miércoles, 31 de mayo de 2017

El otro lado del mundo - Capítulo 23 - Conocer la verdad

Giovanni se sentó ante Bella, en el sillón que ella le indicó.  No se esperaba aquella revelación.  Ni por lo más remoto había imaginado que el Giovanni del diario, ahora estuviera sentado frente a ella, y hubiera callado cuando le conoció en Taormina, sabiendo lo importante que era para ella, localizar algo de la vida de su abuela.  Se recostó en su butaca, cruzó las manos bajo su barbilla, y se dispuso a escuchar el relato del señor D'Tella.  Al concluir le tocaría a ella.  Hablaría.


-Todo comenzó  a mediados de los años cuarenta, en plena guerra, cuando aún faltaba tiempo para su final.  Nos cruzábamos todos los días.  Ambos llevábamos el mismo camino, o quizá  lo buscábamos adrede. Ella iba a ayudar a su madre en lo que podía y yo al instituto. Estaba a punto de terminar el bachillerato. Durante mucho tiempo, sólo nos sonreíamos, pero un  día me decidí a hablar con ella. Faltaban pocos días para terminar el curso y después posiblemente no volviéramos a vernos.  Yo estaba destinado a ser médico, aunque esa carrera no era del todo de mi gusto, pero la imposición familiar hizo que terminase eligiéndola.  La primera cita, fue pasear por la playa, Al fin de la  semana siguiente, la  invité al cine. Deseaba ver Tres enamoradas, aunque a mi me parecía un "pastelito ", pero quería complacerla. Y al siguiente, en un lugar oscuro y solitario, cercano a su casa, la besé por primera vez,  Lo que vino después,   puedes imaginarlo: un lugar escondido entre rocas, en la playa y...fue mía,.

-He de decirte que estaba muy enamorado de ella.  No fue una aventura de un día. Nos queríamos y deseábamos estar juntos; pero se impuso la realidad.  Era pobre y mi familia ya había trazado sus planes respecto a mi.  Peleé todo lo que pude por defender nuestro amor, pero los pocos años, la inexperiencia, la época dura que nos tocó vivir, y qué sé yo... hicieron lo demás.  Nunca pude olvidar nuestra despedida: lloraba como una criatura, me suplicaba que no la dejase, pero... tuve que dejarla.Cuando se lo comuniqué, rompió a llorar desconsolada, juraba que me quería, que no lo hiciera, pero, a pesar de que yo estaba con el corazón roto en mil pedazos, tuve que hacerlo.


 -Tenía destinada a una joven, bella y rica heredera, con lo cual el acuerdo entre las familias estaba sellado, al igual que se hacía en la edad media. Al tiempo que salía con Anna, lo hacía también con la joven rica, y también me acosté con ella. Me anunció que la había preñado, y entonces el mundo se hundió a mis pies. Se había roto una milésima de oportunidad de que mi compromiso no funcionara, pero con un bebe en camino, ya no había escapatoria.  Ignoro si fue verdad o una argucia de Loredana para que abandonase a Anna Maria.  Nos casamos y Anna emigró después de la muerte de sus padres.

- Pero nada de esto es nuevo. Ya lo sabía.  Ella lo escribió en su diario. Lo que no entiendo es el por qué ustedes negaron que la conocieran.  Ambos sabían perfectamente lo que había ocurrido, y sin embargo dejaron muy claro que no la habían visto en su vida. ¿ No le parece algo ruín, señor D'Tella ?
- Tienes razón. Pero a modo de disculpa, si es que puede haber alguna, he de decirte que mi matrimonio fue muy dificil al principio.  Yo seguía enamorado de Anna, y el motivo por el que nos casamos "resultó" ser una falsa alarma. Hemos tenido temporadas difíciles, pero por nuestros hijos decidimos seguir adelante. Yo sabía que si comentaba algo referente a ella, mi mujer se pondría por las nubes y tendríamos un serio altercado.  Por otra parte, ya no había solución; las cosas estaban como estaban y ella había muerto.

- Todo eso está muy bien. Pero sigo sin entender la actitud de Alessandro, y al cabo del tiempo que aparezca por aquí con el libro y diciendo que no me ha olvidado. Pienso que la mentira es el lema de la casa.  Lo siento señor D'Tella, pero eso es lo que pienso. No me gusta como actúan.
- Bella, aún no he terminado. Voy a explicarte el porqué de la tardanza y el motivo por el que no se puso en contacto contigo.

-Después que te marchaste de mi casa, dejaste un profundo malestar en mi.  Es como si en todos esos años, hubiera enterrado el pasado,  y de golpe saliera a la superficie. Me sentí mal físicamente, aunque no dije nada. Esa noche Aless no vino a casa a dormir, creo que sabes la razón. De madrugada un fuerte dolor en el pecho y en el brazo causó mi alarma.  Desperté a mi mujer y ella , llamó a una ambulancia y fui trasladado a un hospital. Había sufrido un infarto.  Loredana trataba desesperadamente contactar con Aless, pero él había apagado su móvil.  Apareció en casa casi al amanecer y entonces se enteró de lo ocurrido.  Mientras estuve ingresado, no se separó de mi lado, y estuvo acompañando a su madre hasta que llegó mi hija, que vivia en Milán.  Cuando todo se normalizó recordó vuestra cita y de que ni siquiera te había llamado por teléfono.  Desesperado acudió al hotel y allí le dijeron que lo habías abandonado esa misma mañana. "


 -Trató de informarse de tu residencia, pero ni siquiera conocía tu apellido, de manera que fue imposible.  Estando de recuperación, ya en casa, me confesó la verdad.  Editó el primer libro de su propio bolsillo porque no tenía editor que lo hiciera. Dejó de salir con amigos y comenzó a escribir con desenfreno su segunda novela, ésta que presentará en Sifney.  Quería ahorrar dinero para difundirlo particularmente en Australia, con la esperanza de que vieras algún anuncio y así poderos reunir.  Por varias gestiones de amigos míos, lo logramos,  en parte. Él hizo las gestiones para localizar el lugar exacto de tu residencia. He de decirte que la primera idea de editarlo en Australia, la ha llevado a cabo y lo pagará de su bolsillo.

-Tenía la esperanza de que volvierais a estar juntos, pero mañana nos vamos a Sidney y trás la presentación volveremos  a nuestro país..  Ya sabes toda la verdad. Él te quiere, Bella.  Siempre te ha querido, nunca te ha olvidado.  No sabe que he venido a verte.  Y bien, ahora me retiro. Posiblemente esté de regreso de su paseo y me estará buscando.  Adiós .  Te deseo lo mejor
- Espere. Pero usted ... ¿ a qué ha venido ?
- Deseaba poner unas flores en la tumba de Anna María, y así lo he hecho. La he pedido perdón y ella me ha perdonado, lo sé. Créeme no he sido feliz en mi matrimonio; pagué con creces mi traición.  Me he arrepentido toda  la vida, pero el reloj no puede ir marcha atrás.  Lo dicho, Adiós Bella.

Y salió del despacho, dejando a Bella sin palabras 

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