Los primeros ejemplares ya estaban en la calle. No fue un lanzamiento muy grande, ya que la junta directiva desconfiaba de la formalidad de Fiona. Aún recordaban el abandono de ella en plena campaña de presentación de su primera novela. Y por muchos esfuerzos que hizo Philip para descargarla de responsabilidad, solo aceptaron sacar mil ejemplares, y si respondía el público editarían mas. Pero lo importante era que ya se exhibía en los escaparates de las librerías y tenían varias propuestas para firmar ejemplares. primero sería en Londres y después ya se vería. Fiona tenía miedo, y no eran nervios de principiante, puesto que no lo era, a pesar de que su estancia en ese puesto no fuera todo lo largo que auguraba. Su temor e inseguridad eran por Maxwell, por si aparecía y no estaba segura, de si al verle, no saldría corriendo.
Pero se puso a la venta, y nada de lo que temía sucedió y al fin pudo relajarse. ¿ Se había marchado de su vida definitivamente, o sería asi siempre que exhibiera algún libro?Aisling comenzó a salir con Michael, y parecía que su relación iba adelante. Por fin parecía que su vida se iba encauzando.
En una céntrica librería, en Picadilly Circus. había un hombre parado frente a su escaparate. Aparentaba repasar los títulos de los libros que a través de la vitrina exponían, pero él sólo se fijaba en uno, en su portada y en la contraportada, en la que una fotografía de la autora acompañaba a un resumen de su biografía. El título era "Días en guerra " y, en la portada aparecía la silueta de un hombre sin rostro, y su cuerpo desdibujado en una silueta algo difusa- Sabía perfectamente lo que aquello significaba. Entró en el establecimiento y buscó con la mirada a ver si la autora de la novela, anduviese por allí, pero según le informó una dependienta, había estado el día anterior firmando libros. Estaba visto que el destino no les quería juntos ¿ sería una señal?. La señorita se le quedó mirando, esperando sin duda que Maxwell le dijera lo que deseaba, ya que hojeaba sin detenerse en ninguna en particular las hojas del libro. Al fin, la dijo:
- Me lo llevo, parece interesante
- ¡ Oh sí, desde luego. Ya va por la tercera edición. Es una escritora muy buena ¿ No la conoce ?
- Creo que sí, pero de eso hace ya mucho tiempo
Salió de allí lentamente, y despacio se encamino hacia Trafalgar Square. Allí se sentaría en cualquier pub o cafetería y comenzaría a leer el libro de ella. No lo conocía, pero por la portada, sabía que se lo había dedicado muy sutilmente. No podía ser una casualidad. Lamentó no haber hecho ese paseo el día anterior. La hubiera visto cara a cara y con un poco de suerte, quizá hubieran podido hablar y aclarar muchas de las cosas que les mortificaban y que les habían separado.
Pero siempre llegaba tarde y el tiempo pasaba y la daba por perdida irremediablemente. La vida no le había sonreído nada más que durante el tiempo que estuvieron juntos y cuando fue padre. Ahora pensaba abandonar su trabajo de corresponsal . Tenía que viajar mucho y dejar a su hija muchos días al cargo de una persona extraña, muy cualificada, ciertamente, pero él tenía la obligación de atenderla y mimarla: era su padre.
Se planteaba seriamente, aceptar el puesto que le habían propuesto en la BBC como presentador de informativos y de actualidades culturales. Tenía que dar la respuesta antes del fin de esa semana y ese había sido el motivo de que saliera a dar una vuelta, porque el pasear hacía que se concentrara más en lo que le preocupaba. Y lo cierto era que no estaba preocupado, pero si estaba indeciso. El periodismo lo había ejercido durante mucho tiempo, y aunque le diera la satisfacción de que gracias a él había sido padre, también y por ese motivo había perdido a personas muy importantes para él.
