lunes, 24 de julio de 2017

Al final del camino - Capítulo 10 - Sí, pero no

Durante todo el día estuvo bastante nerviosa e inquieta. Sus más próximos colboradores la observaban con curiosidad; era la primera vez que se conmportaba de ese modo extraño: alterada y malhumorada. Hasta Alfred, su jefe y amigo, la preguntó extrañado por ese comportamiento:

- ¿ Te ocurre algo? No sé... estás rara
- No. No me ocurre nada. Tengo una cita esta noche con una persona a la que hace mucho que no veo, y me tiene nerviosa
-¿ Por qué ?
- No es nada, no me hagas caso -. Y dando media vuelta se dirigió a la habitación de descanso sirviéndose un café..

Lo que menos necesitaba ahora, era la inspección de él,  a su forma de comportarse .  No era ajena  su complicidad con  Alfred, pero no tenían más vínculo que el de la amistad, y por tanto tenía derecho a tener sus propios secretos.  Cuando llegó a casa, eligió con cuidado el vestido que iba a ponerse.  Se había trazado un plan y debía llevarlo a cabo con sumo cuidado, de forma que pareciera una cosa, pero en realidad fuese otra.

Se miró al espejo una vez terminado su arreglo, y vio complacida que estaba especialmente atractiva.  Aguardó a que fuese la hora y él llegara a recogerla.  Y puntual, le tuvo frente a sí, con la admiración por ella reflejada en su rostro

- Estás increible. Guapísima. Creo que el cambio te ha beneficiado
-¿ Quieres decir que en Porthleven no estaba atractiva
- Claro que no. Eres atractiva, muy guapa, pero esta noche lo estás más.
-Es que hace mucho que no nos veíamos y no te acuerdas de cómo era antes.
- Si tú lo dices... ¿ Nos vamos ?
- Cuando quieras - dijo ella recogiendo su bolso.


Ya estaban en el reservado del restaurante.  Era una mesa apartada del resto de comensales.  Podrían hablar largo y tendido; tendrían muchas cosas que contarse después de tantos cambios en sus vidas.  Richard llamó al camarero y pidió algo para beber mientas elegían el menú.  Tomarían un cóctel de champan, y mientras comenzarían hablando sobre él.  Rose quería saber todo cuanto había hecho en este tiempo, y naturalmente en ello entraba Daphne.  Según se desarrollara la conversación, así obraría con el plan trazado a modo de ¿ venganza ?, si, posiblemente era una venganza por no haberse acordado de ella. Y abiertamente le preguntó por su "novia"

- No sé si exactamente es mi novia- dijo él
- ¿ Por qué no ha venido contigo? Te recuerdo que era amiga mia.  Y digo era porque hace siglos que nos ha dado de lado. Debes tenerla muy entretenida; antes era inseparable
-¿ Qué exactamente quieres saber? Vivimos juntos la mayor parte de la semana, pero eso es todo
- La última vez que la vi, hablaba de casamiento ¿ Eras tú  de quién hablaba en esos términos ?

El eludió la pregunta con un carraspeo  cortando la conversación.  Estaba claro que no quería hablar de ello, que no deseaba decir nada. Muy bien, pues el segundo asalto.

-¿ Qué te pasa, es mentira lo que nos contó ?
- En cierto modo si.  Tuvimos una época algo fogosa y ya sabes que cuando estás en plena euforia dices cosas, que luego en frio resultan otras
- No, no lo sé.  Tuve una oportunidad que rechacé.  Pero escuchándote, ahora me alegro.  He comprendido que no entra en tus planes tener una relación formal con alquien. Me di cuenta de ello cuando ni siquiera tuviste la delicadeza de llamar para decir el motivo de tu ausencia.  Me tuviste muy preocupada


- Pero es absurdo.  Ha pasado mucho tiempo y vuelves a recriminármelo. Tengo mi vida privada; más allá de Porthleven
- Cierto. Te ruego me disculpes.  No volverá a suceder
- Bien. Háblame de ti.  Te noto no sé... nerviosa, violenta.. Ya no eres tan espontánea.
-Es que tu presencia me impone
-¿ Te impongo, es decir, te intimido?  ¿Por qué ?
-Eres distinto. Un personaje famoso al que la gente hace colas para que  les firmes un libro. Las chicas te rodean.  Nada tienes que ver con el  que yo conocí.
-Eso es cierto en parte, pero en lo referente a ti, sigo siendo el mismo-. Extendió su mano y cogió suavemente la de Rose, que no retiró-. Deseo conservar tu amistad; es importante para mi. Desearía estar más cerca para cuidate, protegerte. Cuéntame algo sobre tí
- ¿ De mí? No hay nada que contar.  Salgo con alguien de vez en cuando, sin compromisos por su parte y por la mia. Y eso es todo.  El trabajo me absorbe y no tengo tiempo para más

En ese momento Richard, retiró su mano de la de ella.  Necesitaba saber más cosas referente a lo que había comentado:
- ¿ No tienes pareja?
 -No, no la tengo

Guardaron silencio y se miraron frente a frente.  Los ojos de Richard brillaban lo mismo que los de ella.  Rose apuró su cóctel y levantándose le dijo.

