jueves, 20 de febrero de 2020

Los mudos testigos - Capítulo 11 - Destino Dunfanaghy

    Estaba solo en la carretera que le conducía  a su destino.  Era tarde, pero no le importaba.  Estaba nervioso y ansioso por llegar. Se había informado de que el lugar al que se dirigía, era relativamente pequeño y no le sería difícil poder localizar su objetivo.  En su bolsillo llevaba la última fotografía de ella; creyó que sería más fácil encontrarla mostrando la foto, aunque lo haría como último recurso, cuantas menos sospechas despertara, sería mejor.  Sus averiguaciones habían sido largas y pesadas hasta dar con su paradero.  Llevaba mucho buscándola,  y fue una casualidad lo que hizo que se encaminara hacia  Dunfanaghy, tras recorrer varios lugares de la zona. Y la idea llegó a su mente al recordar que en una ocasión, cuando aún su matrimonio no había naufragado,  que hicieron una excursión por la zona  y la entusiasmó el lugar. Probablemente sus pasos se encaminaran  hacia algún lugar solitario para no ser encontrada. Llevaba días recorriendo los lugares que creyera más apropiados para refugiarse y pasar inadvertido. Y éste sería el último en recorrer. ¿ Debía dar marcha atrás si no la encontrara aquí ?  Posiblemente debía hacerlo,  volver  a su punto de partida y probablemente contratar a un detective, aunque tardara más en localizarla.  No había prisa.  Ya no, tenía todo el tiempo del mundo, pero la encontraría.

    Tenía que encontrarla, fuera como fuera, y tardase lo que tardase.  Había arruinado su vida  y debía pagar todo el daño que le había hecho.  Y por fín, entró en el lugar, cuyas calles estaban solitarias, pues eran altas horas de la noche.  Consultó su guía y encontró una pensión en la que poder hacer noche y al día siguiente, analizaría la zona y vería de tomar las medidas oportunas.  Tenía que estudiar bien el terreno y atar cualquier cabo suelto que tuviera.  Un letrero luminoso, al final de una calle le indicaba que allí estaba lo que buscaba con un eufemismo al poner "Hotel", cuando en realidad era una pensión media.
    Entró y un hombre leía el periódico y veía la televisión a un mismo tiempo.  Sonrió y el hombre se dio cuenta de ello cuando dirigió su mirada alternativa a ambas cosas

- Es para no dormirme ¿ sabe ?  A estas horas y en este apartado lugar, poca gente llega, pero he de permanecer abierto por si acaso.  Y ahora dígame lo que desea  ¿alguna habitación, o simplemente está despistado?

- Lo cierto es que iba por carretera y me estaba entrando sueño, así que decidí  buscar donde pasar la noche.  Este sitio es muy pintoresco.  Lo anotaré para venir más despacio. ¿ Tiene habitación libre?

- ¡ Claro, señor!  Todas cuantas quiera.  Ha terminado hace mucho la época turística del verano y ahora sólo vivimos aquí los de siempre.

- Por cierto ¿ lleva mucho tiempo viviendo aquí ?

- Nací aquí, señor ? ¿ Por qué lo pregunta ?

-Me he desviado porque voy buscando a un pariente de un amigo  que ha fallecido y he de entregarle una carta que me encomendó.  Llevo recorriendo la zona desde hace días tratando de localizarla.  Por casualidad ¿no conocerá a esta persona por haberla visto aquí?  Extrajo de su bolsillo la fotografía que llevaba y se la mostró al hombre que sonrió al verla

- ¡ Claro que la conozco ! Este es un lugar pequeño y nos conocemos todos.  Es la señorita  Walsh, la enfermera en el consultorio del doctor Murphy.  No está lejos de aquí.  Pero tendrá que esperar a mañana porque no hacen guardias

- ¿ Y cómo se las arreglan cuando tienen una urgencia?

- Muy fácil, vamos al hospital.  Entonces ¿ se queda ?

- Oh sí, desde luego.  Estoy muy cansado.  Así que deme una habitación.  Mañana iré a verla y cumplir con mi promesa.  Y ya que estoy aquí visitaré la zona que me parece muy pintoresca

    Se frotaba las manos, una vez instalado en la habitación.  Al fin sus pesquisas habían dado resultado. Ahora tendría que ir con sigilo y procurar  no encontrarse con ella hasta tener bastante definido su plan y saber el lugar exacto en donde vivía. Sabía que sería un lugar apartado, así que al día siguiente, temprano, indagaría por los alrededores o simplemente sonsacaría al gerente del "hotel" hasta saber el lugar exacto de su domicilio, y las horas en que ella esté en él.

    Con habilidad, trataría de averiguar si seguía soltera o por el contrario había contraído un nuevo matrimonio.  Si así fuera, su plan sería perfecto.  Sonrió abiertamente ante  su buena suerte y para celebrarlo, tomó del pequeño mueble bar de la habitación, una pequeña botella de ginebra.  Se tumbó en la cama mirando al techo, con la sonrisa en su cara.  Mentalmente trazaría el plan que tenía en mente una y otra vez, para que nada fallase.

    Debía tener paciencia, sobretodo ahora que estaba a punto de terminar su misión. Una misión que se había impuesto cuando Fiona abandonó su casa después de la paliza que la propinó.  Debía tener cuidado:  era reincidente.  Debía ir con pies de plomo si no quería terminar en la cárcel.  Pensó que había sido imprudente al mostrar al hombre la foto de Erin. Tampoco tenía demasiada importancia, dado que lo que se proponía sería escarmentarla, pero, no obstante, no debió hacerlo sino ser más hábil y haberlo logrado sin dejar pistas.   Tendría que rectificar su plan tras averiguar dónde vivía, marcharse dejando constancia de ello, y regresar de nuevo pasando unos días y sin que nadie le viera.

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