martes, 23 de octubre de 2018

La Dama de la rosa - Capítulo 14 - Su primer disgusto

Deseaba quedarse a solas con él para preguntarle, o mejor dicho, sonsacarle algo referente a su relación con Nohi.  Posiblemente fueran celos infundados, pero algo en su interior le decía que no, que no estaba descaminada.  ¿ Por qué lo ocultó? Eso precisamente es lo que más la inquietaba.  Pudiera ser que fuera tan insignificante que ni siquiera se acordó de ello, pero la forma en que miraba a la muchacha mientras bailaba, la hizo sospechar.

Tuvo que esperar a que transcurriera casi todo el día para aclararlo.  Después de un festejo, se sucedía otro, y otro. La chica no volvió a aparecer y eso la tranquilizó un poco.  Deseaba que llegase la noche y con cualquier pretexto retirarse a descansar.  No había tenido un día de Navidad muy fogoso, que se diga, pero la festividad era lo de menos.  Y al fin ya estarían  solos en el dormitorio.  Después de ducharse, se metió en la cama esperando a que Connor viniera;  se había quedado hablando con su padre  referente a no sabía qué amigo que estaba enfermo.  No sabía si hacerse la dormida, pero decidió que no, que era mejor enfrentarse a lo que fuera allí mismo, sin más demoras. Y al fin Connor entró en la habitación

- Hace mucho calor, esta noche ¿ no te parece ? - comentó Connor
- La verdad es que sí.  Creí ser yo la que lo sentía.  me alegro de que no fuera así
-¿ Te ocurre algo ? Me has hablado como guardando un as en la manga. ¿ Qué te pasa?
- Nada.  A mi no me pasa nada. ¿ Y a tí ? ¿ Te has divertido ?

- Esta bien ¿ Vas a decirme lo que ocurre?  Porque ocurrir ocurre ¿ Te ha molestado alguien?
- Si.  Me has molestado tú
- ¿ Qué es lo que he hecho yo para molestarte?  Creo que estás cansada y es el cansancio el que habla
- He visto cómo la mirabas y como te miraba ella.
-¿ A quién te refieres?  He estado todo el día contigo y no sé lo que dices
- Me refiero a la bailarina.  A Nohi, creo que así se llama
-¿ Dónde querías que mirase? Estaban enfrente nuestro
- No me tomes por tonta.  He visto que los ojos se te iban detrás de ella, y  Eva me dijo que fuísteis algo.  Y qué casualidad, eso se te olvido contármelo
- Si, la miraba, como todos los hombres que allí estábamos. Sabías que sus bailes son provocativos, según nuestra visión de las cosas.  para ellos es su folclore
- De tus ojos saltaban chispas
- Te he dicho muchas veces que me gustan las mujeres, y esa también.  Es voluptuosa, van ligeras de ropa y es una mujer bella. Las miro, ya te lo dije, pero como si mirara una escultura, nada más.  No despierta en mí absolutamente nada, si es a eso a lo que te refieres. Y es cierto tuvimos una corta relación hace mucho tiempo.  No niego que fue intensa, pero aún no te había conocido

- ¿ Cuantos conejos guardas en la chistera? ¿ Seré yo una relación relámpago cuando pase el tiempo?  ¿Te gustaría que yo mirase a algún hombre de la misma forma que miraste a esa chica?  Quizá sea ese el problema que me tienes conquistada.  ya soy una pieza segura y has comenzado a aburrirte
- Estas diciendo una sarta de disparates.  No creo haberte dado a entender que me canso de ti, sino al contrario, te deseo cada vez más y con mayor frecuencia.  Pero sé que esta noche no va a ser posible; lo tomarías todo en otro sentido. Creo que mejor me voy a dar un paseo.  Cuando regrese posiblemente te hayas calmado
- Vas a reunirte con ella ¿ no?
- Nooo. Pero piensa lo que quieras.  Me aburren tus celos absurdos. Ya volveré

