Aunque no es mucha la diferencia horaria aún tenía sueño cuando sonó la alarma de mi móvil. El viaje había sido cómodo, no obstante me sentía con ganas de seguir durmiendo. Al final me desperecé y salté de la cama directa al baño. Salí a la terraza y sentí que la temperatura era elevada, debido seguramente a la humedad ambiental existente. El cielo estaba nublado y ese sería el motivo de que pareciera que hacía más calor, y era más denso. Estaba dispuesta a recorrer la ciudad y todo cuanto ella pudiera ofrecerme. Debido a la humedad, al salir de la ducha tenía la sensación de seguir mojada, consulté la metereología y había un cien por cien de humedad.. Rebuscando en el armario opté por ropa cómoda. Iba a estar casi todo el día fuera del hotel y no quería sentirme incómoda por el sudor de alguna prenda . Elegí una blusa de algodón fino muy cómoda y unos pantalones ligeros y largo hasta la rodilla.. La máquina de hacer fotos, el pasaporte, las tarjetas y dinero por si hiciera alguna compra en que no las admitieran.
Con el equipo de aventurera, bajé hasta el comedor y desayuné sin mucho apetito. Estaba ansiosa por salir y descubrir por mi misma los bellos paisajes que se me ofrecían. Con un mapa solicitado en Recepción me dispuse a recorrer las calles, que a esa hora estaban llenas de gente, de comerciantes y compradores de algún mercadillo cercano. Como pude me hice entender y me indicaron que era un mercado semanal de pura artesanía.
- ¡ Bien, estupendo ! - pensé mientras me encaminaba hacia allí.
Era un conglomerado de colores diversos como diversa era la oferta a los visitantes que entusiasmados recorríamos todos los puestos. Pensé en mis amigas Nelly y Saoirse, pero también en Gerard, aunque lo cierto es que no encontraba nada adecuado para él. A las chicas les llevé unas pulseras con turquesas incrustadas en plata que me parecieron preciosas. Yo me compré un anillo de esa misma piedra. Me lo puse de inmediato. Seguí mi rumbo encantada con todo lo que descubría. Un tenderete con foulares a cual más bello
- Me tengo que llevar alguno- me decía - Pero ¿ cuál ? Son tan bellos que los compraría todos.
La mujer del puesto sonreía al verme indecisa. Tomó uno y lo arrimó a mi cara. Su sonrisa se amplió y me mostró en un pequeño espejo, que el colorido armonizaba perfectamente con el color de mi piel. Y seguí inspeccionando los puestos. De pronto unas gruesas gotas de agua, comenzaron a caer. De momento espaciadas, pero pronto se formó un aluvión de agua como si se hubiera abierto el cielo. Los vendedores sacaron inmediatamente lonas y plásticos con los que tapaban las mercancías. Pensé que aquello debía ser habitual y estaban prevenidos. Pero a los visitantes nos pillo por sorpresa y estábamos todos empapados. Corrí hasta la otra punta de la calle en la que había un bar
- Allí me refugiaré- pensé mientras allí me encaminaba. Desde el bar llegaron hasta mis oídos unas sonoras carcajadas de algunos muchachos que estaban bajo el toldo que les cubría. De repente, una mano firme me dio un tirón y me llevó a una esquina de la terraza de ese bar. Me temía lo peor, pero no me dio tiempo a pensar en mas. Una figura de hombre corpulento me arrinconaba contra la pared y hacía puente con sus brazos como para que no me escapara. Entonces le miré de frente dispuesta a pelear creyendo que sería un secuestro, pero me quedé sin habla cuando ví de quién se trataba:
- ¡ Niall !
- Vamos quítate la blusa - me dijo secamente
- ¿ Que haga qué ?
- Que te quites la blusa se te transparenta todo y esos se están corriendo la gran juerga a tu costa. Toma ponte mi camisa
- ¡ ¿Estás loco ? ¿ Desnudarme aquí ?
- Pues tu verás lo que haces. Estás totalmente empapada y la blusa pegada a tu cuerpo marcando tus... Bueno marcando todo.
Entonces bajé la cabeza para mirarme y comprobé escandalizada que era como si no llevara ropa alguna. Tenía razón . Cogí inmediatamente la camisa que me ofrecía y me volví de espaldas a él para quitarme la blusa
- No te preocupes. Ya los conozco - Rápidamente y muy ofendida me giré una vez que me puse su camisa. En su cara había una sonrisa mordaz.
Estaba desaliñado, con una frondosa barba y el cabello revuelto. Unos pantalones bermudas y unas andalias como las que usan los nativos. Nunca me hubiera imaginado encontrarle ahí y de esa forma. En nada recordaba al atildado Niall de otro tiempo. Estaba tostado por el sol y su cabello era de un color más claro . A pesar de todo estaba guapo a rabiar, o es que yo le veía así La sangre comenzó a correr por mis venas deprisa, muy deprisa.. No me atrevía a pronunciar palabra, y sin embargo quería saber cosas, quería saberlo todo. A la velocidad del rayo, pensé en su familia y la alegría que les daría cuando esa noche hablase con ellos y les dijera que había encontrado a Niall; ocultaría la forma rocambolesca en que le encontré, pero eso sería lo de menos. Tras un largo silencio en que sólo nos mirábamos, él dijo:
- Ven te llevaré a casa
- ¿ A qué casa ?
