En ese verano no harían sus vacaciones juntas, al igual que en el año anterior. Echaba de menos a Agnes, a la que llamaba por teléfono casi a diario. Charles había acondicionado una habitación como estudio, y de momento aparcó la idea de trasladar su domicilio a otro lugar. No le agradaba la idea de dejar a su tía sola, y tampoco podía recurrir nuevamente a Elise. Ahora la casa era más silenciosa y gracias a ello podía concentrarse en la escritura, del que sería su primer libro.
Elise, decidió en ese verano viajar junto con su compañera de habitación, hasta Escocia de donde era originaria . Solamente pasaría una semana, ya que su presupuesto no daba para más. Después visitaría a su padre y a su madre, y esas serían sus vacaciones veraniegas. Agnes, por el contrario viajaría con Charles nuevamente hasta Tenerife
- ¿ Por qué no vienes un día y comemos juntas?... como en los viejos tiempos- le pidió Agnes
- Me gustará mucho pasar un día con vosotros. Fui muy feliz viviendo contigo. Lo haremos a vuestro regreso de España ¿te parece ?
- Estupendo. Cuando regresemos te llamo y quedamos en qué día vamos a reunirnos. Me alegro mucho de que todo te vaya bien, y por favor no me olvides. Sigue llamándome de vez en cuando
- ¡ Claro ! Eres una buena amiga, Agnes, y te quiero. Hasta la vuelta
- Hasta la vuelta
Charles consiguió plaza en una universidad pública de un extrarradio de Londres y en sus ratos libres seguía con su libro adelante. Le estaba gustando el ser escritor, pero la finalización del mismo, se demoraba. De espíritu impaciente deseaba que las ideas fluyeran en su mente, pero había días en que su cerebro se quedaba en blanco, fastidiándole bastante.
Por fín llegó el bendito día en que su libro quedó terminado. Pero aún faltaba la parte más pesada: la corrección. Una idea se abrió paso en su mente, y lo comentó con su tía
- Agnes ¿ qué te parecería si hablara con Elise para que fuera mi correctora?
- Me parecería estupendo. Ella es muy inteligente y a penas la quedan un par de meses para terminar su carrera, con lo cual creo que está muy cualificada para ello.
- Si. Yo también opino lo mismo
- Pero... Charles... recuerdo que no te era muy simpática
- Era porque yo estaba todavía con la idea de Gisele, y la verdad no entiendo porqué la tuve tanta manía. No me lo explico. Pero ahora es diferente. dame su número de teléfono y la llamaré esta noche, cuando comprenda que ha regresado de la universidad.
La idea expuesta a Elise pòr Charles, no la desagradaba, pero el volver a tratar con él la asustaba. Le gustaba mucho y temía que el contacto diario abriera viejas heridas, pero después de pensárselo durante unos instantes, aceptó. De esta manera reanudarían una convivencia, que si no era como la de antes, al menos pasaban unas horas juntos.
Elise trataba por todos los medios, que su contacto con él, fuera el menor posible, de tal modo que comenzó a corregir lo escrito en el ordenador portátil. De esta forma tenía libertad de movimientos, y buscó la excusa de que lo hacía de este modo para no distraerle. Se instaló en la salita, junto a Agnes, a pesar de que absorta en la corrección hablaba poco. Tomaba apuntes para luego de acuerdo con él, trasladarlos al original.
Paraban un momento a las cinco de la tarde para tomar el té, continuando la tarea hasta las ocho de la noche, en que daban por finalizada la jornada.
- Señor Charles - anunció Helen, la doncella, atendiendo una llamada de teléfono- Preguntan por usted
- ¿ Quién es?
- Me han dicho que es desde Francia
El rostro de Charles, perdió su color. No podía ser nadie más que Gisele ¿ Qué querría?
- ¿Si ?- saludó Charles
- Oh! mon chèri. Cuántas ganas tenía de escuchar tu voz
- Qué quieres, Gisele. ¿ Por qué llamas ?
- Voy a ir unos días a Londres y pensé que podíamos vernos
- No sé si podré atenderte. Tengo clases en la universidad y estoy escribiendo -la dijo secamente
- Podíamos hacer una cosa..., no, pero no...
- ¿ Qué dices ?
- Se me había ocurrido, que puesto que tu casa es grande....
- No Gisele, ni hablar
- ¿ Por qué ? ¿ Acaso no te quedó buen recuerdo de nuestra relación ?
