.
Salió y al poco vino con una falda de muchos colores, larga y una blusa blanca. Me la tendió y dijo:
- No tengo más que esto. tendrás que arreglártelas sin ropa interior.
- ¿ Piensas que me voy a poner la ropa de otra mujer, que probablemente sea tu amante? Debes estar loco- le dije despreciando lo que me ofrecía.
Se reía de mí. Era su diversión y yo colaboraba a ello porque cada vez me ponía más tensa y ni siquiera podía ocultarlo. Estaba furiosa y celosa al mismo tiempo. Cada vez estaba más convencida que pasaba de mi olímpicamente, al contrario, se estaba divirtiendo lo suyo. Me arrodillé para sacar la ropa de la secadora y entonces me agarró de la mano y me dijo con rabia:
- No vuelvas a hacerlo. No te vuelvas a arrodillar por nada ni por nadie. Nunca
- Iba a sacar la ropa. Seguro que estará seca
- Yo lo haré
- ¿ Qué es lo que te pasa ? ¿ A qué viene esa parrafada? No pienso arrodillarme ante nadie ni por nada. No te entiendo. Me marcharé enseguida, en cuanto me vista
El no dijo nada, pero su gesto era hosco ¿ Qué le había hecho para que me tratara de esa forma? Recogí todo, pero aún no terminó su mordaz sonrisa
- Te dejas ésto - Dijo sosteniendo en su dedo índice mi sujetador.
-Te has convertido en un ser odioso. Nunca hubiera imaginado que te comportaras así
-¿ Qué querías ? Te presentas aquí después del tiempo transcurrido. Después de que cambiaste mi vida poniéndola del revés y ahora te haces la digna
- Yo no me hago de ninguna manera. Ni vine en tu busca. Ni sabía donde estabas, y ¿ sabes qué ? Que para ser mis primeras vacaciones al extranjero, tuve una pésima idea con elegir este lugar. Ojalá no hubiera venido, ni te hubiera encontrado ni ahora ni nunca.
Sentía un nudo en mi garganta y unas ganas tremendas de llorar, pero no quería hacerlo, no delante de él. No le faltaba más que me viera en ese estado para reírse de mi. A sus ojos debía seguir siendo una niña timorata y solitaria, incapaz de funcionar por si sola y eso me ponía furiosa. Me vestí como pude y salí a la calle recogiendo mi bolso. No sabía donde estaba. No podía dar la dirección a algún taxi para que viniera a recogerme. Eso era lo de menos, preguntaría a alguien que pasara por allí.
Salí a la calle y sentía sus pasos tras de mi, al tiempo que me gritaba "espera, espera ". Ya no podía contener el llanto y además sentía miedo, ese miedo que se siente a lo desconocido y no sabía nada, ni el idioma, ni donde estaba ni siquiera había encontrado a alguien a quién preguntar. Cuando me dio alcancé, me retuvo fuertemente de un brazo y me miró. En su mirada había algo difícil de descifrar, era angustia, dolor, tristeza... no lo sabía pero tampoco comprendía su actitud de ahora y de antes.
- ¿Qué demonios quieres ahora? - le dije furiosa
- A tí. Te quiero a tí ¿ Aún no te has dado cuenta ?
- Difícil manera de expresar tus sentimientos. Suéltame por favor. Quiero irme al hotel. No debí salir de su recinto, me hubiera evitado tantas sorpresas y todas ellas bastante desagradables. Lo único positivo es que tu familia se alegrará de haberte encontrado. Referente a mi, deseo olvidarme de todo esto. Has amargado mis vacaciones.
- Bien, pues déjame endulzarlas
Y tomándome por la cintura me acercó hasta su cuerpo y me besó tan intensamente que durante mucho tiempo tuve la sensación de sus labios en los míos. Después agarrándome del brazo me llevó de nuevo hasta su casa y subiendo las escaleras a toda prisa, cerró la puerta de una patada y me empujó contra ella. Sentí miedo porque su actitud era de furia y de rabia ¿ contra mí ? ¿ Qué le había hecho yo ?. Me apretaba contra él besándome repetidas veces recorriendo mi cara. No podíamos hablar ninguno de los dos. ¿ Qué significaba esto ? Sólo una cosa, pero ¿ estaba yo dispuesta a seguirle ? ¡ Naturalmente que lo estaba! Desde el mismo instante en que nos encontramos. Y sin dejar de besarnos fuimos hasta el dormitorio y de nuevo aquella noche se repitió, sólo que esta vez fue más ardiente y desgarradora.
Había pasado el tiempo y muchas cosas en su vida y en la mía. Ya no éramos dos jóvenes inexpertos, al menos por mi parte. Y decidí aparcar todos mis miedos y le seguí en el frenesí. Me olvidé de Gerard y del mundo entero. Me quería, me deseaba y yo a él. No importaba lo que hubiera ocurrido desde nuestra separación. Él no me había olvidado y yo tampoco.; eso era lo que contaba.. Las preguntas se agolpaban en mi cabeza. Tenía que saber lo que le había impulsado en llegar hasta aquí, pero no quería romper la magia de la que ahora disfrutábamos. Acariciaba mi cabeza y besaba mi frente; había vuelto el chico dulce que había conocido. Tenía que saber por qué vivía aquí, si tenía trabajo, por qué abandono los estudios. En fin lo quería saber todo durante el tiempo transcurrido. Estábamos abrazados, en silencio. Probablemente tuviéramos miedo de comenzar a hablar y a tomar decisiones. Pero fue él quién empezó a dar explicaciones:
- Después de la bronca que presenciaste, me fui de casa. Desorientado sin saber qué hacer. Había descubierto que mi hermano y yo, estábamos enamorados de la misma chica. Debía tomar una decisión por algo que Gerard me dijo: " eres un niñato caprichoso que no sabe lo que quiere. Daphne es un juego para ti y no voy a consentir que le hagas daño ". No quería dañar a Gerard y sabía que estaba dolido por haber sido yo el primero en tu vida. El seguramente tenía otra idea y te quería vírgen, y eso ya no era posible. Quería a mi hermano, y mientras daba vueltas para aclarar mis ideas, supe que tenía que alejarme de todo y darle la oportunidad a él. Era más sensible y te amaba en silencio, y eso me conmovió. Estuve sin aparecer por casa varios días. Me quedaba en casa de un amigo, pero ellos nunca supieron dónde había estado. Arreglé los papeles y viajé a Estados Unidos. Me convalidaron asignaturas de primer año y estuve tres años más. Estaba a punto de ser médico, que era lo que había elegido. Pero aún así, todavía estaba demasiado cerca de tí. Y decidí recorrer mundo. Trabajé en lo que salía aquí y allí. Estuve en Australia y terminé en Isla Mauricio. Quizá fuese el destino que así lo quiso.
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