Algo le decía en su interior que debía aceptarlo. El sueldo era mayor, estaría siempre en casa, aunque las horas en el estudio y en la redacción eran muchas, pero al menos cenaría con Jasna todas las noches y podrían algún fin de semana pasarlo juntos. ¿ Por qué entonces estaba tan nervioso? Sin duda el cambio de compañeros, de despacho, de algo nuevo que iba a emprender y que no era su medio, pero al mismo tiempo era como un reto para él
Y poco a poco llegó a un pub. Pidió un whisky y lentamente, como con miedo, abrió el libro. Tenía un preámbulo a modo de dedicatoria sin mencionar a nadie en concreto, pero él sabía que la alusión iba directa a él. No le había olvidado, igual que él a ella. Habían pasado mucho tiempo juntos y desde muy jóvenes. Esa unión no podía olvidarse así como así. Pero habían ocurrido cosas en sus vidas que les habían desviado y ahora, era cada vez más difícil un encuentro normal, al menos como amigos. Había conocido las peripecias de Fiona por poder encontrarle que resultaron infructuosas, y ese también era otro motivo añadido para verse; debía darle las gracias por todo lo que hizo. Pero, porque la conocía bien, pensaba que no le perdonaría la existencia de su hija, aunque se produjera por circunstancias de la guerra. No podía dar de lado a esas mujeres que habían corrido riesgos de vida por ayudarle. El hecho que produjo su relación con Ana, no fue buscado, sino que se presentó y ambos necesitaban esa unión, en aquel momento. Y no midieron las consecuencias. Conservaba la esperanza de que algún día pudiera explicárselo y el por qué de todo. Aunque a medida que el tiempo pasaba, cada vez sería más difícil el aclararlo y más fácil el distanciamiento
Se hacía de noche y decidió desandar el camino recorrido y regresar a su casa, y al menos pasar un rato con la niña, ya que había estado todo el día lejos de ella. No tenía más familia que a él y se le encogía el corazón al pensar en su madre y abuela. Ambos tenían ese único nexo de unión, y poco a poco la liña iba olvidando el rostro de su madre, y eso le producía una pena infinita. La vida no había sido justo con ambas mujeres y a su memoria acudió la imagen de Ana, tan joven, tan bonita y tan buena; no merecía el final tan triste que tuvo y ni siquiera poder poner unas flores en sus tumbas.
¿ Por qué pensaba ahora en ella ? Y los rostros de las dos mujeres se mezclaban en su cerebro y reconocía que a quién verdaderamente había amado siempre era a Fiona, y que Ana había sido un romance ocasional, egoísta de hombre por su parte, aunque la quiso, pero fue mayormente por agradecimiento y lástima, pero no con el amor sin concesiones que había sentido por Fiona, y que aún perduraba dentro de él. Era injusto, porque no amó a quién le quiso hasta el punto de arriesgar su vida por él y cuidarlo hasta que se repusiera. Pero también Fiona había arriesgado todo por ir en su busca. Ambas mujeres de su vida, merecían ser amadas por ellas mismas, pero había perdido a las dos debido a esa maldita guerra, que tanta sangre costó.
Tras cenar con Jasna, como cada noche, no quiso ver televisión, sino estar en su habitación a solas, y despacio embeberse en la lectura del libro que tenía entre sus manos y que pensaba era una especie de biografía de Fiona. Nunca supo que ella llevaba un diario y que seguramente estarían sus hojas llenas de las secuencias que vivieron juntos tan intensamente como sus propias vidas fueron. No podía parar de leer, y efectivamente había supuesto bien: era una narración de sus vidas de las de ellos, que nadie conocía. Pero había una parte inédita para él, un espacio de unos años vividos en exclusiva por Fiona, y que coincidía con su estancia en Serbia. Lo narrado en ello ¿ sería real o lo habría novelado? Y creyó en esto último, porque de no ser así, era una contradicción con lo que le habían contado sobre su intención de acudir en su rescate. Aún le amaba y su actitud de no verle ¿ a qué se debía ? Al igual que él sabía lo ocurrido durante su ausencia, alguien debió contarle lo sucedido a él , su herida, su partida al pueblo, los cuidados que le dispensaron aquellas mujeres desconocidas y finalmente el resultado de un encuentro sexual con una de sus salvadoras. ¿ Por qué estaba tan obstinada en no hablar con él ? Y de repente se dio cuenta : ella no sabía nada de lo pasado. Y entonces tenía más inquietud y más prosa por explicarle todo, pero ¿ dónde vivía ? Nadie le había dado razones de ello. Lo averiguaría; tenía que hacerlo.
