jueves, 13 de julio de 2017

Cuando no lo esperaba - Capítulo 7 - La Rive Gauche

 El avión tomó tierra en el aeropuerto Charles Degaulle hacia mediodía.  Cuando llegó al apartamento, Gisele no estaba en casa. Solía comer en un bistrot cerca de la oficina, de manera que sólo se veían por la noche y los fines de semana, aunque alguno de ellos, tampoco ... " Tengo trabajo extra", es lo que ella solía decir justificando la ausencia.

Lentamente, echó una mirada por las distintas estancias de la casa.  Todo permanecía en orden y como él lo recordaba.  No hacía tanto tiempo  que faltaba. Miró la correspondencia dirigida a su nombre, y que Gisele había dejado en el mueble de la entrada.  La llamó desde su móvil para anunciarla que había regresado

- ¡ Oh, ya has regresado ! - le dijo fríamente
- Si...,  ya he regresado. Creo que deberíamos hablar
- Esta noche llegaré tarde. Tengo muchísimo trabajo retrasado, por las vacaciones de Navidad..., ya sabes
- Lo entiendo...  te esperaré levantado.  No te preocupes... Creo que debemos hacerlo lo más pronto posible
- Déjalo para el fin de semana.  Estoy muy cansada y para lo que vamos a  hablar, tengo que tener la cabeza despejada
- Pero Gisele, ¡ faltan días para el fin de semana !
- ¿ Por qué te han entrado tantas prisas ?
- Porque estoy muy incómodo con esta situación...¡  No es normal lo que nos pasa !
- Está bien.  procuraré llegar lo más pronto posible. A propósito Agnes ¿ está bien ?
- Si, si. Estupendamente
- Bueno, pues hasta luego
- Hasta luego
Se quedó mirando al teléfono, una vez hubo cortado la comunicación. Después de no verse en tantos días, su charla no podía ser más fría.  Se reafirmaba en que ocurría algo.

Como casi siempre en esa época del año, hacía frío en Paris y llovía.  Decidió salir. Comería en alguna cafetería, poca cosa, quizá algún bocadillo, tenía poco apetito. Se sentó en una mesa junto a un ventanal. Mientras mordisqueaba  su comida, miraba el ir y venir de las gentes, que con paso acelerado circulaban por las calles.  Saboreaba un café en la sobremesa, y se abstraía en sus pensamientos. Extrañaba el devenir de su vida en Londres. Sus comidas con su tia y Elise, y sonrió al recordar a la muchacha y la charla que mantuvieron a la salida del teatro. Su única salida juntos.

- Es una chica muy agradable.  Con una conversación inteligente y amena. Pasamos una noche maravillosa.  Si regreso a Inglaterra, la volveré a invitar. ¿ Por qué la intimidaba ? - pensaba mientras sorbía el café

Cuando hubo terminado, abonó la cuenta y paseando llegó hasta la orilla izquierda del rio.  Le agradaba ese paseo y le distraía mucho. Veía pasar lentamente al Bateau
Mouche cargado de visitantes con sus cámaras de fotos.

 Contemplaba con envidia las parejitas que cariñosamente se tomaban de las manos y se besaban.  Ellos también habían hecho lo mismo al principio de conocerse.  Luego poco a poco dejaron de hacerlo, perdieron el romanticismo.  " Para eso tenemos nuestro apartamento", le comentaba  Gisele.  Movía negativamente la cabeza desaprobando su forma práctica de ver algunas cosas de la vida, intrascendentes, si se quiere, pero que eran necesarias en una relación amorosa.  Con el paso del tiempo, se dio cuenta de que tenían muy pocas cosas en común, y  sonrió, porque se supone que él , precisamente,  por ser inglés, debería ser más frio en sus arrebatos amorosos, pero en este caso era ella, latina,  la que marcaba las pautas. ¿ Cuándo comenzaron a distanciarse? Cada vez estaba  más seguro de que su romance estaba finiquitado.  Cuando regresó a su casa ya era casi media tarde. Se sentó en el salón y llamó a Londres.

- ¡ Charles, hijo mio ! ¿ cómo has llegado ?
- Bien, bien. Todo normal
- ¿ Habéis hablado Gisele y tú ?
- No aún no nos hemos visto. Tiene trabajo y llegará más tarde
- Bueno, tranquilo. Verás como todo tiene una explicación
- Si, sin duda. Hay una explicación- esta última frase la dijo para si
- Vosotras ¿estáis bien? Te mando un abrazo muy fuerte y otro para Elise. Te tendré al corriente de lo que pase. Pretendo saber algo esta misma noche, si Gisele no llega muy tarde.
- Esta bien. Dime lo que sea que resulte. Un beso para ti
- Adiós tia.

Encendió el televisor.  No es que le interesara especialmente lo que pusieran, pero al menos se escucharía  algún ruido. En la programación de tarde, sólo había películas añejas, programas de cocina, ó de problemas amorosos.   Lo apagó nuevamente. " Para problemas ya tengo los míos", pensó  mientras veía caer la lluvia tras los cristales.