- Bien Richard, me ha encantado este momento de charla contigo. Ahora debo irme
¿ Cómo dices? Habiámos quedado para cenar
-Lo sé, pero te noto incómodo.   Es fin de semana y seguro que Daphne te espera en casa.  Ella es una compañía mucho más agradable que yo, así que te dejo libre. Posiblemente tardaremos mucho tiempo en vernos, si es que se da esa oportunidad.  Te deseo lo mejor y muchos exitos con tus libros.  Adiós Richard

Él no podía creer lo que estaba haciendo ¿ a qué se debía esta actitud? ¿ Había dicho algo inconveniente?No se explicaba la tirantez y frialdad de ella.  No era así, siempre había sido amable y cariñosa.  Pero estaba claro que las personas cambian y Rose lo había hecho, y de qué manera.
  Abonó la cuenta rápidamente y salió tras ella que llamaba a un taxi

-Deseas irte, bien, yo te llevaré a casa- Dicho ésto hizo una indicación al portero para que trajeran su coche. Una vez dentro, Richard la hizo una pregunta que ella tardó en responder

- ¿ Quién te ha hecho daño ? No eras así, tan fria y despegada
- ¿ Me ves fria y despegada? ¿ Y cómo quieres que esté ?
- No lo sé. Antes sonreias más , eras divertida, cariñosa...
- Y ya no lo soy ¿ verdad? - Él movió la cabeza afirmativamente
- Deberías preguntártelo a ti mismo
- ¿ Qué he hecho yo?
- Da igual, no te preocupes.  Llévame a casa, por favor

Arrancó el coche tras darle la dirección.   Hicieron el camino en silencio, pero cada uno de ellos pensaba en algo. Cuando hubieron llegado, se bajo  y abrió la puerta para que ella lo hiciese, tendiéndola la mano para ayudarla.  Ella recogió su mano, y cuando estaba ya fuera, Richard la empujo hacia el coche, y tomando su cabeza entre las manos la beso largo, muy largamente.  Ella no hizo movimiento alguno por rechazarle; al finalizar la caricia, él la miraba fijamente,  confuso, y observaba el brillo de los ojos de ella.  ¿ Qué había ocurrido ? En ese momento se dio cuenta, de que no era una simple amiga, sino que significaba algo importante en su vida  Que lo que siempre considero como obsesión, en realidad era otra cosa que nunca se paró a analizar, cegado posiblemente, por los brillos de otra mujer.. y que en cierto modo,  las quejas de ella tuvieran razón de ser.Pero  entonces los sentimientos hacia Daphne ¿qué significado tenían ?

- Ninguno,- se repitió mentalemente

Por fín Rose, directamente, le hizo una pregunta, a la que el respondió afirmativamente

- ¿ Quieres subir ?
- Si.  Quiero -.  Y sin mediar palabra alguna, la tomó de la mano y se adentraron en el portal el domicilio de Rose.


¿ Qué estaba ocurriendo? ¿ De dónde había sacado las fuerzas para decirle que subiera? ¿ Estaba escarmentada de lo ocurrido, hacía ya tanto tiempo?  Desde siempre había sabido el lugar que Richard había ocupado en su vida, y que lo que ocurría ahora no formaba parte de la venganza que había ideado para hacerle ver que ella no era invisible.  Que la había ignorado de forma sistemática desde que conociera a Daphne.  Que ella no tenía ni la experiencia ni los resortes que su amante poseía.  Pero por una vez, quiso pertenecerle a sabiendas de que al día siguiente saldría de su vida tan rápidamente como había entrado.  Que nada la importaba las explicaciones que debiera dar a la mujer con la que convivía, porque antes  Daphne  había jugado con ella   con quién hasta conocerle era su amiga.  Pero no quería pensar en ello.  Le tocaba a Richard cargar con las consecuencias; en definitiva no le ponía una pistola en el pecho para obligarle a acostase con ella. Tenían, ambos, la edad suficiente para hacer con sus vidas lo que creyeran oportuno.




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