Algo le desazonaba y no podía evitar leer, y releer un párrafo en donde Fiona había descrito su inquietud y dudas respecto a él. Tenía que conocer la realidad y no a través de una novela más o menos real. Pero ¿ cómo ? Iría a la editorial; conocía al editor que en otro tiempo fuera el jefe de ella, antes de que se decidiera a escribir y pensó que él sí debía conocer su paradero. O al menos que le dijera el lugar de su próxima presentación. Viajaría hasta ese lugar y trataría por todos los medios de que le escuchase. Era importante para él que conociera la verdad de lo ocurrido de primera mano y no a través de lo que la contaran. Decidió dejar de leer, porque de lo contrario esa noche no podría dormir. Debía dar una respuesta al canal y su cabeza no estaba en condiciones de aclarar lo que debía hacer. Los renglones escritos por Fiona saltaban de las páginas, y cada frase la reproducía en su cabeza escuchando la voz de ella, una y otra vez. Y le parecía que le reprochaba algo de lo que no era responsable pero que estaba convencida de lo escrito. Y cada vez veía más complicado reunirse con ella, porque en las frases, en cada palabra los reproches y las acusaciones eran notables. La conocía lo suficiente como para saber que era dolor lo que destilaba y a él también le dolía por ella, porque sufría por algo ajeno a ambos, y justificaba la frustración de ella, al ignorar realmente lo que había ocurrido. ¿ Cómo decirla el origen de su hija, su matrimonio casi forzado por la situación ? Cómo convencerla de que sentía cariño por esa mujer que le ayudó en días muy difíciles? Pero... ¿ qué habría ocurrido si ella no hubiese muerto ?
Nunca se lo había planteado, pero ante los renglones de esa novela esa pregunta estaba latente y nunca se le había ocurrido pensar en ello, pero ahora Fiona, se lo planteaba a través de ese dolor que destilaba la narración, y pensó que tenía razón para no querer verle, pero también ignoraba el resultado final.¿ Qué hubiera hecho si se hubiese dado esa situación ?
Pero se puso a la venta, y nada de lo que temía sucedió y al fin pudo relajarse. ¿ Se había marchado de su vida definitivamente, o sería asi siempre que exhibiera algún libro?Aisling comenzó a salir con Michael, y parecía que su relación iba adelante. Por fin parecía que su vida se iba encauzando.
En una céntrica librería, en Picadilly Circus. había un hombre parado frente a su escaparate. Aparentaba repasar los títulos de los libros que a través de la vitrina exponían, pero él sólo se fijaba en uno, en su portada y en la contraportada, en la que una fotografía de la autora acompañaba a un resumen de su biografía. El título era "Días en guerra " y, en la portada aparecía la silueta de un hombre sin rostro, y su cuerpo desdibujado en una silueta algo difusa- Sabía perfectamente lo que aquello significaba. Entró en el establecimiento y buscó con la mirada a ver si la autora de la novela, anduviese por allí, pero según le informó una dependienta, había estado el día anterior firmando libros. Estaba visto que el destino no les quería juntos ¿ sería una señal?. La señorita se le quedó mirando, esperando sin duda que Maxwell le dijera lo que deseaba, ya que hojeaba sin detenerse en ninguna en particular las hojas del libro. Al fin, la dijo:
- Me lo llevo, parece interesante
- ¡ Oh sí, desde luego. Ya va por la tercera edición. Es una escritora muy buena ¿ No la conoce ?
- Creo que sí, pero de eso hace ya mucho tiempo
Salió de allí lentamente, y despacio se encamino hacia Trafalgar Square. Allí se sentaría en cualquier pub o cafetería y comenzaría a leer el libro de ella. No lo conocía, pero por la portada, sabía que se lo había dedicado muy sutilmente. No podía ser una casualidad. Lamentó no haber hecho ese paseo el día anterior. La hubiera visto cara a cara y con un poco de suerte, quizá hubieran podido hablar y aclarar muchas de las cosas que les mortificaban y que les habían separado.