Se sirvió un coñac. No es que le apeteciera mucho. Tampoco tenía ganas de leer y estaba terriblemente nervioso por la deriva de su conversación con Gisele. Trascendental tal y como él lo veía.  Había pensado en formar una familia con ella, y ahora ya no estaba tan seguro de querer hacerlo. Intuía que ella ya no le quería para formalizar definitivamente su relación. Esta noche quedaría todo claro.

Eran casi las nueve de la noche cuando se despertó al sentir el ruido de las llaves al entrar en casa.  Estaba dormitando, aburrido y a oscuras. Ni siquiera había encendido alguna lámpara de pie. No le molestaba la falta de luz, más bien lo agradecía.

- Estoy en casa - era el saludo de Gisele avisando de su presencia

El se levantó y fue a su encuentro.  Al verla, todas las dudas quedaron relegadas. Quería a aquella mujer y al darla el abrazo, con la rapidez del rayo, se dijo que todo se arreglaría. La besó intensamente y ella correspondió a su caricia más fríamente.  Dejó el abrigo y el bolso sobre un sillón y se miraron fijamente, como meditando lo que habrían de decirse

- Estás preciosa- la dijo estrechándola contra su pecho
- Gracias.  Tu tampoco estás nada mal...- dijo sonriente
- A pesar de que no te he llamado, no he dejado de pensar en ti- la dijo Charles
- Es gratificante escuchar eso.  Yo también he pensado mucho en ti, en nosotros.
- Tenemos que hablar, Gisele.  Intuyo que ya no te intereso como antes, y aunque eso me duela, hemos de aclararlo.  Por el bien de nuestra relación y de nuestro futuro
- Estoy de acuerdo. Después de cenar ¿ vale ?  Tengo hambre
- ¿ Cómo puedes pensar en comida con lo que estamos tratando?  Por amor de Dios, Gisele. ¡ Se trata de nuestro futuro ! Yo a penas he comido preocupado por todo ... esto.¿ Cómo vamos a esperar hasta después de cenar?
- Y ¿ qué quieres?
- Necesito saberlo ya.  Me he consumido estos días sin saber nada de ti
- Pues podías haber llamado
- Tú también.  Te recuerdo que fuiste tú la que se fue dando un portazo
- Mira Charles, no quiero hacerte daño. Eres buena persona, cariñoso, amable y guapo, pero ...
- Pero ya no me amas ¿ verdad?

Gisele abrió la boca como para responder, pero se quedó callada. Pensaba rápidamente qué debía decirle. Debería explicarle que es cierto, ya no le amaba. Le tenía cariño por todo lo que habían compartido, pero de ahí a seguir viviendo juntos, hay mucha diferencia

- Tu silencio es elocuente... ¿ Tienes a otra persona?
- Charles...  créeme... me cuesta mucho hablarte de ello. No lo mereces, pero en los sentimientos no se manda, y yo, es cierto, no te amo.  André, mi compañero, me propuso ser mi pareja, y aunque de momento dije no...  tu te habías marchado y él estaba ahí.  Hacía tiempo que habíamos comido juntos, por motivos de trabajo, es cierto, pero de una cosa ... pasamos a la otra...
- ¿ Os acostasteis ?
- ¡ Charles !
- Dime ¿ os acostasteis?

Gisele, se retorcía las manos nerviosa.  No quería confesarle que si, lo habían hecho, aun cuando él todavía no se había marchado a Londres.  Prefirió no contestar

- Está bien. Tu silencio lo dice todo. Iré a un hotel y mañana cuando no estés recogeré mis cosas. Lo sabía...  imaginaba que algo así había sucedido, pero me duele tu falta de franqueza. No has obrado bien, debiste hablar conmigo. Creo que ya está todo dicho.

Dio media vuelta hacia su habitación y cogiendo una maleta, comenzó a llenarla con lo más imprescindible. El resto lo recogería al día siguiente, cuando ella hubiera salido para el trabajo.

- Mañana te dejaré las llaves en el mueble de la entrada. Te deseo toda la felicidad del mundo y aciertes en tu elección, que sepas lo que quieres hacer con tu vida. Durante el tiempo que vivimos juntos fui muy feliz. Adiós Gisele.


Y salió sin volver la vista atrás, dejando a Gisele llorosa, no tanto por la despedida del hombre que había formado parte de su vida, sino por los nervios pasados hasta declarar la verdad.

La revelación de su amigo se había confirmado. Todos esos meses pasados juntos, en los que había forjado la formación de una familia con ella, se habían desvanecido como un castillo de arena.  De pronto se encontró en la calle, portando un bolsón con sus cosas más imprescindibles y sin saber muy bien lo que había ocurrido para el cese repentino de su relación con Gisele. ¿ Repentino ? No, no lo era.Ya cuando partió hacia Londres, sabía positivamente que algo no funcionaba en esa relación.  Quería engañarse a sí mismo, pero la cruda realidad se había impuesto sin paliativos.  Regresaría a Londres inmediatamente. Al día siguiente, incluso.  En París nada le retenía ya. Fue hasta la parada de taxis más cercana y allí tomó uno.  Le dio la dirección del hotel y cerró los ojos.  No quería visionar aquel recorrido que había realizado infinidad de veces y que ya no realizaría más.



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