- A la mía ¿ A cuál va a ser ?
- ¿ Vives aquí ?
- Si, no hace mucho de ello, pero si, aquí vivo y aquí me quedaré. En casa te ducharás y te cambiarás de ropa.
- No hace falta. Me duche esta mañana
- Si, si hace falta. En esta época del año la lluvia cae con una especie de arena como si fuera arcilla. Seguramente porque las nubes cargan en alguna laguna de esa clase de tierra. Si no lo haces, cuando se te seque parecerás un molde.
Y se echó a reír, seguramente imaginando mi cara y toda mi ropa llena de ese color. Accedí, pero también me resistía. Me sentía muy vulnerable con él, pero firmemente, me agarro del brazo para que le siguiera. Quería saber cosas de él . Cómo había llegado hasta allí y a qué se dedicaba. Notaba que no quería hablar de ese tema. Me introdujo en el coche y partimos rumbo a su casa.
Estaba situada en una colina y era una casa vecinal adosada, pero unifamiliar. Estaba rodeada de vegetación con palmeras, adelfas, bouganvillias y dama de noche. Era un entorno embriagador de perfume y belleza. Sin a penas muebles nada más que una mesa de centro un sofá y una hamaca a la entrada, en un porche. Una pequeña cocina y un dormitorio, y dentro de él, el baño. Miré alrededor examinando cada rincón guardándolo en mi retina. Esa era ahora su vida, tan diferente a la que había llevado en Irlanda. Después de enseñarme la casa, me condujo hasta el baño entregándome toallas .
La sensación que tuve es de lejanía y frialdad. Estaba claro que su "amor eterno " había pasado a mejor vida. Y en ese momento recordé a Gerard y la diferencia entre ellos dos. Era un lugar de mujeres preciosas y seguramente él ya habría elegido a alguna con la que compartir su vida. De ahí que dijera " aquí me quedaré ". Posiblemente hasta tuviera algún chiquillo. Moví negativamente la cabeza, sumida en mis pensamientos
- ¿ Qué te pasa ? ¿ En qué piensas ? - me dijo
- En nada. Son cosas mías - le respondí y me fuí hacia el baño
- Espera toma un albornoz. Póntelo mientras lavo tu ropa.
- No es necesario- contesté algo decepcionada por su frialdad
- ¿ Vas a volver al hotel desnuda?
Di media vuelta y salí de la estancia mientras él reía sin parar. ¿ Se estaba burlando de mi ? Seguramente me vería muy perdida ; seguía siendo una novata en muchos aspectos, y eso me dolía porque yo seguía teniendo en mi retina aquella noche en que estuvimos juntos.
Con el equipo de aventurera, bajé hasta el comedor y desayuné sin mucho apetito. Estaba ansiosa por salir y descubrir por mi misma los bellos paisajes que se me ofrecían. Con un mapa solicitado en Recepción me dispuse a recorrer las calles, que a esa hora estaban llenas de gente, de comerciantes y compradores de algún mercadillo cercano. Como pude me hice entender y me indicaron que era un mercado semanal de pura artesanía.
- ¡ Bien, estupendo ! - pensé mientras me encaminaba hacia allí.
Era un conglomerado de colores diversos como diversa era la oferta a los visitantes que entusiasmados recorríamos todos los puestos. Pensé en mis amigas Nelly y Saoirse, pero también en Gerard, aunque lo cierto es que no encontraba nada adecuado para él. A las chicas les llevé unas pulseras con turquesas incrustadas en plata que me parecieron preciosas. Yo me compré un anillo de esa misma piedra. Me lo puse de inmediato. Seguí mi rumbo encantada con todo lo que descubría. Un tenderete con foulares a cual más bello
- Me tengo que llevar alguno- me decía - Pero ¿ cuál ? Son tan bellos que los compraría todos.
La mujer del puesto sonreía al verme indecisa. Tomó uno y lo arrimó a mi cara. Su sonrisa se amplió y me mostró en un pequeño espejo, que el colorido armonizaba perfectamente con el color de mi piel. Y seguí inspeccionando los puestos. De pronto unas gruesas gotas de agua, comenzaron a caer. De momento espaciadas, pero pronto se formó un aluvión de agua como si se hubiera abierto el cielo. Los vendedores sacaron inmediatamente lonas y plásticos con los que tapaban las mercancías. Pensé que aquello debía ser habitual y estaban prevenidos. Pero a los visitantes nos pillo por sorpresa y estábamos todos empapados. Corrí hasta la otra punta de la calle en la que había un bar
- Allí me refugiaré- pensé mientras allí me encaminaba. Desde el bar llegaron hasta mis oídos unas sonoras carcajadas de algunos muchachos que estaban bajo el toldo que les cubría. De repente, una mano firme me dio un tirón y me llevó a una esquina de la terraza de ese bar. Me temía lo peor, pero no me dio tiempo a pensar en mas. Una figura de hombre corpulento me arrinconaba contra la pared y hacía puente con sus brazos como para que no me escapara. Entonces le miré de frente dispuesta a pelear creyendo que sería un secuestro, pero me quedé sin habla cuando ví de quién se trataba:
- ¡ Niall !
