lunes, 3 de julio de 2017

Los errores que cometimos - Capítulo 8 - Volver a verse

El juez dictaminó que como la criatura era muy pequeña debería estar con su madre, si bien al cumplir los tres años podría pasar un fin de semana cada dos con el padre.Tendría también el derecho a verla cada vez que él dispusiera y,  la madre no podría oponerse, pero para ello tendría el padre que desplazarse hasta el hogar que en la actualidad sea morada de la niña.

Estaban presentes ambos padres, pero ni siquiera se miraban aunque ambos lo deseasen con todas sus fuerzas. Maggie se quedó fuera de la audiencia con la pequeña Rosalyn que crecía ajena a todo cuanto sus padres litigaban.

Al salir James se acercó a Maggie que tenía en brazos a Rosalyn tratando de distraerla. Emma a propósito se había quedado rezagada para facilitar el encuentro del padre con la niña. El bebe le extrañaba y rompió a llorar extendiendo los bracitos hacia su madre que se encontraba cerca.

El desaliento se reflejaba en el rostro de James. A Emma le dió pena ver la manera con que miraba a su hija y el rechazo que ésta sentía inconscientemente, por el padre.

--Tendrá que acostumbrarse,- le dijo. Es muy pequeña y no te ha visto nunca. Tienes que tener paciencia y verla con frecuencia para que ella te vaya asociando a su vida. Yo no me opondré, si eso es lo que te mortifica. Comprendo el deseo que sientes por tenerla, pero yo no puedo hacer nada, eres tu , y tu calma el que tiene que labrar el terreno...
--Lo sé, lo sé. Te prometo que tendré toda la paciencia del mundo y que conseguiré que me quiera.

Se pusieron de acuerdo en que para limar tensiones, cada vez que quisiera visitar a la niña, le avisase y se encontraran en un sitio neutral, por ejemplo en casa de Maggie. De esta manera no tendrían ocasión de verse ni de intercambiar reproches, ni de regañar nuevamente. James aceptó y quedaron en el día y la hora en que sería la próxima visita.

Emma cedió en que para pasar más tiempo con la niña aquella tarde, fuesen a tomar un cafe. James cambió el semblante y de pronto se iluminó: pasaría un rato más con ellas, con las dos... Tomó a la niña en sus brazos después de pedir permiso a Emma y aunque un poco retrasada de James, se encaminaron los tres hacia una cafetería cercana.

--¿Te vas esta misma noche?- le preguntó James a Emma una vez estuvieron acomodados en el bar
--No, Maggie se quedará conmigo en un hotel y mañana temprano partiremos.

No hablarón más. Se miraban de soslayo. James dialogaba con su hija en el idioma de los niños, con sonidos guturales que solamente ellos entienden. Era ya de noche; las horas habían pasado rápidas y Rosalyn tenía que tomar su baño, su cena y después dormir. Emma rescató a la pequeña de los brazos de su padre y se despidió de James

--¿En que hotel estáis? os acompaño hasta él

Sin darse cuenta, James le había tomado por un brazo protegiéndola de los empujones de la gente que ajena a todo transitaba, pues era la salida de oficinas y comercios. Era como si el tiempo hubiera retrocedido y a Emma el corazón le daba saltos al sentir la mano del hombre sobre su brazo.

--¿Te pesa la niña, quieres que la lleve ?

Emma sonrió al darse cuenta que era una excusa para tener un rato más a la pequeña en los brazos.

James entró hasta el vestíbulo del hotel y allí frente a ella devolvió a su madre a Rosalyn que por fin se había abrazado al cuello de su padre.

--Pese a todo- dijo James-,  ha sido uno de los días más felices de mi vida.

