miércoles, 12 de febrero de 2020

Los mudos testigos - Capítulo 4 - Urgencias

    Aparcó rápidamente y pregunto en recepción por el doctor.  La indicaron los quirófanos y hacia allí se dirigió .  Efectivamente, Murphy estaba con una señora de unos sesenta años, que lloraba desconsoladamente.  Cuando hizo su aparición, él levantó la mirada y la dirigió hacia ella.  Estaba aún más serio de lo normal, ¿ Se trataría de alguien de su familia?  Se quedó parada frente a ellos, y llamándola aparte la dijo escuetamente

  - Es asistente social,¿verdad? Bien, pues atienda a Martha, que precisa sus servicios -   y se perdió por el antequirófano


    No se había dado cuenta con las prisas, que el médico estaba vestido con el pijama verde.  Seguramente entraría de nuevo para averiguar algo sobre lo  que estaba sucediendo.  Lo dicho, este hombre es todo un enigma. ¿ Lleva su servicio a los pacientes más allá de su horario?  ¿Sería algún familiar? Al fín podría hacer  su trabajo verdadero.  Se acercó a la mujer que seguía llorando y pasó su brazo sobre los hombros de ella.  Guardó un momento de silencio, y a continuación se presentó  e indagó el motivo por el que estaba tan abatida

  - Es mi marido. Le están operando a vida o muerte. Menos mal que tengo a Peter.  Estoy muy desorientada; no sé lo qué hacer

  - Bueno, cálmese, está en buenas manos.  Verá que todo se soluciona.  El doctor me ha dicho que se llama Martha.  Bien, vayamos paso por paso.  Cuénteme que es lo que la angustia...

    Y poco a poco Erin consiguió calmarla. La ofreció agua y un sándwich ya que la buena mujer no había comido nada en todo el día. Mantenía cogidas sus manos, para que, al menos sintiera algo de calor humano en aquella situación tan difícil por la que estaba pasando.  Erin echaba de menos lo que verdaderamente era su profesión, y sintió el palpito de que en más de una ocasión la llamaría para que  la ejerciera .  No la molestó en absoluto hacerlo fuera de su horario y en algo para el que no estaba contratada.  La satisfacía poder ayudar a las personas en las situaciones difíciles.  Trató de entablar una conversación con ella para que el tiempo se la hiciera más breve, y de este modo averiguar que lazo la unía a su jefe.

   La charla salió sin ella hacer ningún esfuerzo. Aún no sabía qué tipo de relación unía a aquella mujer con el médico; guardaba silencio y algunas veces asentía con la cabeza.  la dejaba hablar porque creía que era la mejor forma de que se desahogase de la angustia que sentía.  Y llegarían a un nombre:  Celine

  - Es mi hija ¿ sabe ?  Fue novia de Peter, pero se cruzó otro hombre y... ahora está casada, pero vive muy lejos de aquí.  Sé que a Peter le rompió el corazón.  Llevaban dos años de noviazgo y él quería casarse y formar una familia con ella, pero mi hija le rechazó.  Yo siempre le he considerado como a un hijo y es a quién recurro siempre que tengo algún problema ¡ es tan bueno !  ¡Me hubiera gustado tanto que se hubieran casado ... !

    ¡ Vaya, resulta que el médico tiene corazón!   La mujer seguía hablando de cuando se casó, de cómo se establecieron allí, de cuándo llegaron desde Inglaterra... en fin, la contaba su vida.  Erin la prestaba el máximo de atención, aunque  su cabeza estaba en otras cosas.  En su propio matrimonio fracasado y pensó que mejor la ruptura , antes que vivir  lo que ella había pasado, aunque  no creía que el médico hiciera lo que su ex, máxime si estaba enamorado de ella.

    Posiblemente su hermetismo se debiera a eso, a su corazón roto.  Y entonces comenzó a mirarle con otros ojos.  Habían perdido la noción del tiempo, y volvieron a la realidad cuando la puerta se abrió y Peter, de nuevo, estaba ante ellos.  Tenía el rostro más relajado, señal de que todo había salido como esperaban.  Miró en primer lugar el rostro de Martha, y a continuación el de Erin;  estaba analizando  al milímetro sus expresiones y sacaría la conclusión de si había sido buena profesional o sólo era una pretenciosa que presumía de algo que no era.  Pero las palabras de Martha terminaron por convencerle

 -Oh Peter, gracias por haberme enviado a esta enfermera.  Mi hija debía estar aquí y no esta joven.  He de llamarla

- No te molestes, Martha.  Ya lo he hecho yo.  Me ha dicho que se pondrá en camino de inmediato.