- De la relación si..., en principio. Después... Francamente , me ha costado mucho tratar de olvidarte. No quiero que abras nuevas heridas
- Pero podríamos empezar de nuevo, olvidar lo que pasó. Yo te quise, y ... aún te recuerdo
- No, no volveré a repetirlo. No Gisele
- Al menos me recibirás en el aeropuerto ¿ no ? Podremos comer algún día juntos para charlar, simplemente
- Eso ya es más factible. Pero sólo a charlar
- De acuerto. Sólo a charlar. Te llamaré para decirte el día de mi llegada. Au revoir chèri
A través del teléfono, Charles podía adivinar la coqueta sonrisa de Gisele. Sin poder evitarlo recordó su rostro y los momentos felices que vivieron durante algún tiempo. Apartó de su imaginación la traición de ella, y nuevamente supo que no la había olvidado y una vaga esperanza se abrió paso sutilmente.
Y nuevamente con la llegada de Gisele, se abrían nuevas esperanzas en su corazón. Durante todo ese tiempo su interés por ella, se había adormecido, pero ahora, cuando la tuviera frente a frente, comprendió que no la había olvidado en absoluto, aunque tenía reservas, y sabía que no podía albergar ninguna esperanza. La conocía lo suficiente como para saber que era una veleta y su forma de pensar cambiaba con frecuencia. Estaría alerta de cualquier forma.
Se abrazaron a su llegada, pero Gisele lo hizo más intenso ¿ Qué quería, qué buscaba ?
Estuvo con ella durante todo el día. La llevó al hotel que había reservado previamente y charlaron largo y tendido del motivo que la había llevado hasta Londres: recuperar su amor perdido Cuando regresó a casa, Agnes le aguardaba impaciente por saber cómo había ido el encuentro
- Bien... Normal, pienso yo. Sigue igual: extrovertida y voluble
- ¿ Y tú ?- le preguntó Agnes
- Bien, tia, bien. No he perdido la perspectiva y la conozco bien. No te preocupes. No volveré a caer en sus redes nuevamente
Elise siguió con su trabajo, pero en su rostro se reflejaba la preocupación que le producía la presencia de Gisele, aunque tenía claro que no podía decir nada. El nunca se había aproximado a ella, era su colaboradora, nada más. Pero no podía evitar que la produjera disgusto ver a Gisele cerca de Charles. Salía con ella casi a diario e incluso visitaba a Agnes con frecuencia.
La estancia de la francesa se demoraba, y día tras día se aproximaba cada vez más a Charles, y a él no parecía disgustarle. No en vano habían convivido durante un largo periodo de tiempo. Poco a poco, se abría paso en su vida la esperanza de poder retomar nuevamente su romance con Gisele, hasta que por fin un día la propuso vivir en su casa, y claro Gisele aceptó inmediatamente. Era lo que había ido buscando durante todo ese tiempo.
Elise, decidió en ese verano viajar junto con su compañera de habitación, hasta Escocia de donde era originaria . Solamente pasaría una semana, ya que su presupuesto no daba para más. Después visitaría a su padre y a su madre, y esas serían sus vacaciones veraniegas. Agnes, por el contrario viajaría con Charles nuevamente hasta Tenerife
- ¿ Por qué no vienes un día y comemos juntas?... como en los viejos tiempos- le pidió Agnes
- Me gustará mucho pasar un día con vosotros. Fui muy feliz viviendo contigo. Lo haremos a vuestro regreso de España ¿te parece ?
- Estupendo. Cuando regresemos te llamo y quedamos en qué día vamos a reunirnos. Me alegro mucho de que todo te vaya bien, y por favor no me olvides. Sigue llamándome de vez en cuando
- ¡ Claro ! Eres una buena amiga, Agnes, y te quiero. Hasta la vuelta
- Hasta la vuelta
Charles consiguió plaza en una universidad pública de un extrarradio de Londres y en sus ratos libres seguía con su libro adelante. Le estaba gustando el ser escritor, pero la finalización del mismo, se demoraba. De espíritu impaciente deseaba que las ideas fluyeran en su mente, pero había días en que su cerebro se quedaba en blanco, fastidiándole bastante.
Por fín llegó el bendito día en que su libro quedó terminado. Pero aún faltaba la parte más pesada: la corrección. Una idea se abrió paso en su mente, y lo comentó con su tía
- Agnes ¿ qué te parecería si hablara con Elise para que fuera mi correctora?
- Me parecería estupendo. Ella es muy inteligente y a penas la quedan un par de meses para terminar su carrera, con lo cual creo que está muy cualificada para ello.
- Si. Yo también opino lo mismo
- Pero... Charles... recuerdo que no te era muy simpática
- Era porque yo estaba todavía con la idea de Gisele, y la verdad no entiendo porqué la tuve tanta manía. No me lo explico. Pero ahora es diferente. dame su número de teléfono y la llamaré esta noche, cuando comprenda que ha regresado de la universidad.
