Tenía que agradecerle su gesto al enviarle las rosas. Le había sorprendido a pesar de que Susan se lo había dicho, pero ¿ tan pronto ? En cuanto llegase a la oficina le daría las gracias, es lo menos que podía hacer. La mañana transcurrió en calma y sin jefe, lo cual por un lado hacía que Ada respirara tranquila, pero por otro deseaba pasar cuanto antes la violencia de dar las gracias. ¿ Cómo lo tomaría? Suponía que bien, era un detalle de buena educación. No era para tomárselo a mal.
Media hora antes para el almuerzo, llegó, como siempre, como una exhalación. Y como siempre hizo el barrido consiguiente hasta localizar a Ada. Ella estaba distraída comprobando algo en su agenda y no se dio cuenta de que alguien la observaba. Como si la mirada le avisara , levantó la cabeza y se encontró con el rostro de Brendan. Ella se levantó rápidamente y le dijo que tenía que hablar con él.
- A mi despacho - la dijo escuetamente
Al entrar ella se quedó cohibida. Esperaba al menos una ligera sonrisa, quizá de complicidad, en lugar de una orden tajante como la que le había dado
- ¿ Y bien ?
- Perdón, sólo quería agradecerle las flores. Son maravillosas y francamente no lo esperaba. Tampoco era necesario: es mi trabajo. Pero he de decirle que me gustaron mucho; nuevamente gracias
-- Si era necesario. Soy exigente, pero también se reconocer mis errores y ayer no estuve acertado. No tuve en cuenta que era su primer día y era lógico que ignorase muchas cosas. Me ha dado las gracias, la he pedido disculpas: asunto zanjado ¿ Desea algo más ?
- No, no. Ya me voy
-No la estoy echando del despacho
- Lo sé, pero le estoy robando su tiempo y yo tengo cosas que hacer
- Está bien. Puede retirarse
¿ Por qué me pone tan nerviosa este hombre? Voy a tener que plantearme si puedo seguir con esta tensión. Duermo mal, no tengo apetito y cada vez que le veo el nudo que me produce en el estómago me devora.
- ¿ Qué te pasa, otra bronca? - le preguntó Susan
- No. Nada de eso. Le he preguntado si el encargo de ayer fue de su conformidad
¿ Por qué he ocultado el verdadero motivo de mi entrada en el despacho? No quiero conjeturas a mis espaldas, así de claro.
Y volvió a lo que estaba haciendo hasta hacía unos instantes. Había perdido la noción del tiempo, pero tampoco terminaba de centrarse en el trabajo. La voz de Susan la sacó de su ensimismamiento
- ¿ Bajamos a comer ?
- Perdona ¿ qué me decías ?
- Que si bajamos a comer. Ya es la hora
- ¡ Claro ! - respondió
Charlando animadamente, ambas compañeras se dirigieron al ascensor . En la planta baja estaba la cafetería de empleados, en donde algunos de ellos almorzaban o simplemente se tomaban un café hasta la hora de incorporarse al trabajo. Las dos amigas, se sentaron en una mesa y a continuación eligieron lo que iban a comer. Ada una ensalada de kinoa y Susan pescado a la plancha
-¿ Sólo eso vas a comer ? - le comentó Susan
-Si, solo esto y bastante a la fuerza. Se me ha ido el apetito
- ¿ Estás enferma?
- No. Lo que tengo son nervio; dentro de unos días estaré perfectamente. He de acostumbrarme al jefe y al trabajo- comentó
- Pero... ¿ qué ven mis ojos ?- exclamó Susan
- ¿ Qué ocurre, qué te pasa ?
- Hablando de jefes. ¿ Que le pasa a este hombre ?
Ada giró la cabeza y vio que Brendan se sentaba en la barra y pidió un sandwich
- ¿ Qué tiene de extraño ? ¿ Es que es la primera vez que lo hace ?
- Exacto. Nunca bajaba a la cafetería, pero desde que ha vuelto de ese viaje extraño, ha venido cambiado. Creo que por fin ha encontrado a su alma gemela.