Pero siempre llegaba tarde y el tiempo pasaba y la daba por perdida irremediablemente. La vida no le había sonreído nada más que durante el tiempo que estuvieron juntos y cuando fue padre. Ahora pensaba abandonar su trabajo de corresponsal . Tenía que viajar mucho y dejar a su hija muchos días al cargo de una persona extraña, muy cualificada, ciertamente, pero él tenía la obligación de atenderla y mimarla: era su padre.
Se planteaba seriamente, aceptar el puesto que le habían propuesto en la BBC como presentador de informativos y de actualidades culturales. Tenía que dar la respuesta antes del fin de esa semana y ese había sido el motivo de que saliera a dar una vuelta, porque el pasear hacía que se concentrara más en lo que le preocupaba. Y lo cierto era que no estaba preocupado, pero si estaba indeciso. El periodismo lo había ejercido durante mucho tiempo, y aunque le diera la satisfacción de que gracias a él había sido padre, también y por ese motivo había perdido a personas muy importantes para él.
Algo le decía en su interior que debía aceptarlo. El sueldo era mayor, estaría siempre en casa, aunque las horas en el estudio y en la redacción eran muchas, pero al menos cenaría con Jasna todas las noches y podrían algún fin de semana pasarlo juntos. ¿ Por qué entonces estaba tan nervioso? Sin duda el cambio de compañeros, de despacho, de algo nuevo que iba a emprender y que no era su medio, pero al mismo tiempo era como un reto para él
Y poco a poco llegó a un pub. Pidió un whisky y lentamente, como con miedo, abrió el libro. Tenía un preámbulo a modo de dedicatoria sin mencionar a nadie en concreto, pero él sabía que la alusión iba directa a él. No le había olvidado, igual que él a ella. Habían pasado mucho tiempo juntos y desde muy jóvenes. Esa unión no podía olvidarse así como así. Pero habían ocurrido cosas en sus vidas que les habían desviado y ahora, era cada vez más difícil un encuentro normal, al menos como amigos. Había conocido las peripecias de Fiona por poder encontrarle que resultaron infructuosas, y ese también era otro motivo añadido para verse; debía darle las gracias por todo lo que hizo. Pero, porque la conocía bien, pensaba que no le perdonaría la existencia de su hija, aunque se produjera por circunstancias de la guerra. No podía dar de lado a esas mujeres que habían corrido riesgos de vida por ayudarle. El hecho que produjo su relación con Ana, no fue buscado, sino que se presentó y ambos necesitaban esa unión, en aquel momento. Y no midieron las consecuencias. Conservaba la esperanza de que algún día pudiera explicárselo y el por qué de todo. Aunque a medida que el tiempo pasaba, cada vez sería más difícil el aclararlo y más fácil el distanciamiento
Se hacía de noche y decidió desandar el camino recorrido y regresar a su casa, y al menos pasar un rato con la niña, ya que había estado todo el día lejos de ella. No tenía más familia que a él y se le encogía el corazón al pensar en su madre y abuela. Ambos tenían ese único nexo de unión, y poco a poco la liña iba olvidando el rostro de su madre, y eso le producía una pena infinita. La vida no había sido justo con ambas mujeres y a su memoria acudió la imagen de Ana, tan joven, tan bonita y tan buena; no merecía el final tan triste que tuvo y ni siquiera poder poner unas flores en sus tumbas.
¿ Por qué pensaba ahora en ella ? Y los rostros de las dos mujeres se mezclaban en su cerebro y reconocía que a quién verdaderamente había amado siempre era a Fiona, y que Ana había sido un romance ocasional, egoísta de hombre por su parte, aunque la quiso, pero fue mayormente por agradecimiento y lástima, pero no con el amor sin concesiones que había sentido por Fiona, y que aún perduraba dentro de él. Era injusto, porque no amó a quién le quiso hasta el punto de arriesgar su vida por él y cuidarlo hasta que se repusiera. Pero también Fiona había arriesgado todo por ir en su busca. Ambas mujeres de su vida, merecían ser amadas por ellas mismas, pero había perdido a las dos debido a esa maldita guerra, que tanta sangre costó.
