Y recorrieron Cuba como dos turistas más, pero a un ritmo más lento. Ella debía guardar unos días de reposo. Disfrutaban como dos chiquillos por el sólo hecho de estar juntos, de ver lo pasado muy lejano en sus vidas, aunque estuviera aún muy reciente. Y viajaron a La Habana y recorrieron esa hermosa ciudad. Se prepararon para regresar a casa después de que los médicos la dieran el alta definitiva. Y al fin pudieron hablar con sus compañeros de Guatemala y les anunciaron que les harían una visita cuando el tiempo transcurriera y ella aún no sintiera miedo de sus recuerdos.
Pero ni una sola vez Robert planteó a Emma el tipo de relación que deseaba tener con ella,y eso era algo que la confundía. Ni una sola vez habían vuelto a tener intimidad lo que significaba que su venida a Guatemala para su rescate, no había sido más que un acto de responsabilidad por haber perdido a Lissa, aunque ella sabía sobradamente que las heridas sufridas por su hermana eran mortales. ¿ Interpretaba Robert que la debía una compensación ? Le había dicho palabras muy cariñosas al despertar de su coma, pero después la trataba como a una muñeca frágil de porcelana que pudiera romperse en cualquier momento. Ella se sentía fuerte y capaz de mantener una relación con él, pero no a la fuerza como si la hiciera un favor. Ese tipo de relación no la deseaba; quería amor, sincero, sin barreras, sin deudas con nada y con nadie. Sabía que él debía regresar a Londres y ella ¿qué haría ? ¿ Estaba preparada para volver a Guatemala? Trataría de concienciarse y volver a aquel lugar, en donde encontró cariño, pero también el miedo.Lo que si tenía claro era que si Robert no deseaba que estuviera con él, ni le diría nada, ni le obligaría a nada. Debía ser él quién hablara claro. Esperaría hasta que lo hiciera y ni siquiera insinuaría la necesidad que tenía de mantenerse cerca del médico.
Estaban callados mientras tomaban una copa en una de las terrazas de la vieja Habana. ¡ Sabe Dios lo que cada uno de ellos estaba pensando ! Al fin, fue Robert quién rompió el silencio
- He de volver a casa ¿ Vendrás conmigo ?
- No lo sé. Sería lo lógico, al menos hasta que transcurriera el tiempo suficiente para olvidar mi accidente, pero no lo sé. No sé qué hacer ni en donde. En Londres no tengo ni siquiera casa, así que creo que, al menos de momento no volveré
-Tienes mi casa y me tendrás a mi ¿ No es suficiente?
- No sé Robert. Mientras estuve en el hospital estuviste muy cariñoso conmigo y hasta me hiciste concebir esperanzas, pero ahora... Te muestras pensativo y esquivo. He de decirte que no tienes ninguna cuenta que saldar conmigo. Sé que todo lo has hecho por no haber podido salvar a Lissa, pero no estaba en tus manos hacerlo
- Sigues pensando igual. No es cierto nada de lo que dices. Hice todo lo que pude por salvarla, como hubiera hecho con cualquier persona que hubiera estado en su misma situación, y no por ser Lissa y lo que crees que representó para mi.
Es cierto la quise, pero era muy joven y al verme rechazado traté de olvidarla y lo conseguí. Representaba una anécdota en mi vida, nada más. Sin embargo tu ocupaste un lugar preferente en ella y creí volverme loco al saber lo ocurrido, ya te lo he dicho. Es a tí a quién amo, a quién no quiero perder por nada ni por nadie. Unamos nuestras vidas para siempre. Sin mirar atrás, sin pensar en el pasado, sino en el presente y en el futuro. Deseo casarme contigo y formar una familia juntos y dejar atrás todo lo que nos perturba. Sólo pensar en nosotros y en nuestro amor. Deseo que estés segura de lo que te digo. Que tu eres mi preocupación principal y deseo cuidarte y protegerte , y amarte sobre todas las cosas
- ¿ Es cierto todo eso?