La idea expuesta a Elise pòr Charles, no la desagradaba, pero el volver a tratar con él la asustaba. Le gustaba mucho y temía que el contacto diario abriera viejas heridas, pero después de pensárselo durante unos instantes, aceptó. De esta manera reanudarían una convivencia, que si no era como la de antes, al menos pasaban unas horas juntos.
Elise trataba por todos los medios, que su contacto con él, fuera el menor posible, de tal modo que comenzó a corregir lo escrito en el ordenador portátil. De esta forma tenía libertad de movimientos, y buscó la excusa de que lo hacía de este modo para no distraerle. Se instaló en la salita, junto a Agnes, a pesar de que absorta en la corrección hablaba poco. Tomaba apuntes para luego de acuerdo con él, trasladarlos al original.
Paraban un momento a las cinco de la tarde para tomar el té, continuando la tarea hasta las ocho de la noche, en que daban por finalizada la jornada.
- ¿ Quién es?
- Me han dicho que es desde Francia
El rostro de Charles, perdió su color. No podía ser nadie más que Gisele ¿ Qué querría?
- ¿Si ?- saludó Charles
- Oh! mon chèri. Cuántas ganas tenía de escuchar tu voz
- Qué quieres, Gisele. ¿ Por qué llamas ?
- Voy a ir unos días a Londres y pensé que podíamos vernos
- No sé si podré atenderte. Tengo clases en la universidad y estoy escribiendo -la dijo secamente
- Podíamos hacer una cosa..., no, pero no...
- ¿ Qué dices ?
- Se me había ocurrido, que puesto que tu casa es grande....
- No Gisele, ni hablar
- ¿ Por qué ? ¿ Acaso no te quedó buen recuerdo de nuestra relación ?
- De la relación si..., en principio. Después... Francamente , me ha costado mucho tratar de olvidarte. No quiero que abras nuevas heridas
- Pero podríamos empezar de nuevo, olvidar lo que pasó. Yo te quise, y ... aún te recuerdo
- No, no volveré a repetirlo. No Gisele
- Al menos me recibirás en el aeropuerto ¿ no ? Podremos comer algún día juntos para charlar, simplemente
- Eso ya es más factible. Pero sólo a charlar
- De acuerto. Sólo a charlar. Te llamaré para decirte el día de mi llegada. Au revoir chèri
A través del teléfono, Charles podía adivinar la coqueta sonrisa de Gisele. Sin poder evitarlo recordó su rostro y los momentos felices que vivieron durante algún tiempo. Apartó de su imaginación la traición de ella, y nuevamente supo que no la había olvidado y una vaga esperanza se abrió paso sutilmente.
Y nuevamente con la llegada de Gisele, se abrían nuevas esperanzas en su corazón. Durante todo ese tiempo su interés por ella, se había adormecido, pero ahora, cuando la tuviera frente a frente, comprendió que no la había olvidado en absoluto, aunque tenía reservas, y sabía que no podía albergar ninguna esperanza. La conocía lo suficiente como para saber que era una veleta y su forma de pensar cambiaba con frecuencia. Estaría alerta de cualquier forma.
Se abrazaron a su llegada, pero Gisele lo hizo más intenso ¿ Qué quería, qué buscaba ?
Estuvo con ella durante todo el día. La llevó al hotel que había reservado previamente y charlaron largo y tendido del motivo que la había llevado hasta Londres: recuperar su amor perdido Cuando regresó a casa, Agnes le aguardaba impaciente por saber cómo había ido el encuentro
- Bien... Normal, pienso yo. Sigue igual: extrovertida y voluble
- ¿ Y tú ?- le preguntó Agnes
- Bien, tia, bien. No he perdido la perspectiva y la conozco bien. No te preocupes. No volveré a caer en sus redes nuevamente
Elise siguió con su trabajo, pero en su rostro se reflejaba la preocupación que le producía la presencia de Gisele, aunque tenía claro que no podía decir nada. El nunca se había aproximado a ella, era su colaboradora, nada más. Pero no podía evitar que la produjera disgusto ver a Gisele cerca de Charles. Salía con ella casi a diario e incluso visitaba a Agnes con frecuencia.
La estancia de la francesa se demoraba, y día tras día se aproximaba cada vez más a Charles, y a él no parecía disgustarle. No en vano habían convivido durante un largo periodo de tiempo. Poco a poco, se abría paso en su vida la esperanza de poder retomar nuevamente su romance con Gisele, hasta que por fin un día la propuso vivir en su casa, y claro Gisele aceptó inmediatamente. Era lo que había ido buscando durante todo ese tiempo.
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