- Es normal. Es joven, guapo y con dinero. No todo es el trabajo
- No se, no se. Algo ha cambiado; en fin es algo que no nos corresponde. me alegraría por él. Que sentara la cabeza, porque lo que es divertirse lo hace y mucho
- ¿ A que te refieres?
- ¡ Mujer ! a que le gustan las faldas. Mucho, muchísimo
Ada no dijo nada más, pero mentalmente pensaba que era natural; a cualquier mujer le gustaría salir con alguien como él. Terminaron su comida y comprobaron que aún les quedaban quince minutos para volver a sus puestos, así que pidieron un café y siguieron hablando de la vida sentimental de Brendan, algo que a Ada no le gustó nada.
Al pasar junto a la barra, sus miradas se cruzaron: ellas sonrieron ampliamente, Brendan con una especie de mueca, más que una sonrisa. No tenía nada previsto para solucionar con él. Ada sintió un latigazo cuando se cruzaron ; era como si tuviera sus ojos clavados en los de ella, aunque en realidad no había sido así.
La imaginación de Ada comenzó a volar fuera de control, y mantenía una lucha interior porque imaginaba unas cosas y deseaba auto convencerse de que eran sólo eso: ilusiones. Pero al mismo tiempo se le ocurría que estaban ocurriendo cosas que a Susan le extrañaban.
- Pero deja de soñar despierta. Te ha dicho que está cambiado desde el viaje, y tu, desde luego, no estabas invitada a él. Así que pisa el suelo firme y no te imagines lo que no existe.
Se lo repetía una y otra vez, y por eso cada vez que tenia que entrar en el despacho, su desasosiego iba en aumento. No se atrevía a mirarle de frente, por temor a que leyera en sus ojos que no le era indiferente. ¿ O era algo más ? Y al final tuvo que reconocer que si lo era: le gustaba mucho, pero era algo tan imposible que se fijara en ella, que con sólo pensarlo se acongojaba
- Nena - se decía - Te estás enamorando de él, y eso es algo muy peligroso. No seas tonta. En ese sentido el te ignora completamente. No creas que porque te haya mandado unas flores es que se ha rendido a tus pies. Siempre has sido muy consecuente, pero esta vez eres ilógica. Para ya de pensar en absurdos. Tendrá miles de novias a su alrededor ¿ cómo va a fijarse en ti ? Anda, anda, deja ya de soñar.
Media hora antes para el almuerzo, llegó, como siempre, como una exhalación. Y como siempre hizo el barrido consiguiente hasta localizar a Ada. Ella estaba distraída comprobando algo en su agenda y no se dio cuenta de que alguien la observaba. Como si la mirada le avisara , levantó la cabeza y se encontró con el rostro de Brendan. Ella se levantó rápidamente y le dijo que tenía que hablar con él.
- A mi despacho - la dijo escuetamente
Al entrar ella se quedó cohibida. Esperaba al menos una ligera sonrisa, quizá de complicidad, en lugar de una orden tajante como la que le había dado
- ¿ Y bien ?
- Perdón, sólo quería agradecerle las flores. Son maravillosas y francamente no lo esperaba. Tampoco era necesario: es mi trabajo. Pero he de decirle que me gustaron mucho; nuevamente gracias
-- Si era necesario. Soy exigente, pero también se reconocer mis errores y ayer no estuve acertado. No tuve en cuenta que era su primer día y era lógico que ignorase muchas cosas. Me ha dado las gracias, la he pedido disculpas: asunto zanjado ¿ Desea algo más ?
- No, no. Ya me voy
-No la estoy echando del despacho
- Lo sé, pero le estoy robando su tiempo y yo tengo cosas que hacer
- Está bien. Puede retirarse
¿ Por qué me pone tan nerviosa este hombre? Voy a tener que plantearme si puedo seguir con esta tensión. Duermo mal, no tengo apetito y cada vez que le veo el nudo que me produce en el estómago me devora.
- ¿ Qué te pasa, otra bronca? - le preguntó Susan
- No. Nada de eso. Le he preguntado si el encargo de ayer fue de su conformidad
¿ Por qué he ocultado el verdadero motivo de mi entrada en el despacho? No quiero conjeturas a mis espaldas, así de claro.