- Vamos quítate la blusa - me dijo secamente
- ¿ Que haga qué ?
- Que te quites la blusa se te transparenta todo y esos se están corriendo la gran juerga a tu costa. Toma ponte mi camisa
- ¡ ¿Estás loco ? ¿ Desnudarme aquí ?
- Pues tu verás lo que haces. Estás totalmente empapada y la blusa pegada a tu cuerpo marcando tus... Bueno marcando todo.
Entonces bajé la cabeza para mirarme y comprobé escandalizada que era como si no llevara ropa alguna. Tenía razón . Cogí inmediatamente la camisa que me ofrecía y me volví de espaldas a él para quitarme la blusa
- No te preocupes. Ya los conozco - Rápidamente y muy ofendida me giré una vez que me puse su camisa. En su cara había una sonrisa mordaz.
Estaba desaliñado, con una frondosa barba y el cabello revuelto. Unos pantalones bermudas y unas andalias como las que usan los nativos. Nunca me hubiera imaginado encontrarle ahí y de esa forma. En nada recordaba al atildado Niall de otro tiempo. Estaba tostado por el sol y su cabello era de un color más claro . A pesar de todo estaba guapo a rabiar, o es que yo le veía así La sangre comenzó a correr por mis venas deprisa, muy deprisa.. No me atrevía a pronunciar palabra, y sin embargo quería saber cosas, quería saberlo todo. A la velocidad del rayo, pensé en su familia y la alegría que les daría cuando esa noche hablase con ellos y les dijera que había encontrado a Niall; ocultaría la forma rocambolesca en que le encontré, pero eso sería lo de menos. Tras un largo silencio en que sólo nos mirábamos, él dijo:
- Ven te llevaré a casa
- ¿ A qué casa ?
- A la mía ¿ A cuál va a ser ?
- ¿ Vives aquí ?
- Si, no hace mucho de ello, pero si, aquí vivo y aquí me quedaré. En casa te ducharás y te cambiarás de ropa.
- No hace falta. Me duche esta mañana
- Si, si hace falta. En esta época del año la lluvia cae con una especie de arena como si fuera arcilla. Seguramente porque las nubes cargan en alguna laguna de esa clase de tierra. Si no lo haces, cuando se te seque parecerás un molde.
Y se echó a reír, seguramente imaginando mi cara y toda mi ropa llena de ese color. Accedí, pero también me resistía. Me sentía muy vulnerable con él, pero firmemente, me agarro del brazo para que le siguiera. Quería saber cosas de él . Cómo había llegado hasta allí y a qué se dedicaba. Notaba que no quería hablar de ese tema. Me introdujo en el coche y partimos rumbo a su casa.
Estaba situada en una colina y era una casa vecinal adosada, pero unifamiliar. Estaba rodeada de vegetación con palmeras, adelfas, bouganvillias y dama de noche. Era un entorno embriagador de perfume y belleza. Sin a penas muebles nada más que una mesa de centro un sofá y una hamaca a la entrada, en un porche. Una pequeña cocina y un dormitorio, y dentro de él, el baño. Miré alrededor examinando cada rincón guardándolo en mi retina. Esa era ahora su vida, tan diferente a la que había llevado en Irlanda. Después de enseñarme la casa, me condujo hasta el baño entregándome toallas .
La sensación que tuve es de lejanía y frialdad. Estaba claro que su "amor eterno " había pasado a mejor vida. Y en ese momento recordé a Gerard y la diferencia entre ellos dos. Era un lugar de mujeres preciosas y seguramente él ya habría elegido a alguna con la que compartir su vida. De ahí que dijera " aquí me quedaré ". Posiblemente hasta tuviera algún chiquillo. Moví negativamente la cabeza, sumida en mis pensamientos
- ¿ Qué te pasa ? ¿ En qué piensas ? - me dijo
- En nada. Son cosas mías - le respondí y me fuí hacia el baño
- Espera toma un albornoz. Póntelo mientras lavo tu ropa.
- No es necesario- contesté algo decepcionada por su frialdad
- ¿ Vas a volver al hotel desnuda?
Di media vuelta y salí de la estancia mientras él reía sin parar. ¿ Se estaba burlando de mi ? Seguramente me vería muy perdida ; seguía siendo una novata en muchos aspectos, y eso me dolía porque yo seguía teniendo en mi retina aquella noche en que estuvimos juntos.
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