    A continuación pasó a explicarla cómo había transcurrido la operación realizada. Permanecía sentado al lado de Martha, con sus manos acariciando las de la mujer.  Erin permanecía algo alejada de ellos, ni siquiera la miraba;  era como si no estuviera allí, como si no existiera.. Despacio, se dirigió a la máquina de café y saco uno.  Estaba caliente, y la reconfortaba. A través del ventanal contemplaba el paisaje que tenía delante, ajena por completo a la conversación que ellos dos mantuvieran.  No sabía el tiempo que había transcurrido imaginando la vida de ese hombre que ahora se mostraba tierno con aquella mujer que en tiempos debería ser su familia, pero que ya no lo era.  Imaginó el lazo tan fuerte que debió tener con ellos, es decir, con la hija, hasta el punto de querer formar una familia, pero que ella misma fue quién rompió sus planes, según la había confesado la propia madre.  También la había dicho que era un buen hombre, algo que Erin no ponía en duda, pero al mismo tiempo frío y lejano, en su trato diario.  Sin duda ese agrio carácter era motivado por el desengaño amoroso.  Parecía increíble que a un hombre como él, con la presencia física que tenía, una mujer le abandonara por otro. Una de dos: o el otro era muy superior físicamente, o tenía alguna traba por lo que fue rechazado.

    Consultó el reloj y miró en dirección hacia donde ellos continuaban hablando.

  - Yo ya no pinto nada aquí. me voy a casa - se dijo

Y hacia ellos se encaminó. Al llegar hasta donde  permanecían, se fijó más detenidamente en la mano de él apoyada en el hombro de Martha, y lo quedamente y con cariño con que la explicaba el proceso operatorio.  Se notaba a simple vista, que aquella persona le importaba, y mucho.

    Carraspeó levemente para que ellos la prestasen atención.  Eran casi las once de la noche.

  -Perdón por interrumpirles, pero creo que no me necesitan. Voz a retirarme

    El la miró como si se diese cuenta en ese momento que estaba  allí, que llevaba horas allí sin siquiera haberlo tenido en cuenta.  La fulminó con la mirada ¿ qué demonios quería ?  Ni siquiera había tenido la delicadeza de darle las gracias, y eso que no era su obligación de haber estado allí.  No la pesaba haberlo hecho, porque estaba conmovida por Martha y por la soledad que tenía, a no ser por él.  Pero qué es lo que pretendía.  De repente Peter se levantó y tomándola del brazo, la llevó a un lado de la estancia apartada de Martha

  - ¿ Por qué se va ?  Pensé que se quedaría hasta que su hija llegase. Yo he de volver a la guardia y no puedo estar toda la noche con ella, aunque vendré de vez en cuando

- Perdone pero nadie me dijo nada. me da mucha pena esa mujer, pero creo que mi misión ha terminado. Además ¿ voy a ejercer de secretaria y enfermera?  Pues tendremos que negociar las condiciones del contrato

- ¿ Pero qué dice ?  Este es un favor personal que la pido.

- ¿ Por qué no lo ha dicho antes?  Simplemente llamó a mi casa y me ordenó que viniera enseguida. No lo lamento en absoluto porque Martha es un amor de persona, pero usted...  Tendrá que modificar su conducta o desde luego no cuente conmigo

-Me está diciendo que va a despedirse?  ¿ Es esa la formación que la dieron ?

- Mire doctor, no es el lugar ni el momento para entablar una discusión, pero no le costaría ser un poco más amable y educado.  Ni  por un solo momento se ha dado cuenta de que yo estaba allí y ni siquiera tuvo la gentileza de ofrecerme un vaso de agua.  Usted se basta y sobra para atenderlo todo.

- Discúlpeme,. tiene razón.  Pero quiero mucho a esta familia y me pilló de sorpresa la enfermedad de Patrick.   Está en todo su derecho de enfadarse. Le ruego que no se marche hasta que encuentre otra sustituta

- Está bien. Yo también tengo mis problemas ¿sabe ?
- No lo dudo.  Todos los tenemos.  Alguna vez tendrá que hablarme de ellos.  Bueno ¿ se queda si o no ?
- ¿ Se da cuenta ? Otra vez lo ha vuelto  hacer.  Está bien, me quedaré, pero lo hago por Martha y no por usted

    Y por primera vez desde que le conociera,  la dedicó una sonrisa;  esa era la forma de darla las gracias, aunque el gesto de enfado de Erin, no se borrara de su cara.  Le dió la espalda y se dirigió hacia la mujer que con curiosidad les observaba.  Peter llegó a su altura y explicó a Martha que se quedaría con ella hasta que llegase  Celine, ya que él debía seguir trabajando.  Martha dedicó una sonrisa cariñosa a Erin, dándole las gracias

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