lunes, 30 de abril de 2018

Las necias ilusiones - Capítulo 18 - El futuro

Pero Ada no podía reprimir la emoción y comenzó a llorar quedamente.¡  Se estaba tan bien entre sus brazos !  ¡ Había soñado con eso tantas veces!  Y ahora él estaba allí.  Al verla llorar, se levantó del asiento y se postró de rodillas frente a ella, secando con sus manos las lágrimas que corrían por sus mejillas.   Apenado la dijo:

- No mi amor.  Por favor no llores por mi. Te quiero y no deseo volver a hacerte sufrir.  Ahora todo irá bien, ya lo verás.

Y cesó poco a poco en su llanto, y ella a su vez acariciaba la cara de él.  Y sonrió al verle de rodillas como un antiguo romántico.  Nunca le hubiera imaginado con esa imagen, él tan mujeriego, tan estricto con su vida privada estaba ahora ante ella secándola el llanto con inmensa ternura.  En el fondo creyó que todo ese carácter seco y distante que demostraba, no era más que una fachada para protegerse, porque nunca había experimentado el amor verdadero hacia otra persona, sino que tenía unas falsas y necias ilusiones de que nunca le llegaría la hora de enamorarse.  Y había sido ella sin proponerselo, quién lo había conseguido. ¡ Claro que le perdonaría ! Pero no sabía de qué tenía que perdonarle porque en realidad  la situación no la había creado él, sino que fue ella la que se enamoró primero sin siquiera imaginar que podría despertar en Brendan la pasión que ahora le demostraba, hasta el punto de quererse casar con ella.

Era un paso muy importante que, ambos debían  madurar. Ada si le quería.  Deseaba unirse a él de por vida, pero¿  serían suficientes estos momentos vividos?  No quería crear falsas esperanzas porque eso la destrozaría.  El la miraba preocupado porque la conocía lo suficiente como para saber que su cabeza no paraba quieta y que algo daba vueltas en ella.

- Comprendo que estés insegura.  Todo ha sido muy rápido, sobretodo para mi, pero no deseo    me sigas viendo como el hombre juerguista que sólo pensaba en divertirse.  Eso fue antes de que tú irrumpieras en mi vida avasallándolo todo y poniendo patas arriba todo lo que hasta el día en que te perdí, había sido despreocupación.  Sé que tienes dudas, pero no las tengas por mi amor.  Te he dicho que si me aceptas por esposo, me harás el hombre más feliz de la tierra, pero también entenderé que me rechaces, y si eso ocurre, desapareceré de tu vida.  Todo lo que deseo es que seas feliz, y si mi presencia te atormenta, me retiraré para evitarlo.
- No es eso.  Es que... Aún no me creo que estés aquí, cuando tan solo  unas horas atrás estabas en Londres sin pensar siquiera en mi.
- Eso no es cierto.  Hace mucho que pienso en ti, y mi comportamiento se debe precisamente a eso.  Era como una llamada de atención; te llamaba a tí, pero no respondías y eso me confundía en extremo, porque era un comportamiento al que yo no estaba acostumbrado.  Ya lo sabes, acabo de explicártelo.
Quiero que dejes Cirencester y vuelvas conmigo a Londres o a Bristol, si lo prefieres.  Ahora no tienes que esconderte de nadie. Volverías a trabajar en la compañía, y ahora sin reservas, lanzando a los cuatro vientos que eres el amor de mi vida y que deseo casarme contigo.
- Para, para... No puedo volver a trabajar contigo.  No tendría buen efecto entre todos. Pero si, volveré contigo a Londres y buscaré un trabajo. Si Margaret estuviera libre, volvería  a vivir con ella.
- ¿ Por qué ? Mi casa es muy grande para mi solo.  Podríamos vivir juntos y así conocernos mejor. Lo digo por tí porque yo estoy muy seguro de lo que quiero.

- De todas formas, he de avisar en este trabajo y darles al menos un par de días para que encuentren a otra chica.
- Esta bien, me quedaré aquí contigo.  Nos iremos juntos
-  Es que no te fías ?
- Si. Si que me fío, pero no quiero separarme de ti ni un solo minuto.  Llevamos mucho tiempo alejados y ahora que nos hemos vuelto a reunir, no podría soportar estar separados uno del otro...

La acompañó de nuevo a su trabajo.  Con tanta charla ni siquiera habían comido. Pero no les importó estaban repletos de felicidad.  De vez en cuando ella le miraba de reojo.  Tendría que acostumbrarse a mirarle como lo que era actualmente su novio, aunque a veces la costaba asimilar la nueva situación. Seguía sintiendo que era su jefe y hasta le parecía que la abroncaría en un momento determinado. La misma sensación extraña debía sentir él:  llevaba de la mano a su secretaria, pero no era lo mismo, era la mujer que adoraba y con la ue había decidido compartir su vida.

- Esperaré aquí a que salgas - la dijo cuando ella le dio un ligero besó y fue corriendo a la tienda.  Esa misma tarde plantearía su renuncia al trabajo, aunque les daría un margen para encontrar quien la reemplazase.  Y allí, de nuevo Brendan aguardo en el bar a que saliera de trabajar.  Sonreía feliz.

- Está mujer lo está cambiando todo. Y no me importa en absoluto.  No me importa esperar largo tiempo a que ella salga ¿ cuándo fue el cambio?  Si alguien me lo hubiera dicho hace tan solo una semana, me hubiera reído en sus barbas.  Y sin embargo aquí estoy, deseando que pase el tiempo para volverla a ver.  Creo que mi vida ya no sería lo mismo si no hubiéramos llegado a buen fin.

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