El salió de la habitación y ella escondió la cara en la almohada y comenzó a llorar.Era la primera vez que tenían una discusión fuerte.  Sabía que en cualquier momento surgiría, pero no esperaba que fuese por una mujer. Conocía la profesión de él. De los peligros que encerraba vivir rodeado de mujeres bonitas y aduladoras, y lo frágiles que son los hombres para ciertas cosas.  Pero ella confiaba en él plenamente.  Había demostrado su amor en múltiples ocasiones, pero nunca habían terminado una discusión marchándose de casa.  Y todo era el principio de algo que no la gustaba.  No quería pensar en que fuera a reunirse con ella;  no tenía motivos para pensar así, que regresaría pronto.  Pero el tiempo transcurrió y no regresaba.  No podía dormir.  estaba preocupada no sólo por la forma en que se fue, sino por si le hubiera ocurrido algo.

Aquí no tenía a La Dama de la rosa para recurrir a ella, no podía parar de dar vueltas en la cama, pero tampoco quería levantarse por si alarmaba al resto de sus habitantes, y más que nada se enterarían de que Connor no dormía en casa.  No sabía qué hacer ¿ Dónde buscarle ?
Amanecía cuando abrió la puerta sigilosamente; ella fingió estar dormida.  Venía con olor a tabaco y bastante desaliñado.  No quería ni pensar que había estado de juerga y no con ella precisamente.
Le escuchó en la ducha y un rato después entrar en la cama.  Arrimarse a ella y abrazarla besando su nuca.  Ella tenía tentación de volverse hacia él, pero se le saltaban las lágrimas y no quería que la viera llorar. Cuando se levantaran hablarían lo ocurrido, y él tendría que darle explicaciones de dónde había estado, si solo o en compañía.  Cada vez que lo pensaba la garganta se la cerraba de la angustia, pero no quería dar rienda suelta a lo que estaba sintiendo. Estaba dolida por su reacción, y posiblemente fueran los reproches exagerados por su parte, pero le impactó mucho el ver cómo miraba a aquella muchacha.  En sus ojos no había admiración, sino deseo y deleite por lo que estaba viendo.
Ella no era tan voluptuosa ni sabía mover las caderas como ella, pero pensaba que tampoco podía quejarse de sus noches de sexo, aunque posiblemente fingiera su placer y en realidad no le dejaba satisfecho, pero que no decía nada por no preocuparla.

 Si fuera así, lo tendrían que aclarar.  Tenían que aclarar varias cosas, pero cuando estuvieran serenos y calmados; no quería que se les fuera de las manos y por una tontería rompieran con lo que tenían tan hermoso..

Parecía dormida, y Connor no quiso despertarla.  Había sido demasiado brusco con ella y en parte tenía razón al quejarse.  Cuando vió a Nohi, volvieron a su memoria las noches de ciega pasión que vivió con ella, pero había pasado mucho tiempo, y esa relación duró lo que dura un verano.  El siguió estudiando en la Facultad y al siguiente curso, ya se había olvidado de ella.  Pero Anya tenía razón:  debió decírselo, ¿por qué no lo hizo?  No sabría decirlo, pero desde luego no fue con intención de ocultarlo.  Había pasado toda la noche en la playa, él solo, con la compañía de sus recuerdos y sus pensamientos.  Aún estaba enfadado, y las horas se le fueron entre los dedos. No estaba molesto con Anya, sino con él mismo.  Y lo difícil vendría al regresar a casa y dar explicaciones  que seguro las pediría.  Estaba rendido del ajetreo de todo el día y de la discusión amarga que habían mantenido.  No tenía alcohol en su cuerpo, pero enseguida se quedó dormido abrazado a Anya, que permanecía despierta fingiendo dormir.  .  Esperó durante un rato y cuando comprobó que su sueño era profundo, se deshizo del abrazo y se levantó.  Era de día, aunque muy temprano. Se aseó se puso un biquini y salió en dirección a la playa.  tenía mucho en lo que pensar.  Lo ocurrido el día anterior no le gustaba nada, y la tenía muy preocupada.

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