lunes, 29 de mayo de 2017

El otro lado del mundo - Capítulo 17 - La revelación

En la estancia había un intenso silencio.  Giovanni no deseaba defraudar a su hijo, y para ello repasaba mentalmente las palabras, las frases, lo que iba a contarle.  Aless, intrigado, había presentido que algo ocultaba su padre, y no debía ser bueno, cuando había negado haberla conocido.

- Verás hijo.  Lo que voy a contarte no quiero que salga de esta habitación.  Tu madre se pondría furiosa. Mi acción no fue la correcta, pero el mal está hecho,  desde hace muchos años, y no puede darse marcha atrás  Me dolió profundamente que Anna María, hubiera muerto, me trajo a la memoria otra época, otros hechos acaecidos en nuestras vidas  Todo comenzó hace mucho tiempo.


 " La guerra estaba dando los últimos coletazos, pero aún así, los tiempos eran muy difíciles para todos. Anna Maria y su familia vivian en El Corso Umberto. El padre pertenecía a los partisanos, y la madre y la hija, se defendían como podían con unos trabajos precarios con los que a penas podían subsistir. Mi familia, estaba en relativa buena posición. Eran afines a Mussolini, por lo que las privaciones en casa no se notaron, hasta que cayó el Duce.  Después, durante una temporada, ibamos de un lugar a otro, por temor a las represalias, a pesar de que mi padre no había hecho nada malo, pero  si había amasado un importante capital, con el estraperlo, de ahí su temor.  Por fín todo terminó.  Yo mantenía relaciones con Anna.  Era una chica fantástica, preciosa y buena donde las haya, pero .. eran pobres y mis padres me presionaron para que la dejase y tratara de enamorarme de otra chica con posición.  Al principio me resistí: la quería.  Pero las presiones fueron tantas, que terminé por dejarla y empecé a salir con tu madre, cuya familia era rica. Estuvimos de noviazgo aproximadamente durante un año y nos casamos.  Aún recuerdo el llanto de tristeza, que tenía Anna  Maria cuando le comuniqué que no podíamos seguir saliendo: iba a casarme al cabo de tres semanas.  No volvimos a vernos.  Mis amigos me dijeron,  pasado el tiempo,que la madre había fallecido, al igual que el padre, y ella había emigrado a Australia.  La siguiente noticia que supe, fue el día que trajiste a la nieta de Anna".

Aless no podía dar crédito a lo que estaba escuchando. ¿Cómo había sido posible, que conociendo el motivo de la venida a Italia de la chica, le hubiera negado por lo menos que eran amigos?  La decepción causada, le había dejado sin palabras.  Nunca hubiera creído a su padre capaz de tal vileza. dejar a una novia por ser pobre.  Como si eso fuera un delito.  pero no sólo eso había estado mal, el mentir, el negar que la conociera.  Entonces ,su madre... Ahora más que nunca debía encontrar la verdad.Estaba furioso y decidió salir a tomar el aire, no fuera que la rabia que sentía le hiciera pronunciar palabras de las que arrepentirse; al fin y al cabo eran sus padres.

Al entrar Loredana en la estancia , en la cual permanecía su marido, le encontró preocupado y cabizbajo.  Giovanni, la contó la conversación tenida con Alessandro.  Ella torció el gesto y se dirigió a la puerta para irse, pero se vilvio y respondió a su marido

- No has debido contárselo. Ha pasado mucho tiempo, creamos una buena familia, y ella ha muerto. Asunto concluido - Y salió dando un portazo

Giovanni, echó hacia atrás la cabeza, y entornando los ojos, recordó el rostro amable de la que fuera su novia. Una relación truncada por la avaricia y que amargó su vida durante años.  Se casó con Loredana por las razones que había comentado a su hijo: sencillamente no estaba enamorado de ella, pero el puesto en la empresa de su suegro, el disponer de dinero siempre que lo necesitara, tapó aquel amor.  Pero nunca olvidó su rostro.  Pero la negó, cuando la jovencita, huésped en su casa, narró la historia, sin saber que uno de los protagonistas lo tenía delante, y era conocedor de la misma.  Quizá fuera el remordimiento, los recuerdos de Anna, y su vida matrimonial monótona, lo que hicieron que su corazón se resintiera.  No culpaba a nadie, sino a él mismo, por no haber tenido el coraje de defender el amor de aquella joven, que por su causa emprendió la aventura de ir al otro lado del mundo.  Y quién sabe lo que viviría hasta que  al fin encontró a un buen hombre que la supo valorar, y compensarla del amor dejado atrás.

Alessandro llegó tarde a su casa. Fue directo a su habitación.  En ese momento no deseaba hablar con sus padres.  La decepción sufrida, le dolía; siempre había creído en ellos.  Pensaba que eran buenas personas incapaces de hacer daño a nadie, pero lo que nunca imaginó fue en la vileza de sus acciones.  tanto su padre como su madre, eran culpables a partes iguales, ya que Giovanni había procedido así por las instigaciones, primero de sus abuelos paternos,  acompañado de las insidias de su madre.  Ahora la veía fría y calculadora, y echó la mente atrás comenzando a entender la frialdad entre sus padres, que tanto él como su hermana, achacaban a la educación tan rígida que habían recibido, y no por sus malas acciones.


Loredana llamó insistentemente a la puerta de su hijo.  Vería a ver cómo le adornaba la conversación para que siguiera creyendo que había sido por el bien de todos,  era lo justo y natural.

- Estoy ocupado, mamá. Ahora no puedo abrirte- la dijo a través de la puerta

Y en cierto modo, tenia razón, porque se puso delante el ordenador y comenzó a escribir lo que conocía de Anna Maria, los datos que Bella le había facilitado, ahora encajados con la historia de su padre. Pero faltaba la parte más difícil: cómo localizar a la muchacha.  Por dónde debía comenzar a buscar y cómo encontrar el lugar donde vivía..  Haría averiguaciones, no sabía cómo, pero lo importante ahora  sería comenzar el relato y una vez concluido, con las ideas más claras, acudiría a la editorial,  que le publican los relatos,  e insistiría en que le admitiesen la historia de Anna. No era una gran novela que no estaría completa hasta no conocer el resto de lo ocurrido, y era encontrarla

.Pensaba demasiado a menudo en ella y eso se debía por alguna razón que no alcanzaba a comprender.  Su interés era excesivo.  En definitiva el no haberla llamado no tenía tanta importancia; entonces ¿ por qué se sentía tan mal ? ¿Era la actitud leal y sincera de Bella, lo que no le dejaba tranquilo, o era que la conciencia no le dejaba en paz, o que sentía un sentimiento más profundo?  Se lo negó, aunque un asomo de duda comenzó a abrirse paso en su cabez

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