- Tan verdad como que te tengo delante. Si me aceptas seré feliz eternamente; si me rechazas mi vida no será la misma, pero lo aceptaré. Te quiero, pequeña. A tí. Sé que nuestro camino no será todo de rosas, que como todas las parejas tendrán sus días buenos y malos, pero ambos sabremos sortear los vendavales y seremos felices, porque nos amamos y nuestro amor es sincero y firme
Y decidieron volver a casa y tramitar cuanto antes la fecha de su enlace. Y se casaron unos días después de regresar a Londres. Vivirían en el piso de soltero de Robert. El, después de una semana de luna de miel, se reintegró a su puesto de trabajo y ella buscó un empleo de enfermera, algo que consiguió al poco tiempo. No deseaba permanecer en casa de brazos cruzados, porque el tiempo se le haría interminable hasta que Robert regresase a casa. Lo que peor sobrellevaba eran los días de guardia, pero procuraba reunirse con él para comer en el rato de descanso que tuviera libre. No la importaba que a penas estuvieran media hora juntos y tuviera que atravesar toda la ciudad, Querían estar juntos y no tenía otra cosa que hacer más que complacer a su marido.
Le amaba intensamente, siempre le había amado, y siempre esperaba que alguna vez él volviera los ojos a ella, pero tuvo que ocurrir algo muy triste, para que Robert se diera cuenta de que allí estaba ella, y que con el tiempo se convertiría en el eje central de la vida del médico. El también la amaba muchísimo y a menudo recordaba, sin querer, la fina línea que le pudo separar de perderla para siempre, y al pensarlo un escalofrío recorría su espalda. Y cuando eso sucedía, al llegar a casa, la abrazaba más fuerte, y la besaba repetidas veces y al acostarse su posesión era más intensa. Valoraba profundamente la suerte que tenía de verla a su lado y sabía que cada día que pasaba, era más intenso el amor que sentía por ella.
Y sus vidas siguieron su curso. Y Emma se quedó embarazada, y sus sueños se colmaron de felicidad y también en preocupación por parte de Robert respecto a ella. Y los nueve meses se les hicieron interminables, pero al fin nació su primer hijo Liam, que a ambos colmó de felicidad y dos años más tarde nació su segundo hijo, esta vez fue niña : Christine. Emma dejó su trabajo para dedicarse por entero a su familia. Una familia absolutamente feliz y amándose cada vez con más intensidad.
Pero ni una sola vez Robert planteó a Emma el tipo de relación que deseaba tener con ella,y eso era algo que la confundía. Ni una sola vez habían vuelto a tener intimidad lo que significaba que su venida a Guatemala para su rescate, no había sido más que un acto de responsabilidad por haber perdido a Lissa, aunque ella sabía sobradamente que las heridas sufridas por su hermana eran mortales. ¿ Interpretaba Robert que la debía una compensación ? Le había dicho palabras muy cariñosas al despertar de su coma, pero después la trataba como a una muñeca frágil de porcelana que pudiera romperse en cualquier momento. Ella se sentía fuerte y capaz de mantener una relación con él, pero no a la fuerza como si la hiciera un favor. Ese tipo de relación no la deseaba; quería amor, sincero, sin barreras, sin deudas con nada y con nadie. Sabía que él debía regresar a Londres y ella ¿qué haría ? ¿ Estaba preparada para volver a Guatemala? Trataría de concienciarse y volver a aquel lugar, en donde encontró cariño, pero también el miedo.Lo que si tenía claro era que si Robert no deseaba que estuviera con él, ni le diría nada, ni le obligaría a nada. Debía ser él quién hablara claro. Esperaría hasta que lo hiciera y ni siquiera insinuaría la necesidad que tenía de mantenerse cerca del médico.
Estaban callados mientras tomaban una copa en una de las terrazas de la vieja Habana. ¡ Sabe Dios lo que cada uno de ellos estaba pensando ! Al fin, fue Robert quién rompió el silencio
- He de volver a casa ¿ Vendrás conmigo ?
- No lo sé. Sería lo lógico, al menos hasta que transcurriera el tiempo suficiente para olvidar mi accidente, pero no lo sé. No sé qué hacer ni en donde. En Londres no tengo ni siquiera casa, así que creo que, al menos de momento no volveré
-Tienes mi casa y me tendrás a mi ¿ No es suficiente?