Y volvió a lo que estaba haciendo hasta hacía unos instantes. Había perdido la noción del tiempo, pero tampoco terminaba de centrarse en el trabajo. La voz de Susan la sacó de su ensimismamiento
- ¿ Bajamos a comer ?
- Perdona ¿ qué me decías ?
- Que si bajamos a comer. Ya es la hora
- ¡ Claro ! - respondió
Charlando animadamente, ambas compañeras se dirigieron al ascensor . En la planta baja estaba la cafetería de empleados, en donde algunos de ellos almorzaban o simplemente se tomaban un café hasta la hora de incorporarse al trabajo. Las dos amigas, se sentaron en una mesa y a continuación eligieron lo que iban a comer. Ada una ensalada de kinoa y Susan pescado a la plancha
-¿ Sólo eso vas a comer ? - le comentó Susan
-Si, solo esto y bastante a la fuerza. Se me ha ido el apetito
- ¿ Estás enferma?
- No. Lo que tengo son nervio; dentro de unos días estaré perfectamente. He de acostumbrarme al jefe y al trabajo- comentó
- Pero... ¿ qué ven mis ojos ?- exclamó Susan
- ¿ Qué ocurre, qué te pasa ?
- Hablando de jefes. ¿ Que le pasa a este hombre ?
Ada giró la cabeza y vio que Brendan se sentaba en la barra y pidió un sandwich
- ¿ Qué tiene de extraño ? ¿ Es que es la primera vez que lo hace ?
- Exacto. Nunca bajaba a la cafetería, pero desde que ha vuelto de ese viaje extraño, ha venido cambiado. Creo que por fin ha encontrado a su alma gemela.
- Es normal. Es joven, guapo y con dinero. No todo es el trabajo
- No se, no se. Algo ha cambiado; en fin es algo que no nos corresponde. me alegraría por él. Que sentara la cabeza, porque lo que es divertirse lo hace y mucho
- ¿ A que te refieres?
- ¡ Mujer ! a que le gustan las faldas. Mucho, muchísimo
Ada no dijo nada más, pero mentalmente pensaba que era natural; a cualquier mujer le gustaría salir con alguien como él. Terminaron su comida y comprobaron que aún les quedaban quince minutos para volver a sus puestos, así que pidieron un café y siguieron hablando de la vida sentimental de Brendan, algo que a Ada no le gustó nada.
Al pasar junto a la barra, sus miradas se cruzaron: ellas sonrieron ampliamente, Brendan con una especie de mueca, más que una sonrisa. No tenía nada previsto para solucionar con él. Ada sintió un latigazo cuando se cruzaron ; era como si tuviera sus ojos clavados en los de ella, aunque en realidad no había sido así.
La imaginación de Ada comenzó a volar fuera de control, y mantenía una lucha interior porque imaginaba unas cosas y deseaba auto convencerse de que eran sólo eso: ilusiones. Pero al mismo tiempo se le ocurría que estaban ocurriendo cosas que a Susan le extrañaban.
- Pero deja de soñar despierta. Te ha dicho que está cambiado desde el viaje, y tu, desde luego, no estabas invitada a él. Así que pisa el suelo firme y no te imagines lo que no existe.
Se lo repetía una y otra vez, y por eso cada vez que tenia que entrar en el despacho, su desasosiego iba en aumento. No se atrevía a mirarle de frente, por temor a que leyera en sus ojos que no le era indiferente. ¿ O era algo más ? Y al final tuvo que reconocer que si lo era: le gustaba mucho, pero era algo tan imposible que se fijara en ella, que con sólo pensarlo se acongojaba
- Nena - se decía - Te estás enamorando de él, y eso es algo muy peligroso. No seas tonta. En ese sentido el te ignora completamente. No creas que porque te haya mandado unas flores es que se ha rendido a tus pies. Siempre has sido muy consecuente, pero esta vez eres ilógica. Para ya de pensar en absurdos. Tendrá miles de novias a su alrededor ¿ cómo va a fijarse en ti ? Anda, anda, deja ya de soñar.
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