Tras cenar con Jasna, como cada noche, no quiso ver televisión, sino estar en su habitación a solas, y despacio embeberse en la lectura del libro que tenía entre sus manos y que pensaba era una especie de biografía de Fiona. Nunca supo que ella llevaba un diario y que seguramente estarían sus hojas llenas de las secuencias que vivieron juntos tan intensamente como sus propias vidas fueron. No podía parar de leer, y efectivamente había supuesto bien: era una narración de sus vidas de las de ellos, que nadie conocía. Pero había una parte inédita para él, un espacio de unos años vividos en exclusiva por Fiona, y que coincidía con su estancia en Serbia. Lo narrado en ello ¿ sería real o lo habría novelado? Y creyó en esto último, porque de no ser así, era una contradicción con lo que le habían contado sobre su intención de acudir en su rescate. Aún le amaba y su actitud de no verle ¿ a qué se debía ? Al igual que él sabía lo ocurrido durante su ausencia, alguien debió contarle lo sucedido a él , su herida, su partida al pueblo, los cuidados que le dispensaron aquellas mujeres desconocidas y finalmente el resultado de un encuentro sexual con una de sus salvadoras. ¿ Por qué estaba tan obstinada en no hablar con él ? Y de repente se dio cuenta : ella no sabía nada de lo pasado. Y entonces tenía más inquietud y más prosa por explicarle todo, pero ¿ dónde vivía ? Nadie le había dado razones de ello. Lo averiguaría; tenía que hacerlo.
Algo le desazonaba y no podía evitar leer, y releer un párrafo en donde Fiona había descrito su inquietud y dudas respecto a él. Tenía que conocer la realidad y no a través de una novela más o menos real. Pero ¿ cómo ? Iría a la editorial; conocía al editor que en otro tiempo fuera el jefe de ella, antes de que se decidiera a escribir y pensó que él sí debía conocer su paradero. O al menos que le dijera el lugar de su próxima presentación. Viajaría hasta ese lugar y trataría por todos los medios de que le escuchase. Era importante para él que conociera la verdad de lo ocurrido de primera mano y no a través de lo que la contaran. Decidió dejar de leer, porque de lo contrario esa noche no podría dormir. Debía dar una respuesta al canal y su cabeza no estaba en condiciones de aclarar lo que debía hacer. Los renglones escritos por Fiona saltaban de las páginas, y cada frase la reproducía en su cabeza escuchando la voz de ella, una y otra vez. Y le parecía que le reprochaba algo de lo que no era responsable pero que estaba convencida de lo escrito. Y cada vez veía más complicado reunirse con ella, porque en las frases, en cada palabra los reproches y las acusaciones eran notables. La conocía lo suficiente como para saber que era dolor lo que destilaba y a él también le dolía por ella, porque sufría por algo ajeno a ambos, y justificaba la frustración de ella, al ignorar realmente lo que había ocurrido. ¿ Cómo decirla el origen de su hija, su matrimonio casi forzado por la situación ? Cómo convencerla de que sentía cariño por esa mujer que le ayudó en días muy difíciles? Pero... ¿ qué habría ocurrido si ella no hubiese muerto ?
Nunca se lo había planteado, pero ante los renglones de esa novela esa pregunta estaba latente y nunca se le había ocurrido pensar en ello, pero ahora Fiona, se lo planteaba a través de ese dolor que destilaba la narración, y pensó que tenía razón para no querer verle, pero también ignoraba el resultado final.¿ Qué hubiera hecho si se hubiese dado esa situación ?
RESERVADOS DERECHOS DE AUTOR / COPYRIGHT
Autora< rosaf9494quer
Edición< Junio 2019
Ilustraciones< Internet < Jamie Dornan < Dakota Johnson
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