Dió un beso en la cabecita a la niña y en la frente a la madre, que quedó sorprendida por la repentina muestra de cariño. Ella solamente le miraba, le miraba y notaba que todo su rencor había desaparecido quedando únicamete el inmenso amor que siempre le había tenido. Pero ya era tarde, y pensó" lo que puede cambiar tu vida al tomar una mala decisión." Fueron unos segundos los que duró la intensa mirada que ambos se dirigieron; en ella se dijeron todo lo que sentían y que habían callado durante tanto tiempo. Ahora ya no había lugar, pero no podían evitar el seguir queriéndose.

No hubo ninguna comuicación entre ambos durante mucho tiempo. El veia a la niña todas las semanas, pero ella no estaba nunca presente.No hubo ninguna llamada de teléfono que perturbara la vida de Lissa y de James. No se mezcló nunca en su unión, pero no hizo falta, estaba permanentemente presente en sus vidas.
El volverla a ver, había avivado de nuevo el amor que siempre sintió James por su mujer y aunque nunca lo mencionase, la sensibilidad de Lissa le avisaba de que ya nada sería igual, que nunca había estado enamorado de ella. Le había respetado cortesmente, es muy posible que le hubiera tomado cariño, pero por las noches él soñaba con su mujer y la nombraba, y se desesperaba tratando de alcanzarla. Estaba desvelado casi siempre y ella fingía dormir cuando él se levantaba de la cama y se ponía a ver el paisaje a través el ventanal de la habitación, pensando en sabe Dios qué cosas.

Lissa quería profundamente a James, le había visto sufrir cada vez que Emma aparecía en sus vidas, pero debía reconocer que nunca interfirió en su relación nada más que con los carteles de publicidad y de eso ella no tenía la culpa.

Veía que James estaba cada vez más triste, no se comunicaba y un rictus amargo comenzaba a marcar la comisura de su boca. Le dolia tener que tomar la decisión de plantearle dejar su relación. Por nada del mundo lo deseaba, pero precisamente porque le quería, era necesario que hablaran de su futuro.

Aquella noche James llegó especialmente cansado, no por el trabajo sino porque poco a poco el desánimo iba ganando terreno. No sabía cómo enfocar la situación; le costaba muchísimo aparentar ante Lissa unos ánimos que estaba muy lejos de sentir. Al entrar en el saloncito en dónde solian esperar la hora de la cena tomando un aperitivo, se dejó caer en un sillón. Lissa le observó y supo que el momento había llegado, era propicio. Que ya no cabían demoras, sino abordar el tema cara a cara y buscar una solución para que, al menos, uno de ellos, alcanzase la tranquilidad..  Con toda la calma del mundo, que estaba muy lejos de sentir, le contó que ya era hora de que de nuevo él, la niña y Emma volvieran a ser una familia. Por el bien de Rosalyn.

--Yo se, que nunca has dejado de amarla y ha sido una tortura para ti el no poder verla. He de agradecerte que me has respetado y cuando hemos estado juntos me has hecho la mujer más feliz del mundo, pero tu no lo has sido, y es necesario que recuperes de nuevo la alegria de vivir junto a tu mujer y tu hija. Habéis estado divorciados porque un papel así lo asegura, pero anímicamente habéis permanecido unidos siempre. Yo iré a un crucero largo, de meses y a buen seguro que encuentro a otro hombre que alivie mis horas de soledad. Creo que mañana mismo debes solucionarlo. He leido que la agencia en la que trabaja ha conseguido el premio a la mejor campaña publicitaria y justo mañana se lo entregan al director. Averigua con tu informante si ella estará aquí mañana . Ve a verla y hablale de cuánto la necesitas, de cuánto la quieres y que fué un tremendo error por parte de ambos el separaros, porque no podéis vivir el uno sin el otro. Sin reproches, sin acusaciones, eso ya ha pasado y no se puede dar marcha atrás. Pasad página, empezad de nuevo con vuestra hijita y quereros , quereros mucho por vosotros y por todos los que hemos estado a vuestro alrededor presenciando vuestro sufrimiento por no estar juntos.

James no podía articular palabra. Solamente la abrazó fuertemente, la beso y con un" gracias" se alejó definitivamente de allí


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