- No sé Robert. Mientras estuve en el hospital estuviste muy cariñoso conmigo y hasta me hiciste concebir esperanzas, pero ahora... Te muestras pensativo y esquivo. He de decirte que no tienes ninguna cuenta que saldar conmigo. Sé que todo lo has hecho por no haber podido salvar a Lissa, pero no estaba en tus manos hacerlo
- Sigues pensando igual. No es cierto nada de lo que dices. Hice todo lo que pude por salvarla, como hubiera hecho con cualquier persona que hubiera estado en su misma situación, y no por ser Lissa y lo que crees que representó para mi.
Es cierto la quise, pero era muy joven y al verme rechazado traté de olvidarla y lo conseguí. Representaba una anécdota en mi vida, nada más. Sin embargo tu ocupaste un lugar preferente en ella y creí volverme loco al saber lo ocurrido, ya te lo he dicho. Es a tí a quién amo, a quién no quiero perder por nada ni por nadie. Unamos nuestras vidas para siempre. Sin mirar atrás, sin pensar en el pasado, sino en el presente y en el futuro. Deseo casarme contigo y formar una familia juntos y dejar atrás todo lo que nos perturba. Sólo pensar en nosotros y en nuestro amor. Deseo que estés segura de lo que te digo. Que tu eres mi preocupación principal y deseo cuidarte y protegerte , y amarte sobre todas las cosas
- ¿ Es cierto todo eso?
- Tan verdad como que te tengo delante. Si me aceptas seré feliz eternamente; si me rechazas mi vida no será la misma, pero lo aceptaré. Te quiero, pequeña. A tí. Sé que nuestro camino no será todo de rosas, que como todas las parejas tendrán sus días buenos y malos, pero ambos sabremos sortear los vendavales y seremos felices, porque nos amamos y nuestro amor es sincero y firme
- Te he querido siempre, desde que tengo memoria y te sigo amando con la misma intensidad, así que si. Deseo ser tu esposa y compartir contigo lo bueno y lo malo de la vida. Prometo dejar atrás a Lissa si es que te mortifico por ese motivo y dedicarme por entero a cuidarte y a amarte por encima de todo.-Regresemos a Londres y unámonos para siempre. Después veremos qué hacemos con nuestro trabajo. Pero de algo estoy seguro, te seguiré hasta el fin del mundo si es necesario. he sentido tu pérdida demasiado cerca como para renunciar a tí ahora que ya ha pasado lo malo. Te quiero Emma. No sé desde cuando y ni como ha sucedido, pero mi amor es firme y es lo que deseo.
Y decidieron volver a casa y tramitar cuanto antes la fecha de su enlace. Y se casaron unos días después de regresar a Londres. Vivirían en el piso de soltero de Robert. El, después de una semana de luna de miel, se reintegró a su puesto de trabajo y ella buscó un empleo de enfermera, algo que consiguió al poco tiempo. No deseaba permanecer en casa de brazos cruzados, porque el tiempo se le haría interminable hasta que Robert regresase a casa. Lo que peor sobrellevaba eran los días de guardia, pero procuraba reunirse con él para comer en el rato de descanso que tuviera libre. No la importaba que a penas estuvieran media hora juntos y tuviera que atravesar toda la ciudad, Querían estar juntos y no tenía otra cosa que hacer más que complacer a su marido.
Le amaba intensamente, siempre le había amado, y siempre esperaba que alguna vez él volviera los ojos a ella, pero tuvo que ocurrir algo muy triste, para que Robert se diera cuenta de que allí estaba ella, y que con el tiempo se convertiría en el eje central de la vida del médico. El también la amaba muchísimo y a menudo recordaba, sin querer, la fina línea que le pudo separar de perderla para siempre, y al pensarlo un escalofrío recorría su espalda. Y cuando eso sucedía, al llegar a casa, la abrazaba más fuerte, y la besaba repetidas veces y al acostarse su posesión era más intensa. Valoraba profundamente la suerte que tenía de verla a su lado y sabía que cada día que pasaba, era más intenso el amor que sentía por ella.
Y sus vidas siguieron su curso. Y Emma se quedó embarazada, y sus sueños se colmaron de felicidad y también en preocupación por parte de Robert respecto a ella. Y los nueve meses se les hicieron interminables, pero al fin nació su primer hijo Liam, que a ambos colmó de felicidad y dos años más tarde nació su segundo hijo, esta vez fue niña : Christine. Emma dejó su trabajo para dedicarse por entero a su familia. Una familia absolutamente feliz y amándose cada vez con más intensidad.
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